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La Ciudad 15 de junio de 2020

La radiografía del Covid-19 en Mar del Plata a tres meses del primer contagio

La ciudad avanza hacia una nueva normalidad. En 90 días hubo 43 infectados y 4 muertes. Infectólogos sugieren focalizar los testeos en el personal de salud, geriátricos y barrios populares. Se resignifica la importancia de la responsabilidad y la conciencia social individual para no retroceder.

Por Gonzalo Gobbi

@gonzalogobbi

Acertado fue el pronóstico de que la situación sería “dinámica”. La radiografía epidemiológica de Mar del Plata al día de hoy es totalmente diferente a la de marzo. A tres meses del primer caso positivo de Covid-19, la ciudad acumula 43 personas infectadas -la mayoría recuperadas- y va camino a una “nueva normalidad” en la que la responsabilidad individual resulta fundamental para seguir avanzando, sin tener que dar pasos hacia atrás.

Es marzo. Todavía hace calor. Recién empiezan las clases pero todavía hay turistas. El coronavirus llega en avión a la Argentina y Mar del Plata no queda afuera. Lavate las manos. El país en cuarentena. Quedate en casa. Cierran los comercios, las calles se vacían, se controlan; las rutas se bloquean. Alcohol en gel. Varados por el mundo en pandemia, miles piden volver. Toda actividad no esencial se suspende. ¿Hasta donde? ¿Hasta cuando? Proyectan 1600 casos locales para mayo. ¿Viviremos el horror de China, Italia o España? En pausa, a la espera de lo peor, a la espera del horror.

Es junio. El invierno golpea la puerta. Fase 4. La gente luce el tapa boca como una prenda más. Distanciamiento social. Ni 1600 ni 100, apenas 43 casos positivos, el 80 por ciento recuperados. Cuatro fallecidos. Un hospital modular. Ninguna cama Covid ocupada. Comercios abiertos y unos 70 rubros exceptuados. Salidas recreativas. La gastronomía y los shoppings piden reabrir. ¿Vuelven las clases? ¿Vuelve el turismo? La ciudad se mueve, camina, pasea. Responsabilidad social, clave. La línea es frágil. Queda claro: un paso en falso y todo vuelve para atrás. Todo.

Con más de 750.000 habitantes, la ciudad parece haber esquivado las imágenes del horror que azotan a otras localidades del mundo. Especialistas coinciden en la efectividad del diagnóstico rápido, el acierto de haber limitado el ingreso de personas de otras localidades y destacan las medidas preventivas adoptadas en forma coordinada entre Municipio, Provincia y Nación.

Infografia Covid

Tres meses, tres etapas

El 12 de marzo se detectó el primer caso positivo de Covid-19 en Mar del Plata. El ingeniero José “Jacho” Bensadón volvió de España y el test confirmó la infección. Días más tarde se convirtió en la primera víctima letal. Cuatro días después, Gustavo Borelli (51) fue el segundo fallecido.

Transcurrieron más de 60 días sin muertes por coronavirus (hasta el 1° de junio, cuando murió Olga Fanny Lucero, de 88 años; luego el 9 de junio se confirmó la cuarta víctima: Pedro Céspedes González, de 85 años, diagnosticado post mortem) y la ciudad llegó a estar 14 días sin nuevos infectados, del 25 de abril al 8 de mayo.

Para los especialistas en infectología, los últimos 90 días pueden dividirse en tres etapas: un primer número de casos atribuibles a viajeros, un segundo grupo afectado como es el personal de salud y de fuerzas de seguridad (40% de los casos) y el tercero, que incluye a geriátricos y ahora también a los barrios populares.

Primera etapa. En abril, la Secretaría de Salud puso el foco en los marplatenses repatriados. Esta población dio impulsó al primer testeo masivo local y permitió detectar 12 casos positivos de coronavirus, provenientes de seis países: Estados Unidos (3), España (3), Brasil (3), México (1), Andorra (1) y Bolivia (1)

Podría decirse que el 8 de mayo comenzó la segunda etapa, cuando se detectó el primer caso de coronavirus dentro del personal de salud.

Ese día, mientras Alberto Fernández anunciaba la extensión de la cuarentena, Mar del Plata estuvo 10 minutos sin casos positivos, desde que el parte nocturno reportó la recuperación de Alicia Zanardi, de 64 años, hasta que se confirmó el primer contagio en el personal de salud: Evangelina Tripoldi, una mucama de la Clínica del Niño. En las horas siguientes otras cuatro trabajadoras de esta clínica dieron positivo también.

Con el correr de los días hasta hoy, 18 trabajadores de salud (11 mujeres y 7 hombres) se sumaron al la lista de infectados: uno en el Bernardo Houssay, tres en la Clínica Colón, tres de la Clínica Pueyrredon, cinco de la Clínica del Niño, dos del Hospital Privado de Comunidad, dos del HIGA, una médica marplatense que trabaja en Miramar y otro médico que se desempeña en Florencio Varela.

¿Cómo estamos hoy?

A un ritmo sostenido, el número de infectados llegó a 43 (22 hombres y 21 mujeres). Más del 80 por ciento se recuperó, el 10 por ciento falleció (4 personas) y otro 10 por ciento sigue bajo tratamiento con favorable evolución.

El promedio de edad de los contagiados es de 46 años. Contra todo pronóstico, solo 8 adultos mayores de Mar del Plata contrajeron el virus. La mayor cantidad de casos (17) se detectó en personas de entre 15 y 36 años, seguido por marplatenses de 36 a 50 años (10 casos).

En diálogo con LA CAPITAL, la médica infectóloga Cristina Miglioranza aseguró que “fuimos avanzando bien”, por lo que el cuadro de situación al día de hoy es favorable, aunque “hay que estar atentos”, “avanzar con cautela” y apelar más que nunca a la responsabilidad civil individual para no desestimar el impacto positivo de las medidas que demostraron eficacia, como el distanciamiento social, el lavado de manos y el uso de barbijos y tapabocas.

“Hemos tenido la posibilidad de tener un diagnóstico rápido para identificar a los casos sospechosos y tratarlos, y también para identificar los nexos epidemiológicos y aislarlos. Eso se pudo controlar para evitar que el virus que trasmita al resto de la población”, evaluó la especialista.

Ahora “entramos en una (tercera) etapa en la que resulta fundamental la responsabilidad civil individual”, subrayó la infectóloga.

Al respecto, señaló que “uno no puede vivir en una cuarentena eterna, porque además de las cuestiones sanitarias hay consecuencias sociales, económicas y psicológicas”, pero sí advirtió que “al haber mayor movilidad aumentan las chances de que circule el virus”.

Para eso, destacó, “hay que generar una articulación adecuada en cada apertura, apelando a la responsabilidad individual para que no se desestimen las medidas que han demostrado mayor eficacia”.

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Medidas para avanzar

Nadie quiere retroceder. Nadie tener que volver a cerrar. Todos quieren volver a trabajar. Llegar a 21 días sin contagios es la clave para pasar a la fase 5. El número es difícil, imposible creen algunos, sobre todo por la etapa en la que estamos y invierno que se aproxima, con las enfermedades respiratorias que brotan en esta época.

La infectóloga Cristina Miglioraza sugirió que “sería oportuno ampliar el testeo a todas las poblaciones vulnerables”, lo que incluye a los barrios populares, el personal de salud y las fuerzas de seguridad, y los geriátricos.

Seguido, subrayó que “una de las medidas de acierto” fue limitar el ingreso a Mar del Plata de personas provenientes de otras localidades con circulación viral. En ese punto, dijo que “habría que mantener y reforzar esa limitación con rigurosidad” para seguir por el camino en el que busca avanzar la ciudad.

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Modificar conductas

Son varias las costumbres que cambiaron. El antes y el después del coronavirus está a la vista. La pandemia llevó a repensar modelos de negocios, modificó la circulación, suspendió los abrazos, los asados, las fiestas y reuniones, reinstaló el lavado frecuente de manos y generó un fuerte impacto económico y psicológico.

“Hay cambios en la conducta que van a ser difíciles de cumplir, pero hay que apuntar a la conciencia civil de cada uno para que la ciudad pueda volver a funcionar sin que esto implique mayores complicaciones o consecuencias en la salud en general”, analizó la infectóloga Cristina Miglioranza.

En un plano mucho más terrenal, la especialista hizo dos consideraciones fundamentales. En primer lugar remarcó: “Estamos todos cansados de estar adentro, de no ver a la gente que queremos, pero sigamos comportándonos responsablemente. Si nos juntamos con alguien hagámoslo en grupos pequeños, con distancia de dos metros, con tapa boca; no compartamos el mate ni el termo; son conductas que hay que cambiar para el bien de todos”.

En segundo lugar, agregó: “Como sociedad tenemos que aprender mucho todavía a no estigmatizar, no criminalizar, no juzgar sin conocer. Que en esta pandemia estamos obligados a enfrentar incertidumbre y dudas de muchos tenores, que seguramente se dilucidarán con el tiempo, con el análisis de los datos y con la experiencia que adquirimos día a día. Aprendemos a ir andando con certezas que son efímeras, con verdades que cambian en poco tiempo porque la evidencia se va mostrando cambiante, cómo puede cambiar el virus y su comportamiento”.

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Se hicieron más de 1550 hisopados

A principios de marzo, luego del primer caso de coronavirus en Argentina reportado el día 3, comenzaron a realizarse hisopados en Mar del Plata. Hasta esa fecha no se registraban infectados. El 10 de junio se cumplieron tres meses desde la realización del primer test en la ciudad.

Según la Secretaría de Salud municipal, desde el 10 de marzo al 14 de junio fueron hisopadas más de 1550 personas, ingresadas al Sistema Integrado de Información Sanitaria Argentino (SISA). Del total, 1480 fueron descartadas de haber contraído la enfermedad.

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En algunos casos hubo resultados contrapuestos. ¿Se hicieron mal los testeos? ¿Existen diferencias entre los que realiza el Instituto Nacional de Epidemiología y un laboratorio privado? “De ninguna manera”, aseguran los especialistas y aclaran: “Todos los resultados fueron correctos, tanto los positivos como los negativos. Existen casos asintomáticos, con curvas virales cortas. El organismo, en muchos de estos casos, le gana al virus en 24, 48 o 72 horas, por lo que en las nuevas pruebas no se detecta más carga viral”.

Hoy, los esfuerzos apuntan a reforzar los testeos entre el personal de salud y de fuerzas de seguridad, pero también en geriátricos y barrios populares.