Por Sebastián Arana

No fue la primera ni será la última vez que un equipo se potencia en la adversidad. Peñarol no tuvo a su estelar Al Thornton, con una molestia en un aductor, para enfrentar a Atenas de Córdoba. Pero respondió con una producción colectiva muy importante, una de sus mejores en la presente Liga Nacional de Básquet, para imponerse 81-66 sin dejar lugar a la menor duda.

El triunfo tuvo, además, valor agregado. El equipo marplatense consiguió superar los once puntos de diferencia que Atenas había logrado cuando se enfrentaron en Córdoba. Por ende, en un eventual empate de puntos en el final de la serie regular, Peñarol se quedó con la ventaja deportiva. Un detalle no menor cuando, de momento, ambos equipos se mueven en la misma zona de la tabla.

Probablemente, sabiendo que no podían descansar en la jerarquía de Thornton, sus compañeros salieron al cotejo con los cinco sentidos puestos en lo que hacían. Sabiendo que cada defensa era importante, dándole mucho valor a cada pelota y acumulando pases para conseguir tiros más fáciles. Y así el equipo “milrayitas” fue acumulando méritos y construyendo un triunfo incuestionable.

Fotos: Prensa Peñarol / Demián Schleider

Ya en el muy parejo primer cuarto se percibió un Peñarol con mejor sentido colectivo. Tuvo algún problema defensivo, pero repartió equitativamente los protagonismos en ataque y consiguió un buen número de tiros fáciles. Acuña, en ese sentido, aportó tanto puntos como asistencias. Y el equipo fue capaz de superar la rápida acumulación de faltas de Andújar (dos en cinco minutos que lo mandaron al banco) con un buen ingreso de Víctor Fernández.

El rendimiento de los relevos fue una clave para entender el paulatino despegue “milrayitas” a partir del final del primer cuarto. No sólo entró bien Fernández al partido, también lo hizo Federico Marín. Y en el comienzo del segundo parcial consiguió dejar a Atenas tres minutos sin anotar. Pineda de un lado, con dos triples, y Kramer del otro, con dos tapas, propiciaron un primer quiebre. Peñarol llegó a obtener una máxima de trece puntos (43-30) a falta de tres minutos para el entretiempo.

Si bien se quedó un poco en el final de la etapa, la salida “milrayitas” después del descanso fue vigorosa. Otra vez Andújar y compañía plantaron una defensa férrea, otra vez se peleó cada pelota como si fuera la última para confundir totalmente al elenco “griego”, que no pudo anotar en los primeros cinco minutos y medio. Luciano González, del otro lado, dio un rato de cátedra y la diferencia trepó a asombrosos 22 puntos.

En ese punto, Atenas, luchador, reaccionó y Peñarol sufrió por algunas malas decisiones ofensivas, aunque no bajó el tono atrás. La luz se achicó, pero nunca demasiado como para que peligre el triunfo.

Otra cosa fue la resolución de la ventaja deportiva. Pero en el cuarto final el equipo local, viendo que no iba a ganar por goleada y que el contexto había cambiado, fue inteligente. Manejó bien los tiempos y se enfocó en conseguir esa diferencia superior a los once puntos que le diera la ventaja sobre Atenas en una situación de desempate.

Con el esfuerzo y la solidaridad de todos, lo aseguró en el minuto final con sendos tiros libres de Federico Marín a diez segundos para el final. Peñarol se puede ir al receso bien tranquilo.

La síntesis

Peñarol 81
L. Andújar 3, M. Thomas 16, L. González 16, D. Pineda 12 y R. Acuña 12 (x) (FI); V. Fernández 7, F. Marín 15, K. Kramer 0 y N. Chiaraviglio 0. DT: Hernán Laginestra.

Atenas 66
C. Buendía 10, J. Montero 10, L. Arn 9, L. Lema 11 y J. C. Oberto 7 (FI); C. Buemo 7, N. Sanders 8 y R. Ledesma 4. DT: Gustavo Peirone.

Estadio: Polideportivo “Islas Malvinas”.
Árbitros: Diego Rougier, Raúl Sánchez y Danilo Molina.
Parciales: 24-22, 46-36 y 62-49.