Alvarado terminó de cubrir su arco para la reanudación del torneo de la Primera Nacional de fútbol. El club marplatense confirmó la contratación de Pedro Nahuel Fernández, arquero de 33 años surgido en Chacarita Juniors y proveniente de San Martín de Tucumán.

Gastón Coyette, flamante entrenador del equipo, lo conoce bien, puesto que fue su arquero cuando llevó a Chacarita al ascenso a primera división en la temporada 2017/2018.

La llegada de Fernández, que peleará el puesto con Esteban Ruiz Díaz, el arquero confirmado como refuerzo la semana anterior, confirmó la salida del equipo de Emanuel Bilbao, cuya continuidad había sido considerada por los dirigentes. Días antes también se había anunciado la decisión de prescindir de Matías Degrá, el “1” del ascenso.
Wenceslao Méndez, presidente de Alvarado, anunció otras dos desvinculaciones que se suman a la de Bilbao. Tampoco seguirán Pablo Ledesma y Gonzalo Lucero, a quienes se les habían realizado ofertas para continuar.

El propio Méndez dijo que está “complicada” la posibilidad de seguir de Santiago Zurbriggen y que el lateral balcarceño Fernando Ponce continúa estudiando el ofrecimiento.

En consecuencia, Alvarado tiene cinco jugadores confirmados para la próxima temporada: los dos arqueros, los defensores Juan Ramón Alsina y Tomás Mantia, y el mediocampista creativo Leandro Navarro.

Pedro Fernández, nacido en Villa Adelina el 5 de abril de 1987, atajó cinco partidos para San Martín de Tucumán en la última temporada de la Primera Nacional.

De todos modos, casi toda su campaña profesional se desarrolló en Chacarita Juniors. Debutó en el popular equipo de San Martín en 2008 y allí continuó hasta 2013. Fue cedido a préstamo a Villa Dálmine y regresó al club “funebrero” en 2016 para ascender a primera división en la temporada 2017/2018 y rescindió en enero de 2019 para irse a San Martín de Tucumán, pedido justamente por Gastón Coyette, el entrenador que lo trae ahora a Alvarado.

Fernández, entre otras cosas, juega muy bien con los pies, una virtud que le cae justo a la forma de jugar predilecta del nuevo entrenador, que prioriza la salida con pelota limpia desde el fondo y por abajo. Un sello que intentará imprimirle al nuevo Alvarado.