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Cultura 14 de octubre de 2023

La nueva poesía de Raúl Alonso: “Ingresé a un cuarto en el que no conocía dónde estaban las cosas”

Le resulta imposible no comunicar la tristeza a la que llegó por haber dejado su ciudad, Mar del Plata, para empezar de nuevo en España. Su nuevo poemario transmite el dolor como una manera de sanar: "Tal vez la tristeza no tiene buena prensa, pero a la hora de escribir poesía uno no debería apartarse demasiado de sus quebrantos", observó.

Raúl Alonso.

 

 
Por Paola Galano

No es escritor de imposturas ni de tonos acomodaticios. Como poeta, va al hueso, aunque ese viaje hacia adentro y hacia atrás signifique ir a lo que duele. Partidas, exilios, extrañamientos, recuerdos, olvidos, muertes y otros dilemas del que deja un país para instalarse en otro emergen en el nuevo poemario de Raúl Alonso, “Buenos Aires, el ayer y el universo” (Editorial Anverso).

 


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“Fue toda una necesidad”, dice el autor sobre cómo empezó a darle forma a estos nuevos textos. Lo dice desde Granada, España, lugar al que partió en búsqueda de mejores posibilidades de vida, tras dejar Mar del Plata.

“Pasaron bastantes cosas desde que llegué a España, me costó un poco acostumbrarme a esta ciudad -cuenta a LA CAPITAL-. Granada es una ciudad bastante especial, bastante cerrada y me costó adaptarme a sus maneras, es como que ingresé a un cuarto en el que no conocía dónde estaban las cosas, no conocía las calles, me desorientaba la idiosincrasia de la gente, extrañaba mi ciudad”.

 


“Dejás tu familia, que es un modo bastante tajante de abandonar tu historia”

 


 

Y sigue: “Al poco tiempo llegó la pandemia y estuve casi dos años encerrado, lo que postergó aún más el proceso (de integración). En toda esa etapa, mi madre estaba llegando al final de sus días y yo estaba aquí sin poder hacer nada. El año pasado falleció y sumado a diversos temas que habían quedado pendientes en mí a través de los años, todo hizo eclosión. Por eso es que (el libro) tiene un tono bastante particular y, fundamentalmente, personal”.

Lo que dejó en Argentina, las ausencias que se notan a la distancia y el no saber qué hacer con esa angustia atraviesan este nuevo libro, escrito bajo una sinceridad que no admite maquillaje.

“Intenté transmitir la angustia ante el paso del tiempo, la cercanía cada vez más notoria del fin, llegar a una edad donde las dudas florecen y reinan. Nuestro sentido en este valle, qué dejamos, para qué llegamos y por qué nos tenemos que ir tan pronto, el cambio de país me hizo cambiar muchas perspectivas, mis antepasados de parte de mi padre son españoles. Estoy como cerrando el círculo que menciona Borges en ‘Poema conjetural'”.

Sin embargo, antes de partir de Argentina ya masticaba estos temas. “Estaban en mí todas esas preguntas que he tratado de formular y, en menor medida, de responder. Estemos en el lugar que estemos llevamos con nosotros la mochila de incertidumbres, que, en mi caso, adquirió nuevas cargas”, contó.

 


 

“Llevamos con nosotros la mochila de incertidumbres”

 


 

-A pesar del dolor, lograste publicar estando en España. ¿Cómo es ser un escritor latinoamericano, argentino, en Granada?

-Esta es la ciudad de García Lorca, que te imaginás que acá caminás una cuadra y surgen cientos de poetas y escritores. Es una ciudad muy particular, así que insertarse en los grupos de literatura no es sencillo. La verdad que tienen un -llamémoslo- afecto por los argentinos. Aman el acento y conocen Buenos Aires, nuestra realidad y, por supuesto, el tango. No es fácil publicar, hay mucha editorial que solo está interesada en el negocio, cobrar sus euros y punto. Yo tuve suerte, de movida, la posibilidad de relacionarme con gente vinculada a la Universidad de aquí y eso me facilitó el camino.

-El largo prefacio del libro está a cargo de un docente de la Universidad de Granada, Juan de Dios Villanueva Roa.

-Mi relación con el ambiente literario de aquí se vio facilitada por algunas relaciones vinculadas a la Universidad de Granada, una de las más reconocidas y prestigiosas de España. Afortunadamente, fui bien recibido y, aparentemente, gustó mi poesía. Me han realizado prólogos muy elogiosos y eso me llena de orgullo. Es la cuna de nuestra idioma y poetas no faltan, la verdad. Y esas relaciones me ayudaron para participar en el Festival de Poesía de esta ciudad, también muy reconocido, donde asisten invitados muy importantes, entre ellos varios premios Nobel. Me abrieron las puertas de Ferias del Libro, tanto de aquí como de otras ciudades. Este año me di el gusto de estar en Madrid. El tema de las redes sabés cómo es: necesarias, en el actual contexto, que utilizo para darme a conocer, que se me lea más y relacionarme con más personas vinculadas al ambiente. No todo lo que reluce es oro.

-Parafraseando uno de tus poemas, ¿podrías responder qué se abandona en las partidas?

-Creo que se deja mucho en cada partida. Ilusiones no llevadas a cabo en el lugar que abandonás, amigos a los cuales les podés contar tus pequeñas o grandes derrotas a sabiendas que contarás con una oreja amable y palabras, a veces, sanadoras. Dejás tu familia, que es un modo bastante tajante de abandonar tu historia, que a su vez estás escribiendo de otra manera al hacer las valijas. Te da bronca dejar atrás tu lugar, tus lugares. En Mar del Plata, en cada rincón puedo recordar una vivencia. Llegás a un lugar nuevo y toda esa tarea, que se hace en años, como si fuera un lienzo, debés pintarlo de nuevo, con otros colores, otras formas, otras ideas en la cabeza. Se deja mucho y se abren, afortunadamente, nuevas ventanas que hay que investigar y disfrutar. La vida sigue.

-Tomo algunos de tus versos: “Un otoño metido hasta los huesos”, “las raíces nos empujan hacia abajo, siempre hacia abajo”, “Mi propio pasado tan igual a la palabra nunca”. ¿Notás cierta oscuridad en tu decir, cierta tristeza, cierta pena?

-Sí, totalmente. Está en cada verso y necesitaba soltarla. Vos sabés que yo creo que la poesía, en general, no hace buenas migas con el disfrute o la algarabía…Tal vez hoy la tristeza no tiene buena prensa, pero a la hora de escribir poesía uno no debería apartarse demasiado de sus quebrantos, de sus pequeños o grandes desconsuelos, del desamor, del olvido… Dolina dice que es bastante difícil encontrar una letra de tango que diga “Qué bien que estoy con mi novia”…Yo naturalmente tengo un carácter bastante nostálgico pero en esta oportunidad no podía no comunicar lo que sentía porque si no lo hacía, hasta corría riesgo mi vida. Sin exagerar.

 


“Intenté transmitir la angustia ante el paso del tiempo, la cercanía cada vez más notoria del fin, llegar a una edad donde las dudas florecen y reinan”


 

-A pesar de tener partes en prosa y de esas cartas tan conmovedoras al final, ¿sigue siendo un libro de poesía?

-Sí, es un libro de poesía, totalmente. Aún en la prosa que escribo están presentes rasgos poéticos. Siempre ha sido así. Me sale naturalmente. Actualmente, estoy en el proceso de mejorar ese estilo, modificarlo un poco, el lenguaje de la prosa no es conveniente que sea demasiado poético, requiere captar la atención del lector, así que la poesía creo que debe dejar el espacio libre para otra cosa. No lo dejaré por completo, porque me resulta imposible, pero morigerarlo en la prosa creo que me mejorará como escritor. Veremos qué pasa.

-Las cartas a tus padres suenan a cosas que debías decir, las de tus hijos suenan a despedida. ¿Por qué hacerlas públicas, por qué escribirlas, por qué anticiparte?

-Las cartas finales son parte de esa necesidad que te mencionaba antes. Al fallecer mi madre, me di cuenta de que había bastantes cosas que habían quedado en el tintero entre ella y yo. Y con mi padre también. Y me di cuenta de que con mis hijos también existían cosas que habían quedado sin decir. No pensaba que cartas de un par de páginas pudiesen reparar mucho, pero sí lograr un poquito de paz conmigo, nada más. Ignoramos cuándo nos iremos de este mundo, así que decidí no esperar más y decir lo que siento en cada una de esas relaciones, en forma epistolar, estilo en el que me siento bastante cómodo. La poesía no me alcanzaba para tales efectos.

-¿Qué estás escribiendo en la actualidad?

-Estoy muy entusiasmado porque estoy escribiendo una novela basada en la vida de Kim Pérez que es una profesora y activista por los derechos humanos española. Fue la primera mujer transexual que formó parte de una candidatura electoral en España. Y es granadina. Tuvo una vida muy pero muy interesante y me surgió la idea de que esa vida no podía perderse en el tiempo. Tiene 82 años y creo que su lucha debe conocerse ahora que está con vida. He tenido cerca de veinte entrevistas con ella y ahora estoy en el proceso de decodificarlas, encontrar el tono y luego ver si puedo publicarla en una editorial de importancia. Es muy conocida acá en España, tuvo una época muy mediática, su decisión de cambio de sexo la realizó en una época muy jodida en cuanto a libertades, por lo que me siento casi en un compromiso moral para con su coraje y su lucha. Tal vez alguna editorial de las grandes resulte interesada. También estoy reuniendo mi poesía con la intención de publicarla en Buenos Aires, en una editorial dedicada a la poesía, que para mí sería un sueño cumplido.



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