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Policiales 23 de diciembre de 2022

Confirman la prisión de los policías detenidos por torturar a dos adolescentes

La Sala I de la Cámara de Apelaciones y Garantías falló en el mismo sentido que lo resuelto por la jueza de Garantías Rosa Frende y rechazó los pedidos de las defensas de Ariel Estévez, Jonathan Cabrera y Vanesa Cano.

La Sala I de la Cámara de Apelaciones y Garantías confirmó que los policías acusados de haber detenido de manera ilegal a dos adolescentes y torturarlos en un descampado de Strobel al 10500 continuarán detenidos.

A pesar de las presentaciones de los abogados defensores Mauricio Varela, por Ariel Marcelo Estévez Pitrau y Jonathan Elías Cabrera, y Martín Bernat por Sandra Vanesa Cano, los policías seguirán imputados “privación ilegal de la libertad, agravado y torturas, concurriendo ambos materialmente entre sí”.

La prisión preventiva de los policías Estévez Pitrau, Cabrera y Cano habían sido resueltas por la jueza de garantías Rosa Frende, por considerar que existían riesgos procesales en el caso de que recuperaran su libertad.

Cabe recordar que en un principio, en la investigación realizado por el fiscal Juan Pablo Lódola, también estaba imputada la policía Micaela Estigarribia, pero fue libertada al establecerse que no había tenido una participación directa con los apremios y torturas contra dos menores de edad.

“El hecho es grave, son menores de edad, pero no fueron torturas”, explicó el abogado defensor de Estévez Pitrau y Cabrera, Mauricio Varela, quien considera que se trata de un delito con una calificación “menor” como lo es el de vejaciones o apremios ilegales.

Lo que sucede es que el delito de torturas contempla una pena que va de los 8 a los 25 años, mientras que el apremios ilegales o vejaciones puede tener una condena de hasta 6 u 8 años.

“El delito de tortura es para el castigo de reales torturas hechas por el Estado, para eso fueron legisladas y deberían revistar una gravedad mucho más importante”, expresó Varela, sin cuestionar la materialidad de lo denunciado por los menores.

Este pedido de cambio de calificación, presentado tanto por Varela como por Bernat, fue rechazado por la Sala I de la Cámara de Apelaciones y Garantías. Los abogados defensores, al pedir una morigeración en la detención de sus defendidos, aseguraron que “no existían riesgos procesales” e incluso propusieron pautas a cumplir como  el compromiso de no acercarse a las víctimas en un radio de 1000 metros ni contactarse por ningún medio ni por terceros y presentar domicilios certificados.

Por otra parte, entre los argumentos presentados por Varela -y rechazadas por la Sala I- se encontraba el cuestionamiento del testimonio aportado por la policía Micaela Estigarribia. “La declaración de la oficial Micaela Estigarribia es interesada, proviene de una persona imputada que goza del beneficio de poder mentir y que fue partícipe de los delitos investigados, además de que no hizo cesar el accionar doloso de los coimputados, guardando silencio al inicio antes de tomar conocimiento de la existencia de una denuncia en su contra”, consideró.

Argumentos para confirmar las detenciones

Desde la Sala I de la Cámara de Apelaciones y Garantías justificaron la resolución tomado, y sobre todo la calificación legal contra los policías por el delito de “privación ilegal de la libertad, agravado y torturas, concurriendo ambos materialmente entre sí” por los siguientes motivos:

  • Estévez Pitrau le dio un golpe de puño en el labio a uno de los jóvenes.
  • Cabrera, esgrimiendo el arma reglamentaria, le apoyó la misma sobre el lado intercostal derecho a un menor al tiempo que le ordenó no gritar, porque de lo contrario lo iba a matar.
  • Estévez Pitrau extrajo su arma reglamentaria y se la apoyó en la cabeza a una víctima comenzando a gatillarla
  • Cano intentó colocar su arma en la boca de un menor y le ajustó las esposas de manera violenta a ambos.
  • Reducidos y esposados, los menores fueron subidos a un patrullero y llevados a un descampado.
  • La oficial Cano les dijo: “Ahora van a ver cómo los matamos y nadie se entera, como yo tengo un montón de muertos y nadie se enteró”
  • Los obligaron a ponerse de rodillas y les gatillaron en la cabeza.
  • Las víctimas recibieron golpes en la nuca y cachetadas en la cara.
  • Los obligaron a arrodillarse y les indicaron que empezaran a correr. “Tienen tres segundos, tres, dos uno..”, como si se tratase de una ejecución mortal

La denuncia

El hecho fue denunciado por la mamá de uno de los adolescentes, quien el sábado 17 de septiembre llamó al 911 para decir que su hijo había sido golpeado por personal de la Policía Bonaerense.

Inicialmente la causa recayó en la fiscalía de Alejandro Pellegrinelli, quien ordenó que las víctimas fueran al cuerpo médico, donde se confirmaron las heridas. Luego, al entender que los implicados eran policías, fue derivada al fiscal Juan Pablo Lódola.

El menor presentó su testimonio y relató todo lo que sucedió, las amenazas, tormentos y torturas sufridas. El adolescente, de 14 años, aportó también las características de los policías y aseguró que reconocía a tres de ellos. Además, dijo que era la tercera vez que era detenido y que en dos ocasiones lo habían llevado a la comisaría sexta. Esta afirmación se encuentra corroborada con las actuaciones policiales, de las que no hay registro oficial de lo ocurrido el 17 de septiembre, cuando en vez de llevarlo a la comisaría sexta lo trasladaron, junto a un amigo, a un descampado en Strobel al 10500.

La otra víctima, el adolescente de 16 años, dio un relato coincidente. Para la fiscalía esto resalta la verosimilitud en los testimonios, no solo en la medida que resultan relatos coincidentes entre sí, en los tramos generales de tiempo, modo y lugar, sino también en cuestiones de detalles, como expresiones que habrían realizado los imputados y las circunstancias.

Ahora van a ver cómo los matamos “. “Los que mandamos somos nosotros“. “Me parece que te vamos a matar acá”. “Tienen tres segundos:tres, dos, uno…”. Estas son algunas de las frases que las víctimas, cada uno en sus relatos en sede judicial, aseguraron que los policías les decían.