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La Ciudad 7 de junio de 2020

“Hay que recuperar la empatía e inteligencia que Anses supo tener”

La marplatense Fernanda Raverta, que dirige la Administración Nacional de la Seguridad Social, planteó los desafíos del organismo que comanda. Además, explicó la asistencia en medio de la pandemia, la nueva movilidad jubilatoria y el país que viene. “Necesitamos construir políticas públicas que reparen desigualdad", sostuvo.

Fernanda Raverta, directora ejecutiva de la Anses.

por Hernán Kloosterman

En medio de una pandemia y en una profunda crisis económica, Fernanda Raverta transita sus primeros días a cargo de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). Mientras busca dar esos primeros pasos con firmeza, la marplatense propone una consigna que parece innegociable: que el organismo recupere empatía, sensibilidad e inteligencia.

Lo remarca como uno los principales objetivos de su gestión y por eso cuenta que su primera tarea fue la de volver a abrir las puertas en medio del encierro por el coronavirus. “Parecía poco racional que la gente llegue a la edad para jubilarse y los chicos sigan naciendo y que tuviéramos las puertas cerradas”, argumenta en un extenso mano a mano con LA CAPITAL.

La directora ejecutiva de Anses y referente del Frente de Todos en Mar del Plata también se refirió a la reforma del sistema jubilatorio, al país que viene después del coronavirus y al nivel de desigualdad que desnudó la pandemia. “Necesitamos construir políticas públicas que reparen desigualdad”, sostuvo.

– ¿Lo primero que te propusiste al asumir?

– Cuando asumí la responsabilidad de conducir este organismo, tomamos la decisión de declarar esencial al trabajo que realizamos quienes somos parte de este organismo. Por eso, el primer día hábil firmé esa resolución y esto tiene que ver con una perspectiva de pensar que aún en un tiempo de pandemia, necesitábamos tener a organismo con las puertas abiertas. Anses te acompaña desde el tercer mes de gestación con el prenatal hasta que te jubilás y siempre está presente. Entonces parecía poco racional que la gente llegue a la edad para jubilarse y los chicos sigan naciendo y que tuviéramos las puertas cerradas. Pusimos en marcha nuevamente Anses. Eso fue lo primero que hicimos.

– ¿Por qué creés que se eligió el perfil de una trabajadora social y no de economistas como habitualmente sucede en la conducción del organismo?

– Me parece que el Presidente de la Nación tuvo en cuenta la mirada más empática de Anses que tiene que ver con ponerse en lugar del otro y saber qué necesita un jubilado, un pensionado o un trabajador que cobra su asignación familiar. Estas cuestiones tan vitales que tienen que ver con la vida de las familias requieren de un ejercicio de empatía. Las decisiones que acá se toman transforman las vidas de las familias. Entonces, elegir una licenciada en trabajo social tiene que ver con profundizar ese carácter más social y empático del organismo.

– Ya conocías Anses, en otra escala, por tu experiencia en la UDAI de Mar del Plata. ¿Algo que te haya sorprendido al asumir este nuevo rol?

– Cuando atendía algún vecino del Puerto en la UDAI, la dimensión era mucho más personal. Implicaba conocer a un trabajador del puerto o una vecina que se quería jubilar. Ahora me encuentro con una dimensión de otra escala. Hay que descubrir las particularidades de quien inscribe a los vecinos de otras provincias, o ciudades del interior. Lo que es distinto es la dimensión federal de esta responsabilidad. Y me parece importante contarlo: hay provincias argentinas que no tienen los mismos problemas que las grandes ciudades. Tienen otra realidad y asumir rápidamente ese carácter de diversidad que tiene la Argentina fue lo más novedoso.

– ¿Cuánto tiempo se pueden sostener las medidas de asistencia implementadas por la pandemia como la IFE o los ATP?

– El Presidente va tomando las decisiones en función de los tiempos y las características que va asumiendo esta pandemia. Y esas particularidades van construyendo decisiones que empiezan con el carácter de cuidado que tiene este gobierno y que ha asumido el Presidente desde el momento cero. Un cuidado sanitario que tiene que ver con las distintas fases de la cuarentena. Pero también un cuidado social y económico. Cada una de las decisiones tiene que ver con protegernos, con cuidar a quienes en este momento estamos pasando una situación muy particular que somos los argentinos, que estamos atravesados por un tiempo histórico que ha modificado las conductas. Tenemos un gobierno que nos cuida en materia sanitaria pero también nos cuida con políticas económicas de ingresos familiares para asistir en este tiempo. Cada decisión se ajusta a la coyuntura y a la dinámica de ese momento social, económico y sanitario.

– Uno de los puntos más complejos de Anses es el sistema jubilatorio. ¿Se impone pensar en una reforma?

– En el Congreso están discutiendo un nuevo proyecto de movilidad. Es bien complejo construirlo porque tiene que ver con una dinámica económica que es bien distinta. Anticipar cuándo se puede recaudar en términos impositivos o cuánto va ser el ingreso que se va a recibir desde el tesoro nacional para después disponer aumentos progresivos y sistemáticos es muy complejo en estos tiempos en los que la demanda y el consumo están paralizados en ciertos lugares. Entonces, estas variables hacen que haya que pensar la fórmula de movilidad adaptando la realidad a este momento económico particular.

– ¿Y esta crisis puede precipitar esa reforma?

– Por supuesto. Por eso esta comisión integrada por distintos bloques está generando distintos proyectos que se discuten para consensuar uno que permita tener una mejor forma de movilidad. En el momento que sea oportuno y cuando podamos adelantarnos con algunas variables a que a las cuestiones económicas estén dadas para poder decir que esa formula va a generar ingresos dignos.

– La inscripción a la IFE evidenció que hay millones de argentinos sin registración de ningún tipo. ¿A esta altura, es una de las deudas de la democracia?

– Estamos hablando de casi 9 millones de argentinos que se inscribieron en un momento particular. Esto echa luz sobre una enorme cantidad de población que vive de generar un ingreso desde la economía informal. Y por otro, la gran cantidad de argentinos que trabaja en un empleo no registrado. Por lo tanto, sin ninguna duda también es una oportunidad conocer quiénes son estos argentinos para poder pensar, no sólo nominalmente, sino también en términos generales. Cuántos hombres, cuántas mujeres, de qué edades.

– ¿A qué conclusiones se puede llegar?

– Por ejemplo, el otro día pedí que me cruzaran el número de cuántas mujeres de entre 60 y 65 años se habían inscripto para cobrar el IFE. ¿Por qué? Esas mujeres si no fuese por la pensión (PUAM) tendrían que estar jubiladas si hubiera seguido el régimen de jubilación por moratoria que estaba antes del gobierno anterior. Entonces, cada una de las decisiones que se toman genera distintas transformaciones en la vida los hombres y mujeres. Por eso, este universo de casi 9 millones, entre los que hay casi 90 mil marplatenses, pone al descubierto que necesitamos construir políticas públicas que reparen desigualdad. El Presidente habla de un momento en el que se puso sobre la mesa el grado de desigualdad. Y en eso también tenemos una oportunidad de pensar cómo vamos a construir políticas públicas que generen derechos y achiquen esa brecha de desigualdad.

– Hubo acciones conjuntas y gestos de acercamiento entre las distintas fuerzas. ¿Creés que se puede sostener?

– Creo que va a continuar en la medida que tengamos este horizonte común. El de pensar en desarrollarnos como ciudad, provincia y nación. Este esfuerzo de unidad debería ser sencillo de sostener si creemos que tenemos que salir adelante entre todos.

– ¿Imaginabas que podías ser convocada para este puesto o te sorprendió el llamado?

– Fui convocada en diciembre a acompañar la gestión de Axel Kicillof como ministra de Desarrollo de la Comunidad y cuando el Presidente de la Nación consideró oportuno convocarme para formar parte de su gabinete y me hizo esta propuesta de asumir la conducción del organismo que es para mí el organismo más hermoso, muy emocionada y conmovida, me vine y me puse a trabajar desde el día uno.

– ¿Con qué te irías conforme cuando termine tu gestión?

– Con haber recuperado la empatía que supo tener este organismo. De saber ponerse en el lugar del otro y pensar prestaciones que son aquellas ideas que puedan transformar la vida de las personas. Que recupere sensibilidad pero además que recupere inteligencia. Este organismo sabe de asistir a 2.400.000 titulares de AUH, a 7 millones de jubilados y pensionados. Sabe de asistir en una gran dimensión a millones de argentinos. Esa dimensión tiene que ser muy inteligente. Los vecinos tienen que saber que este organismo no requiere de ningún intermediario. Es un organismo donde vas a hacer un trámite a la oficina y lo hacés de manera personal. Esa inteligencia de poder tener una base de datos sólida es algo que tenemos que recuperar. Se ha perdido y no sólo por la pandemia. Tenemos que volver a recuperarlo. Si quiero decir cómo quiero que transcurra mi gestión, es recuperando inteligencia, sensibilidad y empatía y volviendo a hacer de este organismo esa institución que te acompaña siempre. Que se cuenta con ese acompañamiento para que las familias puedan construir su diseño de felicidad y, en el diseño de ese proyecto, puedan contar con un trabajador del organismo para que los acompañe.

“Va a ser muy difícil el tiempo que viene”

La directora ejecutiva de la Anses, Fernanda Raverta, también habló sobre el futuro de la Argentina.

– ¿Cómo imaginás el país pos pandemia?

– Me imagino que va a ser muy difícil el tiempo que viene. Nosotros iniciamos este gobierno con una crisis económica muy profunda e indicadores muy complicados. Y por supuesto, la pandemia profundizó esa cuestión. Entonces, salir de este tiempo va a requerir de un esfuerzo de todos. Del sector privado, del público y del Estado de construir políticas públicas reparadoras que por supuesto tienen que ver con poner en marcha la economía nacional, regional y local. Que esa puesta en marcha tenga como eje fundamental la generación de puestos de trabajo, porque la única manera de salir adelante es trabajando. Y por supuesto, un tercer sector: este tiempo ha demostrado que hay un montón de organizaciones sociales, culturales, sindicales, eclesiásticas, de la comunidad, que han mostrado una capacidad solidaria para organizar la ayuda. Estos tres sectores construyendo la idea de que nos tenemos que poner en marcha a partir de que todos pongamos lo mejor de cada uno. Y eso es lo que viene después de la pandemia.

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