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Deportes 24 de noviembre de 2021

El prestigio adquirido a fuerza de títulos y una gran carrera

David Trezeguet ganó los títulos más trascendentes, jugó en equipos importantes, compartió cancha con los mejores y pasó por todos los estadios más renombrados. Privilegios reservados a unos pocos.

Fue campeón del mundo y de Europa (gol de oro suyo, contra Italia) con la selección de fútbol de Francia. Desde sus inicios en Platense, con apenas 5 partidos en primera división, se proyectó hacia el Viejo Continente. Desembarcó en Mónaco, triunfó en el Principado y llegó a Juventus de Italia para jugar en altísimo nivel durante diez años. Tras un paso por Hércules de España y cuando podía tener la posibilidad de elegir cualquier destino para cerrar su carrera tranquilo y sin presiones, asumió un desafío mayúsculo: regresar a Argentina. Y le salió muy bien porque fue una de las piezas claves en el retorno de River Plate a primera división.
Durante su paso por Mar del Plata, también recordó con LA CAPITAL algunos hechos trascendentales de su trayectoria y cómo encaró el famoso “día después” del futbolista.

-Seguramente cuando iniciaste tu carrera en Platense jamás te imaginaste llegar hasta donde llegaste y conseguir todo lo que conseguiste…
-Es una realidad. Dejé Platense siendo muy joven y prácticamente del barrio. Las circunstancias de la vida hicieron que pudiera tener una carrera importante, con títulos y trofeos con los que uno sueña cuando es chico. Con el paso del tiempo, por cuestiones de edad, maduración, profesionalismo, uno se va perfeccionando y centrándose en objetivos importantes, los cuales a veces se consiguen y a veces no.

-En tu caso sí los conseguiste…
-Mi carrera como futbolista fue muy buena. No solo por haber podido disputar las mejores competencias y haber ganado algunos campeonatos, sino vivir en lo cotidiano con jugadores, entrenadores y clubes de un prestigio enorme.

-¿Cómo sobrellevaste el retiro, el día después de ser futbolista?
-Una vez que dejás de jugar es verdad que empieza una etapa completamente diferente a la que te tocó vivir hasta ese momento. Lo asumí preparándome, esperando mi posibilidad, mi oportunidad y tratando de adquirir experencia. Estoy en una fase de mi vida, a los 44 años, en la que me siento con la capacidad de poder gestionar. Es lo que me interesa y me motiva. Veremos qué decide el destino.

-¿Siempre te sentiste orientado hacia el lado dirigencial y no hacia el deportivo, como entrenador, por ejemplo?
-Sí, es verdad. Siempre me gustó más el aspecto dirigencial, aunque en el área deportiva mucho más que en la política, por encima del rol del entrenador. Igualmente me sirvió haber realizado el curso de entrenador, porque te da otras herramientas sobre cómo gestionar determinadas situaciones. Y eso me interesa mucho. Finalmente, a partir de los diferentes cursos que tuve la posibilidad de hacer, desde marketing hasta manager deportivo, pasando por el de entrenador, he tenido la posibilidad de poder escuchar para interpretar y saber adaptarme a una realidad determinada. Acaso porque mi vida siempre estuvo relacionada a cambiar de país o de continente, aprender a conocer otras mentalidades y costumbres, también me ha servido para lo que hoy quiero ejercer. Pero también soy consciente de que, del estudio a la práctica, puede haber un mundo de diferencia.

Trezeguet Francia

-¿Obviamente tu mayor alegría deportiva fue el campeonato del mundo con Francia?
-Sí, es el título más preciado. Cuando uno nace y crece, la Copa del Mundo representa ese sueño de pibe. Me tocó vivir una época dominada por Diego Armando Maradona, el Mundial del ’86. Indudablemente eso te va marcando de una manera determinada. Y después, haciendo cosas con la FIFA y con la UEFA, te vas dando cuenta de la importancia que eso tiene, porque son pocos los jugadores que pueden ganar ese trofeo. Sin dudas fue una gran experiencia.

-Y combinado con otros títulos importantes, como el Europeo de selecciones, nada menos…
-Es verdad. Por ahí en su momento no caés a la Tierra, porque yo tenía solamente 20 años en Francia ’98. Pero con el tiempo lógicamente se valora como el título más importante.

Trezeguet Juventus

-¿Alguna desazón importante que te haya quedado?
-No haber ganado la Liga de Campeones para mí fue una desilusión grande. Una vez que empezás a centrar objetivos más fuertes, me tocó perder una final contra AC Milan (N. del R.: en la temporada 2002/03, en Old Trafford, en la definición por penales) y no haber tenido la posibilidad de una revancha lo tomo como algo negativo en mi carrera.

-¿Y algo que te hubiera gustado hacer y no pudiste, más allá de un resultado?
-No creo. Tuve la suerte de haber podido jugar en todos o en casi todos los grandes templos deportivos. Jugué tres Mundiales, compartí equipo con grandísimos jugadores. Soy uno de los pocos que ha podido jugar con tres ganadores del Balón de Oro: Zinedine Zidane, Pavel Nedved y Fabio Cannavaro, un enorme privilegio. Y haber vivido numerosas historias y situaciones en un club gigante como Juventus. Llegué a los 22 años y me quedé hasta los 32. Haber podido mantenerme a la altura durante tanto tiempo es una satisfacción.

-Otro grande como Gianluigi Buffon tampoco pudo ganar la Champions…
-A “Gigi” tuve la suerte de conocerlo cuando era un chico que ya tenía experiencia. Llegó a Juventus un año después que yo, en 2001/02, junto a Lilian Thuram, Marcelo Salas, Pavel Nedved, futbolistas de mucho prestigio. Hoy sigue, a los 43 años se siente con ganas, volvió al club de sus amores, Parma, en segunda división, y está vigente. Súper profesional, un tipo que ha construido una carrera única, formidable. Un ejemplo para todos.