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La Ciudad 24 de agosto de 2020

El impacto de las reaperturas: menos clientes y un leve aumento en precios

Gimnasios, locales gastronómicos y de indumentaria atraviesan serias dificultades ante la pandemia. La falta de poder adquisitivo sumado a los temores ante la escalada de casos afecta la demanda. El incremento en los costos fijos hizo para algunos inevitable un traslado, aunque menor, a los productos y servicios finales.

Referentes gastronómicos aseguran que la ocupación en los salones de los restaurantes es del 10% tras las reaperturas.

Gimnasios y locales gastronómicos y de indumentaria agradecen haber podido abrir, aunque aseguran que, en líneas generales, el hecho tiene un impacto más “psicológico” que positivo, a menos en lo que a ganancias se refiere.

El desafío de mantener los precios frente a un contexto de crisis tanto sanitaria como económica se hace cada vez más difícil: los que no pudieron absorber los incrementos sufridos aseguran haber trasladado sólo un “leve” aumento a los precios finales. Así las cosas, “sobrevivir” es para algunos el lema de estos tiempos, al menos hasta la temporada de verano.

Así y todo, y al calor de un debate que incluye una reducción tributaria a nivel local, la expectativas para algunos están depositadas en la posibilidad de que exista una temporada de verano. La mera posibilidad entusiasma a más de uno, aunque la pregunta que se repite es: ¿hasta cuándo se puede aguantar así?

Gastronomía

El sector gastronómico fue uno de los que más reclamó su reapertura. Si bien estaban habilitados a funcionar con “delivery” o “take away” (para llevar), aseguraban que las ganancias eran insuficientes para sostener la estructura de negocios. Con la reapertura en marcha hace un mes, advierten que los ingresos todavía no alcanzan.

“Los restaurantes hoy están funcionando con un 10% o 5% de ocupación de salón. Hay salones con 200 cubiertos que, con suerte, tienen cuatro comensales en un día”, señaló a LA CAPITAL Hernán Szkorhal, dueño un café-restaurante céntrico.

Para el empresario gastronómico la razón es fácil: “No hay plata y la gente tiene miedo”. “Capaz trabajan sólo un poco los cafés y las cervecerías, pero son todos espacios donde es un ‘toco y me voy’. Lo que es sentarse a comer, se trabaja poco”, agregó.

En este sentido, destacó que aquellos comercios que ya tenían “aceitados” los canales digitales de venta a domicilio pudieron aprovechar estos tiempos para potenciarlos.

“Eso pasó mucho con los locales de hamburguesas, pero los que laburábamos con el alto tránsito y el boca a boca nos está costando mucho más porque apostar a eso es mucha inversión en imagen y logística en este contexto”, señaló.

Por otra parte, y en cuanto al impacto que la reapertura tiene en el consumidor, los empresarios gastronómicos habían advertido que a modo de “gesto” para los consumidores con los bolsillos ya “castigados” iban a intentar mantener los precios, aunque aseguraban que un “ajuste” a mediano plazo era inevitable.

En este sentido, y a casi un mes de levantadas las persianas, Szkorhal aseguró que quienes no pudieron “absorber” los aumentos, en los últimos días incrementaron “levemente” los precios.

“Respecto a marzo, habrá habido un aumento de entre el 10% o el 12%, pero es un aumentó mínimo si se tiene en cuenta que hay proveedores que aumentaron hasta un 20%”, señaló el empresario, quien aseguró que “poner más caro es imposible, dada la situación” del país. “El tema es cuánto más se puede aguantar”, indicó.

Indumentaria

A casi dos meses de la reapertura de los comercios de indumentaria con venta minorista a la calle, referentes del sector advierten una abrupta caída en las ventas y un aumento inminente en algunos precios, ante la suba de la materia prima.

La gerenta de la Cámara Textil de Mar del Plata, Marisol Meijomil, aseguró a LA CAPITAL que el sector atraviesa un momento “difícil”, con muchas empresas que quedaron con la colección de invierno “prácticamente intacta”.

“Respecto al año pasado, registramos un promedio del 40% menos de las ventas. El Día del Padre afortunadamente se vendió más, pero siempre por debajo de años anteriores”, señaló la empresaria, en función de la información recabada entre diferentes integrantes de la Cámara local.

La baja en la recaudación también fue advertida por la Unión del Comercio, la Producción y la Industria (UCIP), cuyo balance del cierre del mes de junio había arrojado un caída del 42% en las ventas.

Pese a esta situación, Meijomil aseguró que el sector buscó cuidar a los clientes y decidió “no aumentar” los valores, aunque advirtió que esa situación será imposible de sostener en el corto plazo.

“Hasta el momento pudimos absorber los aumentos y no trasladarlo a precios, pero toda esta situación definitivamente va a repercutir en la temporada primavera/verano porque ya estamos trabajando y tuvimos un aumento importante en la materia prima”, indicó.

En este sentido, y en línea con muchos sectores productivos locales, la gerenta de la Cámara Textil de la ciudad aseguró que los esfuerzos hoy están concentrados en “básicamente aguantar”. “Somos un sector acostumbrado a proyectar a seis meses, pero hoy eso nos hace complicado y no nos queremos adelantar”, indicó.

En la misma línea se pronunció María Liberati, empresaria de un histórico local de tejidos de punto en zona de Güemes. “Las ventas bajaron muchísimo y muchos comercios piensan en ‘sobrevivir’, al menos hasta la temporada de verano, si es que hay. Después de lo que escuché estos días, yo soy positiva y creo que si llega a ser posible el arribo de turistas, muchas personas van a elegir la ciudad”, indicó. “Pero hasta entonces está difícil. Hubo prendas que las tuvimos que poner al costo simplemente para no perder toda la temporada de invierno. Por momentos abrir es más una cuestión más psicológica, de mantenerse activos, que por las ganancias”, agregó.

Similar percepción tuvo Yamila Pal, comerciante de la zona de Alberti, quien aseguró que procuró mantener los precios pese al panorama.

“Procuré no perder dinero con la prenda, pero lejos estuve de los porcentajes de ganancia de otros tiempos. Es más: sumé servicios sin costo para mantener competitivo mi local, como la entrega a domicilio”, indicó.

Gimnasios

Pese a la prorrogación de la reapertura por quince días más, los gimnasios están lejos de atravesar un buen presente. Con actividades permitidas limitadas, referentes del sector aseguran que, pese a los aumentos aplicados en estos días, los números “no cierran” y que el panorama es “caótico”.

“La gran mayoría está trabajando con un 5% o menos del número de clientes habituales. Con el protocolo aprobado sabíamos que iba a ser difícil, pero nunca pensamos que iba a ser tan duro”, señaló el vicepresidente de la Cámara de Gimnasios, Omar Merodio.

Merodio es también dueño del gimnasio homónimo de Independencia y 9 de Julio, uno de los más grandes de la zona. Según señaló, estas últimas dos semanas “decir que entraron seis personas en un día es mucho”.

“Del total de 800 socios que solía haber en el gimnasio en esta época del año, sólo 20 pagaron la cuota. No hay plata y muchos también todavía no se animan del todo o no le ven la gracia de venir si es sólo para hacer actividades de baja intensidad”, graficó.

En este sentido, Merodio aseguró que en los próximos días los integrantes de la Cámara tienen planificado comenzar a trabajar en una nueva propuesta de protocolo, en el que “al menos se deje caminar despacio en una cinta o usar la bicicleta”, indicó.

Así las cosas, y después de más de cuatro meses cerrados, Merodio aseguró que las deudas que atraviesa el sector, más el aumento en los costos fijos, llevaron a aumentar la cuota.

El acuerdo entre los integrantes de la Cámara es ofrecer una cuota mínima de $2.000 por tres días semanales, sobre todo en los locales del centro y macrocentro.

“La gente se queja, pero es que la situación no da para más. Sino tenemos que cerrar. El aumento era algo que se hablaba antes de la pandemia incluso”, indicó el empresario. Al igual que la mayoría de los sectores, Merodio aseguró que la actividad de los gimnasios está atravesada por la “incertidumbre”.

La situación epidemiológica de la ciudad en los próximos meses, sumado al panorama económico, será clave para diseñar estrategias o, incluso, el futuro de algunos espacios de entrenamiento en la ciudad.

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