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La Ciudad 2 de mayo de 2016

En coma desde octubre, hace pocos días fue madre

Una joven en coma, con diagnóstico de muerte cerebral y cuadriplejia, dio a luz a una beba que pesó más de dos kilos. La joven madre está internada en el Inareps cumpliendo con su tratamiento de rehabilitación.

Vasti -que significa mujer hermosa en hebreo- tiene de 10 días, pesa más de 2.400 gramos y toma la mamadera tranquilamente en los brazos de su abuela Soraya Martínez Barbero. A pocos metros de distancia, desde otra cama rodeada de fotos y coloridos carteles, yace su madre, Marikena (17 años), que permanece internada con “muerte cerebral”.

Marikena quedó en coma, en octubre pasado, pero hace 10 días dio a luz a Vasti, una beba que pesó 2.410 gramos gracias a una cesárea programada que le practicaron en el Hospital Materno Infantil.

La historia comenzó el 25 de octubre pasado, cuando Marikena iba en una moto que conducía su novio y padre de la criatura, y tuvieron un accidente como consecuencia de una mala maniobra.

Desde ese entonces, la adolescente está en coma aunque con avances médicos permanentes que le permiten ciertos movimientos en las piernas y en los brazos. El diagnóstico, cuando llegó a principios de diciembre pasado al Inareps para cumplir con el tratamiento de rehabilitación, era “cuadriplejia y muerte cerebral”.

Soraya, que se describió como “creyente”, confesó que desde el primer momento de conocido el diagnóstico “dije que estaba en manos de Dios. Así que acá estamos”.

El padre de la beba, que era el conductor de la moto y que en el accidente sufrió la quebradura de un brazo, había desaparecido hasta hace unos días. “Se enteró, junto con su familia, y ahora quería saber cómo estaban. Pero ya está, no lo quiero ni nombrar”, aseguró Soraya.

Después de ser tratada en su La Banda Natal, gracias a convenios realizados entre la Nación y el gobierno de la provincia de Santiago del Estero, en diciembre pasado Marikena fue trasladada al Instituto Nacional de Rehabilitación Psicofísica del Sur (Inareps) para cumplir con un tratamiento de rehabilitación con un embarazo en curso. Su caso, según su madre, es “único en el país y un desafío para todos los profesionales que la atienden”.

Caso inédito

La familia no sabía nada del embarazo hasta el accidente. “Ahí nos dijeron -contó Soraya- que el bebé tenía poco tiempo de gestación y que, por todos los medicamentos y la radiaciones a las que había sido sometida Marikena, no iba a aguantar mucho. Y aquí nos ves”, y señaló a la beba que duerme plácidamente ante la atenta mirada de sus abuelos.

Soraya se instaló en el Inareps y su marido, Sergio, va y viene desde La Banda, donde sigue manteniendo su trabajo como organizador de eventos y vive junto a sus otros dos hijos, Maximiliano y Estefanía.

“El embarazo fue avanzando -relató Soraya- y si bien siempre estuvieron enfocados en Marikena, con el tratamiento y los medicamentos, a medida que crecía fueron equilibrando las dosis de los remedios para que no la afectara a la bebé”.

Finalmente, la cesárea se realizó el 19 de abril pasado en el Hospital Materno Infantil. “Tengo que agradecer a todo el equipo médico que intervino, tanto del Materno como del Inareps”, dijo la madre.

A pesar del cuadro de Marikena, que generó un tratamiento especial en el Inareps para su recuperación, la joven presentó varios síntomas de avance: “Puede empujarse en la silla de ruedas, puede estar parada y hasta caminar y por momentos está conectada”, reveló Soraya.

Ahora, con su hija, se relaciona con la ayuda de su madre y de los profesionales que la atienden. “Entre dos fisioterapeutas la agarran a Marikena, porque no tiene control en sus brazos y por ahí puede apretar a la bebé, pero le da besos y con ruido”, se emocionó la madre, ayer a la tarde, en la habitación del Inareps donde permanecen internadas.

El pronóstico médico es “día a día, hay que ver cómo evoluciona pero ya ha tenido grandes avances y creemos que puede seguir por ese camino”, se ilusionó la madre.

Soraya agradeció “a todos los médicos que atienden a mi hija y que hicieron nacer a mi nieta” y pidió a quienes puedan y quieran “colaboración para el Inareps, porque es un instituto único en el país. De hecho, nos derivaron acá porque en La Banda no podían atenderla como ella necesitaba”.