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La Ciudad 12 de abril de 2022

Hay 95% de posibilidades de hallar fósiles en una excavación en Mar del Plata

Lo aseguró Matías Taglioretti, del equipo de paleontología del Museo de Ciencias Naturales "Lorenzo Scaglia". Bajo la superficie marplatense, antiguos organismos de grandes dimensiones cavaban algunas de las cuevas más grandes en la historia del planeta Tierra. 

Paleocueva gigante parcialmente rellena, frente a Parque Camet.

En cualquier gran excavación que se realice en Mar del Plata, a dos o más metros de profundidad “hay un 95% de posibilidades de encontrar restos fósiles“, gracias a la riqueza paleontológica de la región y a la abundante existencia de paleocuevas que conforman verdaderos sistemas de túneles entrelazados bajo la superficie, explicó Matías Taglioretti, integrante del equipo de paleontología del Museo de Ciencias Naturales “Lorenzo Scaglia”.

En medio de sucesivos hallazgos paleontológicos en distintos sectores del partido de General Pueyrredon y alrededores, el profesional explicó en declaraciones al programa radial “Urbanos” que resulta “muy factible” hallar tanto fósiles corpóreos como trazas fósiles, es decir, indicios de actividad que dejaron los organismos prehistóricos en el sedimento.

A fines de marzo, por ejemplo, un guardavidas halló a la altura de la playa Kazkote Beach restos fósiles de uno de estos animales. “Lo encontró caminando por el lugar, lo dio a conocer en los medios y contactó al Museo. Enseguida pudimos recuperar la pieza en este espacio que ya conocemos bien de antes, hicimos una revisión y pudimos extraer éste y otros fósiles”, explicó el paleontólogo.

“Las barrancas del norte son más modernas que las del sur. Van del millón y medio de años al presente, y en estos acantilados de hasta 12 metros de altura hay un nivel de sedimentos verdes que es muy constante entre Mar del Plata y Santa Clara del Mar que representan suelos que en algún momento estuvieron encharcados o inundados y que son muy ricos en restos fósiles”, indicó Taglioretti y remarcó la presencia de “megafauna” en este sector, es decir, perezosos terrestres gigantes o elefantes prehistóricos.

En general, comentó el profesional, gracias a sostener durante los últimos 12 años un “trabajo de concientización” dirigido a la población sobre la tarea de los paleontólogos del Museo de Ciencias Naturales, “es muy común” en Mar del Plata, Santa Clara, Miramar y el esto de la zona que “la gente se comunique al encontrar” piezas de este tipo.

Recientemente, por ejemplo, vecinos de Balcarce convocaron a los expertos ante el hallazgo de lo que terminó siendo el caparazón de un gliptodonte.

“La gente cada vez se está apropiando más de lo que es el patrimonio paleontológico, el primer patrimonio natural y cultural”, destacó Taglioretti, pero enseguida advirtió que “lo que falta mejorar es el tema de las grandes construcciones” para que las empresas realicen los estudios de impacto paleontológico cuando se requiere hacer una excavación.

Enseguida, el paleontólogo recordó un memorable capítulo de la serie “Los simuladores” en la que ante el hallazgo de restos fósiles en una mega obra (implantados por los simuladores para ayudar a un vecino a conservar su negocio), la construcción queda demorada por un período indeterminado de tiempo. Aquel episodio quedó “grabado” en el imaginario colectivo de arquitectos y empresas constructoras, pero el paleontólogo marplatense aclaró que “eso no ocurre” en la vida real.

“Cuando se hace una excavación se abre una oportunidad única para recuperar patrimonio, pero el trabajo se realiza de forma rápida y expeditiva. Quizás en unos pocos minutos completamos el trabajo”, aclaró y pidió “cambiar  el imaginario de las empresas” sobre el trabajo de los paleontólogos.

“La verdad es que en una excavación de 30 metros por 30 metros y dos de profundidad, hay un 95% de encontrar fósiles”, remarcó Taglioretti y destacó la existencia de las paleocuevas.

Fernando Scaglia, técnico del Museo Sacglia, en una cueva de unos 3 millones de años de antigüedad, a metros de la quinta presidencial de Chapadmalal.

Fernando Scaglia, técnico del Museo Sacglia, en una cueva de unos 3 millones de años de antigüedad, a metros de la quinta presidencial de Chapadmalal.

Es que en un tiempo sin siquiera proyección de calles, avenidas, comercios ni turismo, gigantes animales caminaban sobre la geografía rocosa y pantanosa de una Mar del Plata todavía sin nombre ni identidad, mientras al mismo tiempo, bajo la superficie, antiguos organismos de grandes dimensiones cavaban algunas de las cuevas más grandes en la historia del planeta Tierra.

Lejos de ser simples pozos, estos refugios eran complejos sistemas de galerías que aún sorprenden y maravillan a los paleontólogos frente a cada hallazgo, a veces en sitios insólitos y en ocasiones con anécdotas propias de ficciones cinematográficas.

“Había animales de más de una tonelada que hacían túneles de más de 2 metros de diámetro. Estas especies vivieron hasta hace unos 8.000 o 10.000 años atrás”, precisó el integrante del equipo de Paleontología del Museo de Ciencias Naturales.

Las paleocuevas van desde pequeños conductos de 40 centímetros de diámetro hasta las que llegan a tener una luz de más de dos metros, que fueron construidas por un grupo de mamíferos autóctonos, los Xenartros.

Estos comprenden a los vivientes perezosos arborícolas, mulitas, peludos y tatús, ositos meleros y los osos hormigueros. Sin embargo en nuestro pasado geológico este grupo era más diverso y comprendía bestias acorazadas como los gliptodontes, armadillos terrestres gigantes con masas corporales entre 600 a 2500 kilos y los perezosos terrestres gigantes con pesos entre 500 a 3500 kilos.

Scelidotherium es un género extinto de perezosos gigantes del Pleistoceno Inferior. Imagen: Martina Charnelli.

Scelidotherium es un género extinto de perezosos gigantes del Pleistoceno Inferior. Imagen: Martina Charnelli.

Sobre ese gran “queso gruyere” (metáfora utilizada para graficar el “subsuelo” marplatense) se construyeron casas, edificios, hoteles, complejos turísticos e infraestructura de diferentes tipos de empresas e industrias. Eso hace que hoy exista entre 80 y 95% de probabilidades de encontrar una paleocueva al poner en marcha una excavación al construir cimientos.

A veces ni siquiera hace falta falta excavar tanto para hallarlos. Es más, a veces ni siquiera hace falta excavar. Los ejemplos abundan y sorprenden: niños que juegan en las playas del extremo norte y sur de la ciudad y encuentran prehistóricos refugios y accesos a antiguas y verdaderas ciudades subterráneas, y familias que por situaciones insólitas detectan una paleocueva en el patio de su casa.

Pasó unos años atrás en el barrio Las Margaritas. Una familia llenaba de agua una “pelopincho” sin saber que debajo de la superficie, había una paleocueva. Por el peso, el suelo debajo de la pileta cedió y se hundió en una milenaria paleocueva.

Ocurrió también en la cantera del área de Vialidad municipal, donde se encontró una cueva de 9 metros de profundidad. O frente a Parque Camet, donde apareció un enorme conducto prehistórico. O a metros del parque Aquasol, donde dentro de una profunda paleocueva se hallaron restos de una Osa de las Pampas y dos oseznos, el predador tope de los ecosistemas del último millón y medio de años de historia natural. Parado en sus patas traseras, superaba los tres metros de altura.

Cueva de milodóntido en el sur de Mar del Plata

Cueva de milodóntido en el sur de Mar del Plata

Respecto al destino de los fósiles, Matías Taglioretti indicó que “los materiales siempre van a los museos, para que se conformen en una pieza patrimonial”.

Subrayó en este sentido que si bien para muchos la paleontología es percibida como “lo raro, lo fantástico o lo grande”, en realidad “tiene un gran valor para la humanidad”, por ejemplo para “poder reconstruir el clima y los ambientes del pasado”, algo que se puede lograr hacer “por largos segmentos en el tiempo” y, además, “permite generar patrones para ver como se van a comportar los sistemas a futuro”.