Dos homicidios incrementan una cifra que no refleja toda la violencia social
Hasta el lunes habían pasado 59 días homicidios y dos hechos de extrema violencia sacudieron a la ciudad. La influencia de los asesinatos en las condiciones de seguridad de Mar del Plata y la percepción de la gente.
El gravísimo ataque en el barrio Juramento durante el cual fue asesinado un hombre de 63 años y gravemente herido su hijo de 28, y el fusilamiento de un vecino en su propia casa de Sicilia al 7300 se imponen esta semana como testimonio de la violencia que atraviesa a Mar del Plata.
Los dos episodios, además de sesgar la vida de dos ciudadanos sin vinculación alguna con el delito como eran Matheo Bonifacio Sánchez (63) y Marcos Cousiño (48), incrementan la estadística de un registro de referencia para establecer las condiciones de seguridad. Está claro que, tal lo sostenido por especialistas en crimen y delito urbano, los homicidios son la consecuencia final y extrema que rara vez alcanza a la mayoría de una comunidad. De hecho, en Mar del Plata se producen aproximadamente 5 cada 100.000 habitantes, a diferencia de los asaltos violentos, robos, hurtos, estafas, lesiones y amenazas, que sí se dan en elevadas cifras.
Otro ejemplo sencillo que explica que el homicidio es un evento relativamente impreciso en la idea de fijar las condiciones de seguridad de una ciudad es preguntarse si la Mar del Plata actual es menos violenta por tener la mitad de homicidios que la del 2015. Es evidente que no. La violencia está espiralizada, mucho más que hace una década, porque hubo en el medio un factor desestabilizante y obvio: el paso del tiempo. La acumulación de más años de deterioro socio-cultural-educativo. Esto compromete la evolución de la sociedad en alarmantes términos. Tener una policía mal equipada es un problema, un sistema punitorio cuestionado, también, pero que se crea sin ningún escrúpulo que solucionar conflictos por fuera de la ley y por medios violentos “está bien” es una tragedia.
En el partido de General Pueyrredon aumentaron la gran mayoría de los delitos: robo de autos, de motocicletas, robo en casas particulares, robos en la vía pública, lesiones y violencia doméstica, entre otros. No es una mal marplatense. En Bahía Blanca se reportó un aumento del 25% y en el conurbano o La Plata los índices delictuales son altos.
La dinámica de homicidios en Mar del Plata había viajado a gran velocidad en enero, con 8 hechos, aunque uno de ellos, el de Pablo Oporto tuvo la particularidad de que fue cometido el 19 de ese mes, pero la muerte, tras semanas de internación, se produjo el 12 de febrero.
En febrero hubo 3 asesinatos, entre ellos el del kiosquero Cristian Velázquez, en marzo solo 1, en abril dos y en mayo 3. Justamente el 24 de mayo fue atacado Julio César Delgado por una discusión sobre la ocupación de una casa y su muerte ocurrió recién el 2 de junio. Desde ese episodio hasta el lunes por la noche, no se habían cometido homicidios y no por ello Mar del Plata había pasado a ser una ciudad más segura.
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