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Cultura 18 de enero de 2024

Entretextos: “Bienvenidos al tren” de Oscar Muñoz

El periodista y escritor comparte con los lectores de LA CAPITAL un cuento para leer escuchando “Yo quiero ver un tren” de y por Luis Alberto Spinetta.

Por Oscar Muñoz (*)

Lo veía sentado al lado de las vías, esperando el paso del tren.

Dibujando, bocetando, en un cuaderno con espiral.

Repetidas tardes, a la misma hora.

Lo cruzaba a mi regreso del Instituto donde dictaba clases y me había acostumbrado a su presencia, con curiosidad creciente, pero contenida.

Alguna vez, desvié la vista hacia la hoja que se poblaba de trazos rápidos, sin llegar a apreciar el conjunto ni la calidad del dibujo.

De alguna manera, vaga o premeditada, parecía resguardarlo, ocultarlo, o simplemente, protegerlo.

Alguna vez, el tren, el tren del oeste, pasaba delante de nosotros dos: de mí, que había cruzado el paso a nivel y me demoraba innecesariamente, caprichosamente, para atisbar detalles más precisos de aquel bosquejo y de él, que apuraba entonces, su tarea, como si quisiera capturar no ya la formación en marcha, sino la misma velocidad o la poderosa presencia que imponía a su paso.

Pasaba el tren, conmoviendo los cimientos de los edificios contiguos y la plataforma de material en la que permanecíamos los dos, distantes y ajenos.
Un día, una tarde, me acerqué a hablarle.

En realidad, hice un comentario casual, una alusión al dibujo o al empeño que ponía en la tarea, con tal de acceder a una perspectiva más directa del trabajo.

Entonces, respondió de manera impensada.

Arrancó de cuajo la hoja, la arrugó como un bollo y la arrojó a las vías, todavía vibrantes de electricidad tras el paso reciente del tren.

-Demasiado rápido. -se lamentó, con rabia.

-No hacía falta ser tan drástico.-repuse, sorprendido por la reacción, y en el fondo, muriendo de ganas de recoger el arrugado papelucho y valorar por mi cuenta su habilidad como artista.

-Qué sabe usted de ilustración- apuntó en tono afirmativo, casi despectivo.
-Soy maestro de Dibujo- mentí con descaro, íntimamente satisfecho por la rapidez mental para la devolución.

El tipo no pareció impresionado.

En verdad, ni siquiera dio muestras de haber acusado el descargo.

-O de trenes- agregó, dejándome sin réplica posible.

Volvió su atención al cuaderno, que contenía muchas hojas garabateadas con ensayos más felices o menos frustrantes.

-Es verdad que es maestro de Dibujo- insistió en el mismo tono afirmativo del principio, pero bruscamente divertido.

Asentí con la cabeza, para evitame detalles o dudas, pero cedí a la tentación de poner en palabras, parte de verdad: -En aquel colegio, el de puerta enrejada.

Lo que me permitía cierto margen de referencia institucional, aunque no pedagógica.

Creí que me seguiría la conversación, pero el silencio incómodo que instaló entre ambos era casi una orden de desalojo, y continué mi camino de regreso, deseándole paciencia, buena suerte o alguna generalidad por el estilo.

Al día siguiente, volvimos a coincidir, a la misma hora.

El tipo no dibujaba: esperaba visiblemente el paso del próximo tren.
Lápiz en mano.

Demoré todo lo posible mi obligado paso por el lugar, para captar su reconocimiento o su atención, pero parecía serenamente reconcentrado en alguna visión interior.

Sólo cuando el sonido de la alarma anunció la proximidad del servicio, se aprestó a la tarea.

El tren era todavía un punto blanco flotando a la altura de la avenida distante cuando se percató de mi presencia y asintió, en una especie de saludo.

Creí que me autorizaba a contemplar su trabajo.

Otra vez me equivocaba.

El tipo, el dibujante, el artista o lo que fuera, se reclinó sobre la varanda de contención, cubriendo parcialmente el cuaderno con su cuerpo.

En cuestión de minutos, el tren atravesaba estruendosamente nuestra posición.

Nuevamente, la conmoción y el tembladeral.

Nuevamente, el pobre resultado y la frustración, el bollo de papel arrugado arrojado a las vías.

Decidí retirarme sin más trámite.

Con la secreta intención de volver.

Pero el viento y la llovizna que se desató poco después habían hecho su parte, cuando regresé al lugar, un par de horas más tarde y por más que revisé los alrededores con tenacidad de sabueso, no encontré, entre las vías, más que oscuridad, mugre y desperdicios de antigua data.

Vino el fin de semana largo, unas cortas vacaciones en la costa.

Retomé las clases un lunes de otoño, volví a cruzar el paso a nivel a la hora de costumbre.

El dibujante, el artista, lo que fuera ese tipo, estaba fijo en el sitio.
Pero no insistí con mi interés: no le hice el juego que sospechaba me estaba haciendo jugar.

Escuché el paso del tren mientras doblaba la cuadra, en dirección a la parada del colectivo.

El martes, ni rastros del tipo. Ni el miércoles, ni el jueves.
Recién el viernes, de casualidad, descubrí el cuaderno de dibujo, semi oculto entre uno matorrales contiguos a las vías.

Estaba curtido por la intemperie, pero en condiciones higiénicas para pegarle un vistazo.

Recorrí las páginas ilustradas con bocetos de trenes en movimiento: dibujaba bien el tipo, artista o lo que fuese, y no hacía falta ser experto para apreciarlo.

El movimiento se repetía, renovado, en todas las ilustraciones, igual que la ausencia de pasajeros.

Así, hasta la última imagen, en la que se distinguía claramente una cara mirando por la ventanilla.

Creo que sonreía, incluso, pero puede que fuera mi imaginación.

N. del A.: Se sugiere completar la lectura escuchando “Yo quiero ver un tren”, de y por Luis Alberto Spinetta.

Oscar Muñoz

(*) Oscar Muñoz es periodista con más de tres décadas de experiencia en medios gráficos nacionales, se desempeñó en todos los rubros posibles, desde la confección del horóscopo hasta la entrevista en profundidad, pasando por las secciones Política, Internacionales, Negocios, Sociedad, Ciencia & Tecnología, etcétera. Escribió los guiones para sendos documentales: Abril/ Norte (Mundial de Cortos de Fútbol 2014) y Calesitas porteñas, una vuelta más (Selección Oficial Festival Internacional de Cortos Tandil 2017) y el corto de ficción “Después de función” (Primera Semana del Cine Marplatense, 2019). Condujo y participó de programas de radio en FM Supernova y Radio Retruco (CABA). Publicó “Los ex. Historias con separaciones, separados & separadores”. Viajado y viajero por los cinco continentes, sus crónicas de color o actualidad aparecieron en los diarios BAE Negocios, La Nación, La Prensa y LA CAPITAL y en las revistas GABO, Maxim, R.S.V.P. y Foto Imagen. Comparte imágenes y vivencias en su cuenta de IG: @elinfinitoviajar.