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Policiales 27 de julio de 2023

Ian Hachmann, el marplatense que cometía secuestros virtuales y ahora será figura del Bailando 2023

Formó parte de una banda que entre enero y abril de 2014 cometió al menos 24 hechos delictivos, pero fue sobreseído al detectarse irregularidades en el procedimiento de su detención. Se mudó a España, se volvió influencer al producir contenido erótico en las redes sociales y ahora será una de las figuras del programa de Marcelo Tinelli.

Por Bruno Verdenelli

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Ya a esa altura pretendía enfilar hacia la fama. El camino podía acortarse, confiaba, a través de su atractivo físico. Sin embargo, debía sortear antes un escollo de índole judicial: Ian Iglesias Hachmann había iniciado aquel 2015 bajo arresto domiciliario, nada menos que por formar parte de una banda dedicada a cometer secuestros virtuales en Mar del Plata. Era, al cabo y aunque triste, otra forma de la celebridad.

Entre enero y abril de 2014, habían ocurrido al menos 24 casos que investigaba la fiscal Andrea Gómez. Los sospechosos eran todos miembros de la comunidad zíngara, con excepción de Hachmann, quien mantenía lazos con algunos de ellos por cuestiones de vecindario.

Además de este joven con ínfulas y deseos de trascendencia mediática, la Justicia sólo logró identificar directamente a otro acusado, que operaba desde la ciudad de Buenos Aires. Y la policía lo buscaba en distintos lugares cuando la causa fue anulada por la Cámara de Apelaciones.

Los magistrados Marcelo Riquert, Javier Mendoza y Esteban Viñas avalaron entonces el fallo inicial de la jueza de Garantías, Lucrecia Bustos, quien había sobreseído a Hachmann tras considerar que existían irregularidades en su procedimiento de captura. Principalmente, hacían hincapié en que había sido denunciado por su propia madre, lo cual está prohibido en el artículo 234 del Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires.

Tras quedar sobreseído, Hachmann decidió emigrar: su destino fue España, donde vivió hasta hace poco tiempo. En todos estos años, comenzó a producir contenido erótico en redes sociales y sitios web. A partir de ello, su cuenta de Instagram reunió más de un millón de seguidores y en las últimas semanas su nombre volvió a resonar públicamente al saberse que junto a su pareja, Arna Karls, sería parte del programa televisivo “Bailando 2023”, que conduce Marcelo Tinelli. En rigor, también había trascendido tiempo antes que el marplatense era amante de Charlotte Caniggia.


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La prensa nacional no tardó en reparar en el pasado de Hachmann y sacó a relucir su paso por la cárcel de Batán, previo a recibir el beneficio del arresto domiciliario. De esa forma, muchos se sorprendieron de lo acontecido… Casi una década después.

Cómo operaba la banda

El gitano identificado por la fiscal Gómez era Carlos Christon. Por esa causa, tal como se explicó, no llegó a caer preso. Pero sí lo estuvo luego en el marco de otra idéntica, desarrollada en la provincia de Córdoba, en donde cometió exactamente los mismos delitos.

Christon y otro hombre -también zíngaro- realizaban “giras” por distintas partes del territorio nacional, donde reclutaban gente local y cometían los hechos. Hachmann, entonces, era la “pata” marplatense de la banda. Fue por sus acciones -al igual que ahora siempre visibles-, los gastos onerosos y las seguidas ostentaciones que la policia logró localizarlo.

De acuerdo a la pesquisa, revelada oportunamente por LA CAPITAL, la organización efectuaba llamados telefónicos en horarios inusuales, para aprovechar el desconcierto de las eventuales víctimas. Las comunicaciones eran de noche, madrugada o temprano a la mañana y para esa maniobra utilizaban teléfonos celulares con chips “prepagos”.

Para convencer a la víctima de que era veraz el llamado, montaban una escena ficticia y simulaban voces similares a las de los supuestos secuestrados.

En esa actoral situación, los delincuentes hacían creer que el familiar de quien atendía el teléfono se encontraba en “problemas” o privado de su libertad. Entonces exigían de manera violenta dinero en efectivo o joyas para “liberar” o sacar del “problema” al falso cautivo.


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Esta mecánica se desplegó en 24 ocasiones comprobadas por la policía. La primera de ellas fue el 5 de enero de 2014, contra un hombre de 86 anos domiciliado en Neuquén al 200 y a quien despojaron de 5.000 dólares y 8.000 pesos.

El 5 y el 12 de enero perpetraron otros hechos, en uno de los cuales la víctima de 73 años entregó 29 mil pesos para la “liberación de su hijo”. Los delincuentes estaban tan confiados de su accionar que el 24 y 25 de marzo tuvieron éxito en cuatro secuestros virtuales más, con pocas horas de diferencia entre sí. En uno de ellos se hicieron de 150 mil pesos tras amenazar a una mujer de 67 años con matar a su hijo, al que supuestamente tenían secuestrado. Eran las 6 de la madrugada y la mujer juntó rápidamente el dinero, además de joyas y otros valores, y los metió en una bolsa para luego arrojarlos en la vereda de la esquina de Saavedra y Catamarca.

Entusiasmados cometieron dos hechos más: 80 mil pesos y 2.500 dólares le sustrajeron a un hombre de 59 años en la entrada del Instituto Albert Einstein, y 75.000 pesos, 200 dólares y joyas a una mujer de 68, en un sector próximo a Alem y Primera Junta.

En abril la estafa, el timo, la mentira les funcionó como nunca. Con gran destreza para confundir a su nueva víctima, un jubilado de 66 años, consiguieron hacerse de 50.000 dólares en Viamonte y Castelli. El octavo día de ese mes cometieron también tres secuestros más entre las 2 de la madrugada y las 9.30 de la mañana, en lo que fue prácticamente el final de la banda: la policía pudo entonces cerrar el cerco y al día siguiente diversos efectivos llegaron hasta una vivienda en Giacobini 1930, cuyos inquilinos pagaban 1.000 pesos por cada jornada. Se trataba de los delincuentes, que habían alquilado eventualmente esa propiedad en diciembre de 2013, a principios de marzo y en abril de 2014.

Allí, vieron cómo los ocupantes se marchaban en dos vehículos, y luego los interceptaron en Sáenz Pena y Fortunato de la Plaza: Ian Hachmann, su novia de entonces y un amigo fueron aprehendidos. Más tarde se establecería que la mujer y el hombre no tenían relación con la banda.

La necesidad de exhibirse

La manera de ostentar, el dispendio y el gasto excesivo de dinero en efectivo efectuado por Hachmann durante el tiempo en el que se cometían los delitos fue el inicio de su caída. Llegó al punto de comprar un Peugeot 207 CC cuyo valor de mercado (a marzo de 2014) era de 228.000 pesos, sin tener ningún empleo estable.

Por esos días, su madre se presentó ante la Justicia y pidió ayuda porque ya notaba las maniobras ilícitas de su hijo. Entonces lo denunció, lo cual fue clave para la investigación -de manera positiva, primero, y negativa después-, junto al análisis de las comunicaciones derivadas de la intervención de las líneas telefónicas, los testimonios de víctimas relevados, y las citadas erogaciones del ahora modelo y actor porno.


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Christon logró mantenerse prófugo hasta que cayó en Córdoba, y sus supuestos cómplices nunca fueron identificados. Cuando la Fiscalía secuestró y pidió peritar las computadoras de Hachmann se estableció que habían
sido consultados sitios de datos personales, tales como infoexperto.com.

También se confirmó el uso de un programa denominado “Datel 2000”, con el cual se verifican datos filiatorios de personas que después se transformaban en víctimas.

La fiscal Gómez pidió la elevación a juicio por un caso de asociación ilícita y 24 casos de extorsión. El joven permanecía detenido y se encaminaba a recibir una pena de hasta 50 años de prisión. Definitivamente se haría famoso por semejante condena.

Pero la causa fue anulada al detectarse la mencionada intervención de su madre, lo cual constituyó, según los jueces, una irregularidad innegable en el procedimiento penal.

A casi una década de aquellos secuestros virtuales y algo menos de tiempo de su sobreseimiento, Hachmann finalmente parece haber conseguido lo que buscaba.



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