La maniobra de venta era la de delivery y, tal vez, una de las más habituales en toda la ciudad. A diferencia de lo que se sospecha, que el reparto de drogas solo sucede en el centro de la ciudad y no en los barrios, donde prevalecen evidentes bocas de expendio, anoche esa modalidad se registró en pleno barrio Libertad, uno de los puntos más calientes de venta para el consumo.

Un Land Rover se detuvo en Chacabuco al 7700 y aguardó algunos minutos a que aparecieran los clientes, quienes de forma previa habían acordado el encuentro. Lo que no imaginaron los tres ocupantes del vehículo, tres hombres (dos de 38 años y uno de 33) y una mujer de 24 –o sí, pero se sintieron seguros de librarse de cualquier contratiempo- fue que un patrullero de la comisaría sexta y otro del Comando de Patrullas estarían dando vueltas por esa zona.

Sucedió entonces que desde el interior del automóvil salieron unas manos para encontrarse con las de un par de peatones, en una acción propia de la conocida “transa”. Es decir, la venta indiscreta de estupefacientes.

Los policías de inmediato entraron en acción y rodearon al Land Rover al tiempo que los clientes huían en distintas direcciones hasta perderse en las casas más próximas.

Los efectivos policiales aprehendieron a los hombres y a la mujer, y al revisar el vehículo descubrieron 12.500 pesos en efectivo, una balanza digital de precisión, una cantidad considerable de marihuana compactada y algo más de cocaína sin dosificar.

Los tres fueron puestos a disposición de la fiscalía temática de Estupefacientes y quedaron acusados infracción a la ley de drogas con fines de comercialización.

En otro punto de la ciudad se produjo un hecho con un trasfondo similar e incluso características replicadas: quienes vendían la droga eran los peatones y los que las compraban aquellos que iban a bordo de un vehículo. De todos modos, la historia terminó del mismo modo que la otra: con los vendedores presos.

Las fuentes consultadas por LA CAPITAL reportaron que el episodio se produjo en Caraza y avenida Saavedra y los protagonistas resultaron ser tres jóvenes dedicados a la modalidad del “point móvil”. Sin un domicilio fijo, aunque en un punto conocido por los consumidores, los tres jóvenes con edades oscilantes entre los 18 y los 25 años vendían marihuana compactada y cogollos de la planta de cannabis. La policía advirtió la venta cuando el Peugeot 207 se detuvo y tres jóvenes se acercaron a él, uno de ellos llevaba una mochila en cuyo interior había –supieron al revisarla segundos después- dos frascos de cogollos y cuatro envoltorios de papel madera, con marihuana compactada.

Los tres tenedores de la droga quedaron a disposición de la fiscalía y los ocupantes del vehículo fueron infraccionados por una contravención.