El pintor Florencio Molina Campos en la Rambla Bristol. Década del 20. Aporte del dibujante e historiador Marcelo Niño.
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Friday, May 30th, 2014El pintor Florencio Molina Campos (en el centro) durante la exposición que realizó en Galería Witcomb (Rambla Bristol) en 1937. En la foto se ve al presidente Justo, al gobernador Fresco, al ex presidente Alvear y a su esposa Regina Pacini. Foto aportada por el dibujante e historiador Marcelo Niño.
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Friday, May 30th, 2014“Viera qué linda la mar”, obra para la serie Alpargatas pintada por Florencio Molina Campos, inspirada en Mar del Plata. Como particularidad, se observa la sombra del propio pintor proyectada sobre la arena. Esta imagen – que agradecemos al Museo Las Lilas de Areco- ilustró una nota publicada en el suplemento por el 109 aniversario del diario LA CAPITAL editado el
25 de Mayo de 2014. Trasncribimos dicho artículo a continuación:
Viera qué linda la mar
El primer registro periodístico que se conoce de Florencio Molina Campos pertenece al diario LA CAPITAL en su edición del sábado 1 de marzo de 1913. Contra todo lo imaginable, el artículo no se refiere a sus virtudes como pintor costumbrista –cosa desconocida en aquel entonces- sino a un incidente que sufrió en aguas de la Bristol, donde estuvo a punto de morir ahogado.
Quienes lo rescataron fueron el cabo Luis Alfonso de Prefectura y el bañero Antonio Monteiro, merecedores de un párrafo aparte. Un mes antes –en febrero de 1913- la revista Caras y Caretas publicó un artículo premonitorio titulado “Los famosos negros nadadores de Mar del Plata”, exaltando la tarea de un grupo de caboverdianos que habían recalado en la ciudad huyendo de las penurias de su tierra natal. En virtud de sus condiciones como nadadores, rápidamente pasaron a desempeñarse como bañeros en las playas locales o en la planta estable de la Subprefectura marplatense.
Sosa y Monteiro aparecen con nombre y fotos en el artículo de Caras y Caretas. Y 101 años después es justo advertir que aquellos “negros nadadores” no sólo salvaron la vida del “joven Molina Campos” –como reza la noticia de LA CAPITAL en su escueta sección “Policiales”- sino también el legado que luego dejaría uno de los maestros más representativos del arte nacional.
Línea de tiempo
Cuando ocurrió aquel incidente, la antigua Rambla Bristol tenía sólo dos meses de vida y era la atracción de la alta sociedad porteña que disfrutaba del selecto balneario.
Molina Campos, de 22 años, provenía de una tradicional familia arraigada en Buenos Aires desde la época colonial y su árbol genealógico ostentaba una zaga de generales notorios.
Molina Campos tuvo una formación académica y otra autodidacta. La primera, en los mejores colegios porteños. La segunda, durante sus vacaciones en los campos que su padre poseía en Entre Ríos y en los pagos del Tuyú. Fue allí donde observó los personajes y costumbres que empezó a reflejar en dibujos y pinturas, empleando técnicas que nadie le había enseñado.
Su biografía aporta unos pocos datos personales hasta entrada la década del 20. En 1907 murió su padre y el joven Florencio inició una serie de actividades laborales de menor trascendencia. En 1920 contrajo matrimonio –a la postre efímero- con María Hortensa Palacios Avellaneda, quien le dio su única hija: Hortensia.
A instancias de un amigo, en 1926 expuso sus obras en el galpón de la Sociedad Rural Argentina. Tenía 35 años y esa muestra, además de catapultarlo a la fama, lo convenció de su talento. El propio presidente Marcelo Torcuato de Alvear lo nombró profesor de arte del Colegio Nacional Nicolás Avellaneda tras contemplar su obra.
A fines de la década del 20 Molina Campos publicó en el diario La Razón una tira llamada “Los picapiedras criollos”, que versaba sobre una temática llamativamente similar a la serie “Los Picapiedras”, que Hanna-Barbera lanzarían tres décadas después.
Su obra en Mar del Plata
La primera muestra de Molina Campos en Mar del Plata se realizó en 1927. El éxito en la Rural y el vínculo que había entablado con La Razón motivaron que el diario porteño le facilitara su local de la Rambla Bristol, donde vendió las 34 obras en exposición. El presidente Marcelo Torcuato de Alvear –conspicuo visitante de la ciudad- concurrió a la muestra y adquirió el cuadro “Charqueando”, circunstancia que tuvo amplia difusión en la prensa de la época.
Aquella temporada, la revista La Semana de Mar del Plata, en su sección “Travesuras fotográficas” publicó una imagen donde se lo ve con un cigarro en la boca. El chispeante epígrafe, escrito en verso, dice: “Florencia Molina Campos/ un gran artista a su modo/ cuyo arte desbarata/ de paseo por Mar del Plata/ con chambergo, pito y todo.
En la temporada siguiente regresaría con sus cuadros a la Rambla, pero en esa oportunidad expuso en el local 25, donde se había instalado Casa Subirana, una célebre firma catalana dedicada a las encuadernaciones artísticas.
El artista retornaría en 1937 –año que representa un nuevo punto de inflexión en su carrera- para exponer 44 obras en el local que la prestigiosa Casa Witcomb tenía en la Rambla Bristol. Nuevamente su muestra tuvo visitantes caracterizados: el presidente Agustín P. Justo, el gobernador bonaerense Manuel Fresco, el ex presidente Alvear y su esposa Regina Pacini, entre otros.
La presencia de Fresco en la vieja Rambla en 1937 –acreditada por una foto que acompaña este artículo- nos obliga a recordar que el gobernador ya había decidido la demolición de aquel paseo para la construcción de la actual complejo Casino-Hotel Provincial.
En Estados Unidos
Aquel año Molina Campos obtuvo una beca de la Comisión de Cultura de la Nación y viajó a Estados Unidos, donde viviría varios años. Allí expuso sus obras, ilustró almanaques para una importante empresa de maquinarias agrícolas y fue asesor de los estudios Disney.
En Argentina su creación alcanzó inmensa trascendencia a partir de los trabajos que hizo para la firma “Alpargatas” y que fueron difundidos en tres series: 1931-36, 1940-45 y una póstuma en 1961-62.
En la memoria colectiva están presentes los históricos almanaques, pero las incomparables viñetas rurales de Molina Campos también ilustraron afiches publicitarios y hasta fajas de seguridad que protegían los envíos de mercadería.
En la obra –definida tantas veces como “nuestra pinacoteca popular”- Mar del Plata está presente en “Viera que linda la mar”, donde se ve a uno de sus característicos gauchos sentado a orillas del mar, sobre un cuero de oveja, al reparo de una sombrilla.Como detalle curioso, se ve la sombra del propio Molina Campos proyectada sobre la arena.
El amor de su vida
Resulta indiscutible que Mar del Plata es la “capital” de los amores de verano. Pero no es menos real que su magia ha operado en encuentros providenciales, en milagrosos cruces del destino que se extendieron por toda una vida y dieron trabajo a los registros civiles de todo el país. E incluso del mundo.
En 1927, cuando Molina Campos vino a exponer por primera vez en la Rambla Bristol, conoció a María Elvira Ponce Aguirre, maestra mendocina que se hallaba de veraneo junto a tres amigas.
María Elvira asistió a la muestra cuando se hallaba en período de preparación y Molina Campos –que estaba separado de hecho y se hallaba sólo en Mar del Plata- le hizo una invitación particular: acompañarlo en la recepción a la que asistirían, entre otros, el presidente Alvear y su esposa.
Florencio y María Elvira se casaron en 1932 en Uruguay, pues la ley argentina no admitía el divorcio. Volvieron a contraer enlace en 1937 en Estados Unidos. Y cuando la legislación nacional lo permitió, se casaron en Argentina en 1954. Cinco años después, Molina Campos murióde cáncer. Hasta 1998, año de su fallecimiento, María Elvira fue una encendida defensora de la obra de aquel artista que 71 años antes la había enamorado en Mar del Plata.-
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Friday, May 30th, 2014Detalle de la fotografía anterior. En la vidriera del local de Witcomb vemos las obras expuestas de Florencio Molina Campos. A ello se suma el reflejo del pintor y de su esposa. Más allá, el de dos personas en la baranda de la rambla e incluso, el horizonte marítimo. Fotografía compartida por el dibujante e historiador Marcelo Niño.
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Thursday, May 29th, 2014El genial pintor costumbrista Florencio Molina Campos junto a su esposa en el frente de la Galería Witcomb de la Rambla Bristol, año 1937, en oportunidad de exponer sus obras. Fotografía compartida por el dibujante e historiador Marcelo Niño.
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Thursday, May 29th, 2014Pileta municipal,Chalet Luro, Enero 1937.Archivo general de la Nacion. Ignacio Iriarte
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Thursday, May 29th, 2014Playa B ristol,c.1900.Archivo general de la Nación. Ignacio Iriarte
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Tuesday, May 27th, 2014Muelle de pescadores,c.1900.Sociedad Fotográfica Argentina de Aficionados,Archivo general de la Nación
Ignacio Iriarte
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Tuesday, May 27th, 2014Detalle de la fotografía anterior. Personajes de la época en la vereda de la Municipalidad. Archivo General de la Nación. Ignacio Iriarte.
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Tuesday, May 27th, 2014Municipalidad de Mar del Plata,c.1900.Archivo general de la Nación. Ignacio Iriarte