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Cultura 12 de junio de 2018

Grandes libros, pequeños lectores

Noche sin luna, de Shira Geffen y Etgar Keret / David Polonsky, México, Fondo de Cultura Económica/ Los especiales de A la orilla del viento, 2016 (tercera reimpresión)

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por Romina Sonzini

Zóhar escucha el final del cuento que le lee su padre y entiende que es hora de dormir, pero la oscuridad la asusta. Su padre, entonces, le promete la luz de la luna llena. Pero… ¿a dónde se escondió la luna?

Esta pregunta es el hilo que enhebra los distintos diálogos que la niña mantiene a lo largo de la noche. Un gato muy blanco y un policía con una linterna son sus primeros interlocutores nocturnos, a quienes Zóhar les describe la luna para que la ayuden a encontrarla. Sin embargo, es en una cabaña iluminada en el medio del bosque, en donde la niña encuentra algunas respuestas que la ayudarán a resolver el enigma.

Noche sin luna es un libro particular. Podríamos considerar que la historia plantea una cuestión recurrente en los libros para niños: el miedo a la oscuridad. Sin embargo, si prestamos atención a algunos guiños que se presentan desde el texto y desde las ilustraciones, encontraremos que esta historia nos ofrece la posibilidad de reflexionar sobre cuestiones mucho más profundas como la soledad, la felicidad, la tristeza…

Un comentario aparte merecen las ilustraciones de David Polonsky, por lo rupturistas. Desde la imagen y la paleta de colores seleccionada, este libro nos invita a recorrer un camino que desconcierta y desafía, que desestructura al lector que deberá agudizar la mirada para desentrañar y disfrutar de todas las capas de sentido que Noche de luna nos ofrece.

(*): Integrante de la ong Jitanjáfora.



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