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Cultura 8 de marzo de 2024

“En agosto nos vemos”, la novela póstuma de García Márquez que marca el cierre de oro de su magistral carrera

En una emotiva rueda de prensa, sus hijos Rodrigo y Gonzalo García Barcha revelaron intimidades de la obra que el autor colombiano escribió ya enfermo y luchando contra la pérdida de la memoria. Para ellos, se trata del libro más feminista, realista y psicológico de su padre.

Gabriel García Márquez (Aracataca, 1927-México, 2014) escribió “En agosto nos vemos” en sus últimos años, mientras luchaba contra el cáncer y la demencia. / Foto: L. M. Palomares (Random House).

Por Rocío Ibarlucía

Esta fue una semana de celebración para la literatura mundial. A diez años del fallecimiento de Gabriel García Márquez y después de 25 años de haberla anunciado, “En agosto nos vemos” ya está al alcance de todos. La emoción de tener en nuestras manos otra vez un texto inédito de Gabo vuelve a ser posible no solo en Latinoamérica y España, sino también en países como Albania, Alemania, Bosnia, Japón, Rusia, Francia, Islandia, entre muchos otros.

Su lanzamiento en las librerías fue el 6 de marzo, en homenaje a la fecha en la que García Márquez hubiera cumplido 97 años. Un día antes, se realizó una rueda de prensa en el Instituto Cervantes de Madrid con más de 50 medios presentes en la sala y alrededor de 180 periodistas siguiendo por streaming. LA CAPITAL participó de la conferencia de forma virtual para escuchar las palabras de presentación de Pilar Reyes, directora editorial de la División Literaria (Penguin Random House), y conocer las intimidades de la edición de boca de Rodrigo y Gonzalo García Barcha, hijos del Nobel colombiano y herederos de su obra.

“Sin duda Gabriel García Márquez sigue concitando el mayor interés en el mundo entero. La inmensa expectativa que ha generado la publicación de su novela inédita, ‘En agosto nos vemos’, solo ratifica esa dimensión de figura de primer orden”, fueron las palabras de apertura de Pilar Reyes.

“Ya se imaginarán la emoción inmensísima que esto implica, confiamos en que esa emoción con la que hemos editado ‘En agosto nos vemos’ sea la misma que experimente el lector cuando abra sus páginas. Las primeras reacciones que estamos teniendo confirman que aquí tenemos un gran García Márquez”, continuó presentando el encuentro, emocionada, Reyes.

“Con este libro, toda la obra de Gabo queda a disposición de sus lectores

El reconocido poeta español Luis García Montero, en calidad de director del Instituto Cervantes, dejó grabado un video para abrir la rueda de prensa, en el que recordó el nombre completo del escritor colombiano, Gabriel José de la Concordia, que explica su labor “de concordia entre la imaginación y la realidad, entre el periodismo y la literatura, entre las soledades con sus cien años de cada individuo y los compromisos sociales de cada pueblo. Poder disfrutar ahora de una novela póstuma es un acontecimiento de la realidad y también de los sentimientos más íntimos, de manera que es un orgullo para el Instituto Cervantes poder presentar en su sede esta nueva obra de un escritor fundamental”.

En agosto nos vemos

Una trama de deseo y liberación femenina

Esta novela corta, publicada por Random House, con la inconfundible y cautivadora narrativa de su autor, tiene como protagonista a Ana Magdalena Bach, quien cada agosto viaja a una isla del Caribe para llevar flores a la tumba de su madre. Esta tradición irá transformándose en una vía de escape de su rutina, su matrimonio y sus hijos, al permitirse una noche al año ser una persona distinta, movida por el deseo y la búsqueda de libertad.

Situada en un paisaje exuberante, como lo es su tema, de acuerdo con Gonzalo García Barcha, “En agosto nos vemos” es un canto a la vida frente a la enfermedad, una celebración del goce frente al paso del tiempo. “El amor transmutado aquí en deseo es el tema central de la novela como lo es de su obra entera -definió Reyes-. La protagonista a través de esa noche que se regala a sí misma una vez al año es una nueva puerta de entrada al universo femenino que ocupó el interés creativo de Gabo en los últimos años”.

A su vez, Rodrigo García Barcha, el hijo mayor, describió las características sobresalientes de la narrativa de su padre que ellos observan en su última obra: “una prosa preciosa, el conocimiento del ser humano, el poder de descripción, la creación de un personaje femenino y además una historia feminista”.

Por estos motivos, mencionó las continuidades de esta novela póstuma con “Del amor y otros demonios” y “Memorias de mis putas tristes”, al punto de considerar “En agosto nos vemos” como una coda perfecta para esta tríada (puede leerse el comienzo de la novela acá).

“Gabo se consideraba un feminista”

Al tratarse de una novela que explora la sexualidad de una mujer en su edad madura, tema que no había desarrollado hasta entonces, se preguntó a sus hijos cómo fue la relación de Gabo con las mujeres y si habían tenido alguna charla con él sobre el tema. Rodrigo respondió que su padre había crecido con mujeres fuertes, su abuela, sus tías, su propia madre, sus hermanas, “se las traían, como se dice en México. Gabo se consideraba un feminista en la manera en que conducía su vida y también en la casa. Entonces, no había un discurso, pero había un ejemplo”.

Además, agregó que ese respeto a las mujeres se ve en su admiración a escritoras como Virginia Woolf, Mercè Rodoreda, Toni Morrison o Gabriela Mistral, a quienes trataba con la misma admiración con que trataba a muchos otros.

Gonzalo coincidió con su hermano al decir que “aunque había una mayoría abrumadora de hombres en el núcleo familiar, la que llevaba las riendas de la familia, la agenda y la vida cotidiana fue siempre Mercedes (la esposa de García Márquez y madre de Rodrigo y Gonzalo). Ya cuando faltó Gabo, ella adquirió una dimensión realmente descomunal, lo dice un hijo muy edípico, pero en sus últimos años fue un gran ejemplo de una líder absoluta”.

A la importancia de Mercedes Barcha, hay que añadir la confabulación con la agente literaria de toda la vida, Carmen Balcells, “a quien -aseguró Gonzalo- hay que rendirle homenaje en todo esto. Entre ellas dos lograron hacer un ambiente en donde se sentía uno dirigido por personajes femeninos, en donde todo era muy cómodo y muy productivo. Creo que eso incluso termina reflejándose en la novela de la que estamos hablando ahora, cuya protagonista es un personaje libre, independiente y de una gran fuerza de carácter”.

Por otro lado, sus hijos coincidieron en señalar que se trata de una novela “más contemporánea, con un tono un poquito más situado en nuestro mundo”. Siguiendo su explicación sobre la actualidad de la obra, Rodrigo distinguió que si bien García Márquez “tiene grandes personajes femeninos, sobre todo en ‘Cien años de soledad’ y ‘El amor en los tiempos del cólera’, hay muy pocos libros y cuentos donde el personaje principal sea una mujer, por supuesto está el monólogo de Isabel, la cándida Eréndira, pero no una mujer de esta edad y con estas características”.

Los orígenes del texto, “el último sobreviviente”

Todo comenzó el 18 de marzo de 1999, recordó Pilar Reyes, en un acto en Casa de América de Madrid, “en el que compartía mesa con el recién nominado al premio Nobel José Saramago. Allí García Márquez anunció que estaba escribiendo una novela compuesta por cinco relatos autónomos con una misma protagonista, Ana Magdalena Bach”. En este evento, leyó por primera vez en público el primer capítulo titulado “En agosto nos vemos”.

Tras esta primera mención, García Márquez se puso a escribir la novela y trabajó en ella hasta que sus fuerzas se lo permitieron, mientras combatía contra un cáncer linfático y en los últimos años contra la pérdida de la memoria, hasta su muerte el 17 de abril de 2014.

Por estos motivos, “En agosto nos vemos” es la prueba de que “un escritor no puede dejar de escribir o, por decirlo de otro modo, de que no puede vivir sin escribir, como si nos dijera en realidad que no hay que vivir para contar, sino que hay que contar para vivir. Se trata de una lección clara y conmovedora ante la que sus lectores solo podemos, como a él le hubiera gustado, buscar el hechizo que nos procuró en tantos libros”, destacó con agudeza Pilar Reyes.

“No hay más libros, o sea, este es el último sobreviviente”

“Nosotros leímos partes del libro en sus procesos cuando Gabo todavía trabajaba en él con cierta regularidad y hubo épocas que dejó de trabajar en él, luego volvió y finalmente llegó una etapa en que perdió la memoria”, aclaró Rodrigo, quien explicó que su padre hasta llegó a decirles que destruyeran el libro, que no servía para nada. Por ese motivo, en un principio sus hijos siguieron sus indicaciones y decidieron no publicarlo tras su muerte.

Los originales de la novela, desde entonces, estuvieron resguardados en el Harry Ransom Center, organismo de la Universidad de Texas, Estados Unidos, que custodia los archivos del autor, hasta que estudiosos empezaron a indagar estos materiales.

“Después de no me acuerdo si cinco o siete años -continuó explicando el hijo mayor-, empezó a haber un acceso al libro por parte de académicos y eso nos despertó a Gonzalo y a mí la curiosidad de volver a leerlo. Cuando lo hicimos, nos dimos cuenta de que nos parecía que el libro estaba mucho mejor de lo que recordábamos. Entonces, empezamos a sospechar que al igual que Gabo perdió la capacidad para escribir, también perdió la capacidad para leer y es posible que haya perdido la capacidad para juzgar el libro”.

De hecho, añadió que “si hubiera estado mejor de sus facultades, el mismo libro no existiría, porque él nunca guardó libros no editados. Todo libro que él no terminaba y con el que no estuviera satisfecho era destruido. Un Gabo totalmente en sus cabales lo hubiera seguido trabajando o lo hubiera destruido para que no quedara ningún rastro del libro. No hay más libros porque no hay más libros no terminados, o sea, este es el último sobreviviente”.

“No se ha agregado absolutamente nada”

La historia de su edición merece un capítulo aparte. Quien ha estado a cargo de esta compleja tarea ha sido Cristóbal Pera, editor de los dos últimos libros que García Márquez publicó en vida: “Vivir para contarla” en el 2002 y “Memoria de mis putas tristes” en el 2004. Es decir, la obra ha estado al cuidado de alguien que conoció de cerca la forma de trabajar del autor en el proceso de edición, aclaró Pilar Reyes.

El texto final -continuaron explicando entre Reyes y los hermanos García Barcha- es el resultado de un proceso en el que se cotejaron las cinco versiones de “En agosto nos vemos” que reposaban en el Harry Ransom Center con la versión que Mónica Alonso, su fiel secretaria, guardó con meticuloso cuidado y que contenía las correcciones que García Márquez hizo hasta, se cree, el año 2008.

“Como menciona Cristóbal Pera en las páginas posteriores a la novela, no se ha agregado absolutamente nada que no estuviera en los múltiples originales que dejó Gabo de esta novela”, resaltó Rodrigo, quien además aseveró: “No se ha hecho un trabajo de edición hasta el punto de tener que agregarle frases a la novela. La novela estaba sí acaso un poco dispersa en un número determinado de originales, pero estaba completa y eso ha sido para nosotros muy importante. Lo que ha hecho Cristóbal Pera es un trabajo más bien de arqueología, de recolectar entre todos los mecanoescritos que existían para llegar a un original final. Él mismo ha dicho que su trabajo se ha limitado a la corroboración de datos, en fin, el tipo de trabajo que hace cualquier editor con cualquier escritor”.

Foto: L. M. Palomares.

Foto: L. M. Palomares (Random House).

“García Márquez fue el mejor editor de sus textos”

De hecho, el libro editado por Penguin Random House incluye cinco facsímiles que exponen las correcciones y los códigos de color que tenía el autor colombiano para categorizar cada reescritura.

“García Márquez quizás fue el mejor editor de sus textos. Hoy podemos consultar las distintas versiones de trabajo que hay y lo que se ve es un trabajo con la lengua, peleando con las palabras todo el tiempo, haciendo un ejercicio de autoedición que creo es absolutamente admirable en el proceso de mecánica de trabajo de un escritor. Tenía una conciencia enorme de leerse editándose”, analizó Pilar Reyes.

Ese trabajo minucioso con la lengua lo llevó a inventar “una lengua garciamarquiana”, en palabras de la directora de la División Literaria de Penguin. Para graficar su observación, recordó la edición de la Real Academia de “Cien años de soledad”, que tiene un glosario a fin de hacer comprensibles términos que son de uso local o que el escritor usa de alguna manera particular. “En el caso de García Márquez -siguió explicando- suponía una complejidad porque la significación de cada palabra tenía que ver con su acompañante, casi siempre un sustantivo con un adjetivo curioso. Esa extrañeza que producía a la hora de mezclar palabras es su marca de estilo tan profunda”.

En los mecanoescritos de “En agosto nos vemos”, se puede ver que estaba en ese proceso de reescritura. “No sabremos hasta dónde hubiera llegado, pero en la versión que hay aquí ya podemos notar que el idioma viajaba hacia el territorio que él nos tenía acostumbrados”, cerró Reyes.

Aquí hay un libro que “merece la pena ser leído”

Los hijos, por otro lado, destacaron la importancia del instinto en la vida y obra de su padre. “Gabo viene de una región de Colombia en donde los sueños, las premoniciones y las supersticiones son un factor fundamental en la vida, sobre todo en la etnia guajira con la cual él se identificaba mucho y con la que fue criado en sus primeros años”, explicó Gonzalo. Durante su vejez, una de señales de que iba a tener limitaciones para seguir escribiendo fue cuando se dio cuenta de que no recordaba los sueños, lo que habla de lo vital que era para su ejercicio diario.

Ante la pregunta de qué se siente ser hijo de un mito, ambos insistieron en decir que la respuesta cambia con los años, dado que no era lo mismo cuando tenían 14 años que ahora que ya son padres de gente adulta. De igual modo, coincidieron en reconocer que fue una persona que estuvo muy presente cuando ellos lo necesitaron.

Por supuesto, “pasamos por todas las épocas: la del rechazo, la del hartazgo, la de estar interesados, luego ya más grandes, la de dar opiniones y ahora esta última relación que es con este libro casi terminado y la decisión de publicarlo o no”, dijo Rodrigo.

Vale recordar que el anuncio de su publicación venía cargado de polémicas, sobre todo porque se sabía que García Márquez había expresado su deseo de destruirla. Sus hijos, sin embargo, han desplegado varias razones por las cuales tomaron la decisión final. Una de ellas ha sido pensar que tarde o temprano iba a darse a conocer aunque sea después de que se venzan los derechos de los herederos. Por otro lado, Rodrigo destacó que él siempre les dijo: “Cuando esté muerto, hagan lo que quieran”. Pensar en eso “nos ayuda a dormir mejor”, bromeó, a lo que Gonzalo agregó: “A mí personalmente me deja tranquilo en el sentido de que ya toda la obra de Gabo está a disposición de sus lectores. No queda la misteriosa novela en un archivo en Austin, Texas, disponible para unos pocos estudios. Ya no hay que viajar para conseguirlo, a partir de mañana con ir a la librería de la esquina la gente podrá leerlo”. Y, finalmente, destacaron que ambos sacaron el texto a la luz pensando que había ahí un libro que merecía la pena ser leído, pero por supuesto serán los lectores los que decidirán y juzgarán si sus hijos se equivocaron flagrantemente o no.



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