CERRAR

La Capital - Logo

× El País El Mundo La Zona Cultura Tecnología Gastronomía Salud Interés General La Ciudad Deportes Arte y Espectáculos Policiales Cartelera Fotos de Familia Clasificados Fúnebres
Cultura 12 de febrero de 2017

El Peregrino: el médico imaginario

por Pablo Garcilazo

Era una tarde colmada de hombres. Romero sabía que el protagonismo de “ellos” en el campo de la salud es mínimo y poco. No se van a atender, no cuidan su cuerpo, lo maltratan y recurren en situaciones extremas o de alto riesgo a un médico. Sostienen esa distancia desconfiada a la medicina moderna: “Si vas al médico te enfermás más”, “me tomé un yuyo y santo remedio, la mejor salud es verle la cara al médico muy poco”.

Esta lejanía también existe en la vida familiar. Sobre todo en clases medias y populares. La voz y los primeros cuidados los hace la mujer. Casi siempre depende de ellas.

Romero, el peregrino, dijo para sí que era el momento para que los hombres empiecen a hablar de su salud. Entonces invitó a un grupo de veinte para que compartan la experiencia de haber sido padres por primera vez. Padres primerizos. El encuentro parecía haber terminado en “cada uno se va por su lado y ya está”. Hasta que ocurrió una emergencia, algo imprevisto. Romero desmoronó su cuerpo y cayó al piso con dolor de cabeza muy fuerte, mareos y pérdida del conocimiento.

Todos quedaron sorprendidos. Lo levantaron y llevaron a la guardia con mucha preocupación. Lo atendió el doctor Marcelo, quien ni bien lo vio delante de los concurrentes al encuentro de padres le dijo: “Romero tenés que largar el cigarro, aflojar con el alcohol, parar con la quietud, la sal, sabes que la clave está ahí, en el autocuidado, a mí no me guitarrees más, hacelo por vos, por tus amigos, tus hijos ¡Ay Romero!”. Luego de decir esto vivazmente, pidió a los hombres que lo acompañen a Romero porque su vida corría peligro.

Días después, el doctor conformó un encuentro de autocuidados con diez padres. Romero era la prioridad al principio pero el espejo da caminos insospechados y abre paso a nuevas realidades, a veces olvidadas, a veces invisibles. Con el tiempo se conformó un grupo de hombres de autocuidados de la salud.

Romero logró su cometido. Esta vez su amigo el fotógrafo Esteban “Cardumen” hizo un médico imaginario para intentar construir algo distinto en la salud de la masculinidad, del hombre. De recuperar el cuidado de sí, el interés por uno y el desarrollo sanitario familiar y ambiental.

Otra vez Romero, el peregrino, caminó y pudo decir aún más…

***

Mirar como si fuera la primera vez lo cotidiano de nuestra ciudad y su gente. Con ese fin nacieron estos escritos, que se desprenden de los micros radiales “Acercando a Mar del Plata”. Son voces barriales desde la salud, la comunicación y la integración comunitaria.

(*): [email protected]



Lo más visto hoy