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Gustavo Luppi, “El amateur” y la importancia de “empatizar con el otro”

El actor y director subirá a escena este sábado con la obra que protagoniza junto a Mauricio Dayub, antes de emprender una gira que los tendrá ocupados todo el año. Su experiencia componiendo a Lopecito.

Arte y Espectáculos 28 de marzo de 2024

Gustavo Luppi no venía a Mar del Plata desde la temporada 2020, en la que estuvo como director y actor de la adaptación del clásico “Hombres y ratones”. Luego de un verano en el que, semana por medio, subía a escena junto a Mauricio Dayub en “El amateur, segunda vuelta”, vuelve en el marco de Semana Santa con esta obra que sigue replicando el éxito y el impacto de la versión original estrenada en 1997.

“El amateur, segunda vuelta”, que cuenta con la dirección de Luis “Indio” Romero, se presentará este sábado 30 de marzo en el Teatro Neptuno.

En esta obra, Luppi se pone en la piel de Lopecito, un hombre que encontrará inspiración en el sueño de su amigo El Pájaro, con quien logrará lo imposible: demostrar que hay sueños que pueden cumplirse.

“Hacer ‘El amateur’ es un orgullo, la paso muy bien porque me gusta mucho la obra, el personaje y trabajar con Mauricio. Me gusta cómo encara el trabajo del actor, somos de la misma opinión en eso y nos retroalimentamos”, contó el artista que viene de dirigir la tira de El Trece “Buenos chicos”, que finalizó recientemente.

Luppi analizó que el público “reacciona” a la historia que interpreta junto a Dayub porque “habla de pelear por los sueños, de poder subirse a otro sueño y convertirlo en propio. Creo que esa empatía viene porque todos, en un rinconcito de nuestro corazón, tenemos un sueño por realizar o estamos trabajando para realizarlo y eso hace que se humanice mucho la historia. Creo que el éxito de esta obra radica en eso”.

Sobre Lopecito, su personaje, definió que “tengo una buena relación con él porque creo que lo llegué a entender en su frustración, llegué a entender su dolor, esta impotencia de querer avanzar y no saber bien hacia dónde. Cuando te encontrás con una obra bien escrita o con personajes bastante delineados, podés empezar a bucear en vos y descubrir cosas que por ahí no las tenías tan claras. Me gusta mucho hacer Lopecito, me gusta su picardía, su ternura y me gusta la relación que, con todas sus limitaciones, entabla con El Pájaro, esa amistad tan tan profunda y tan fuerte”.

– ¿Qué importancia creés que tiene hoy el mensaje, el ejemplo de la obra, y de El Pájaro y Lopecito?

– Me parece que no solamente en estos momentos en este país, sino en todo momento, en todos los lugares es importante tratar de empatizar con un otro, tratar de cumplir los sueños de este otro, aunque no sea propio, poder sumarse al sueño de otro y convertirlo en propio. Porque lo más importante, más allá de lo que queramos hacer o de lo que la educación nos ha dicho que tenemos que hacer, es poder pelear por aquello que nos hace sentir realizados, por aquello que nos hace sentir que crecemos, que nos hace sentir que vale la pena estar vivo, como decía el personaje de Alterio en “Caballos salvajes”.

El Pájaro tiene un sueño muy fuerte, y con todas sus limitaciones y toda su ignorancia, está buscando el camino para cumplirlo. Lopecito, que está en el medio de un pozo, descubre que esa inquietud también puede ser de él y su vida empieza a cobrar sentido y esto me parece que es lo importante: cuando uno hace aquello que quiere, que necesita, que desea para realizarse, la vida se acomoda y empieza a tomar sentido. Aunque no tenga sentido para otros, empieza a tomar un sentido propio y creo que ahí es donde uno realmente se siente vivo y siente que puede avanzar.

– Venías de dirigir “Buenos chicos”, ¿cómo vas complementando los roles de actor y director, de teatro y televisión?

– Si bien están hermanados, son distintas visiones y uno se pone en distintos casilleros. Cuando dirijo, tengo una visión -sobre todo en televisión- más global de la historia de a dónde apunta, a dónde querés llegar y en esa constelación de personajes de cómo funciona cada uno. Cuando actúas eso también está, pero uno está más centrado en el personaje y en la relación de su personaje con la historia y con los demás.

Cuando me pongo en el rol de actor, me olvido del director, me abro y estoy totalmente dispuesto a escuchar lo que me dice el director y a tratar de comprender qué es lo que quiere conseguir de la escena. Y cuando me pongo en director, trato de que el “yo” actor no interfiera en el sentido de decirle al otro cómo yo lo haría, sino tratar de ver cómo lo haría él mismo y que se conecte con la escena.

– ¿Cómo sigue para vos el resto del año?

– Seguimos con “El amateur”. Sin dejar de hacer la función en Buenos Aires, empezamos a hacer gira en el interior. En abril tenemos bastantes fechas y otras que se van sumando.

Aparte, yo tengo unos cursos de actuación que empecé hace cuatro años y por suerte me va bien. Sigo con eso y ensayando como actor unas obras pequeñas para Micro Teatro en Buenos Aires. Lo hago con gente amiga, me divierte y no me impide ni “El amateur” ni mis clases. Esperemos que el año no tenga grandes sobresaltos.