Por Félix Lencinas

El documental “Un solo latido” recupera la historia de Luisa Marta Córica, poeta, actriz, trabajadora del Hipódromo de La Plata y militante política peronista. A 50 años de su asesinato a manos de la Concentración Nacional Universitaria (CNU), el largometraje toma este episodio puntual para poder contar un contexto histórico más grande en la violencia política de la década de los 70 en nuestro país.

Pedro Benito, historiador y director del documental, conversó con LA CAPITAL previo a la proyección acerca de algunos aspectos que se tratan en el filme.

“Creo, sin exagerar, que la película se justifica por el viaje mágico de la obra poética que nos dejó Luisa Córica”.

-¿Cuál fue la motivación de contar la historia de Luisa Marta Córica?

–La motivación tiene que ver con conocer esta historia y que me atraviesa como un rayo. Luego, la necesidad de transformar ese conocimiento, hacer algo. Porque conozco esta historia debido a mi labor vinculada a las causas de delitos de lesa humanidad. A su vez, es producto de la impotencia y frustración que genera la impunidad. La causa judicial que investiga el crimen de Luisa lleva catorce años en instrucción y no tiene ningún avance, a cincuenta años de su asesinato. Por esto, luego de estar sumergido en la causa durante tanto tiempo, tuve la necesidad de transformarlo y apareció esta película. Además, el Hipódromo se me presenta como un espacio muy cinematográfico. Digamos que las imágenes también son las impulsoras.

El discurso historiográfico y el periodístico aparecen fuertemente en el documental: cuentan al espectador el contexto histórico, ayudan a entender qué elementos llevaron a la tragedia que fue la muerte de Luisa y de muchos de sus compañeros y compañeras del Hipódromo. Pero esos discursos más objetivos y generales se cruzan con otros elementos que tienen que ver con las emociones y lo particular. El lenguaje cinematográfico añade nuevas capas de sentido que ayudan a dialogar estos discursos y producen un vaivén emocional.

Luisa Marta Córica.

-Pasar del ámbito de la historia al cine y lo visual, ¿qué te aportó a la hora de narrar los hechos?

-El pasaje del campo de la historia al cine fue un desafío que me transformó. La necesidad de sintetizar, transformar los contenidos de la lógica de la argumentación histórica a la de imágenes que provocan sensaciones, emociones, es muy impactante. undamentalmente, buscar el diálogo entre la “gran historia” y una historia particular, singular, creo que aporta una dimensión humana muy trascendente. La película está muy fundamentada en términos investigativos y a su vez es muy sensible.

Sobre la sensibilidad, una de las primeras escenas que se observan en el documental es de la hija de Luisa, Andrea Suárez Córica, leyendo un poema que ella escribió en el año 1978 sobre su madre, arrancando con mucha emoción. Así, la escritura, el lenguaje y la poesía son parte fundamental de la historia de Luisa. Como militante política, es descrita como gran oradora, ganando discusiones políticas o debatiendo de filosofía. Fue actriz e hizo un bolo en la película “Boquitas pintadas” de Leopoldo Torres Nilsson, papel que consiguió por charlar con el director a quien conoció en su trabajo del Hipódromo. Además, escribía poesía y, luego de una travesía en tiempo y espacio, esos poemas llegaron a manos de su hija Andrea, y luego se editaron en un libro llamado “La niña que sueña con nieves”. Primero, fue publicado en 2015 en la colección Los Detectives Salvajes de Libros de la Talita Dorada, y luego fue reeditado en 2022 en la colección Versos Aparecidos de la Editorial MeVeJu del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires y se puede leer online (haciendo clic acá).

-¿Qué lugar tienen la palabra y la poesía en el documental?

-Central, tienen un lugar central. Sobre todo lo que significa la palabra de Andrea, la hija de Luisa. Porque la película es el resultado de un encuentro, que fue el que tuvimos al conocernos con Andrea. Yo tenía una idea de contar una historia más abarcadora y el encuentro con Andrea, con su trabajo de memoria, su palabra, hizo que la película sea lo que es. Y la poesía, por supuesto. Creo, sin exagerar, que la película se justifica por el viaje mágico de la obra poética que nos dejó Luisa Córica.

Luisa Córica en “Boquitas pintadas” junto a Alfredo Alcón.

Sin duda, el valor del documental está en ese “viaje mágico”. La historia es muy oscura, teñida de violencia, de miedo, de tragedia. Pero los elementos poéticos son aquellos que dan algo de luminosidad en ese contexto. Los escritos de Luisa son guardados porque guardan su espíritu y la trascienden. Y la posibilidad de leer su poesía se convierte en una forma de vencer la violencia y la muerte. De la misma forma, a pesar de la impunidad, poder ver este documental es una forma de hacer justicia, aunque sea, poética.

El documental “Un solo latido” será proyectado este martes 25 de noviembre a las 16 en el aula 24 de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del Plata, a partir de la iniciativa del grupo de investigación “Literatura, política y cambio” y la Cátedra de Literatura y Cultura Argentina de dicha institución. Contará con la presencia del director, realizadores y protagonistas, bajo la moderación de Agustina Catalano.

Un poema de “La niña que sueña con nieves”

Los poemas de Luisa Córica fueron publicados por la editorial MeVeJu en el libro “La niña que sueña con nieve”, perteneciente a la colección Versos Aparecidos, de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, disponible en línea. Esta colección es el resultado de una búsqueda detectivesca de poesía inédita, perdida, escondida o silenciada por efecto del terrorismo de Estado.

A continuación, uno de los poemas de Luisa Córica pertenecientes a este volumen:

Quiero
aprender
a hacer las cosas
que el mundo necesita
para poder
libre vivir.
Quiero
gastarme toda
en ese aprendizaje diario
es mi deber.
Quiero
apresar todos los rostros
que circunstanciales
cruzan
en su miseria
despiadada
para así
proseguir.
Quiero
la fuente inacabable
de la fuerza
en mis venas
sentir quemar.
Sé que con la savia
de mi lucha
de tu lucha
y
tantas otras
renaceremos.
Quiero
gastar mi sangre toda
en esas “cosas”
y
ver un día
en el universo
“los hombres nuevos”.
Ahora
pensando en todo eso
amo la vida.
quiero vivir.