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Opinión 29 de octubre de 2023

La revancha de las mujeres experimentadas

Por Ariel Wolman

Durante demasiado tiempo, el estereotipo de la televisión ha impuesto la idea de que solo los jóvenes y atractivos tienen lugar en pantalla. Sin embargo, este paradigma está empezando a ceder terreno.

Las personas mayores de 50 años a menudo enfrentan dificultades para conseguir empleo en cualquier campo, una realidad que no escapa a la televisión.

Esta discriminación ha persistido durante décadas, a pesar de que la experiencia y la responsabilidad que aportan los mayores es incalculable.

Aunque algunos puedan enfrentar desafíos para adaptarse a nuevas tecnologías, su valiosa contribución no puede pasarse por alto.

En este contexto, el debut de Carmen Barbieri en las mañanas de El Trece con “Mañanísima”, y la presencia de Georgina Barbarossa al frente de “A la Barbarossa” en Telefe, marcan un hito notable.

Ambas mujeres, con un carisma, simpatía y empatía inigualables, se presentan como líderes de una era donde el público sigue consumiendo televisión abierta. Este fenómeno es testimonio de que las audiencias aprecian y valoran la autenticidad y experiencia que estas artistas aportan.

Georgina Barbarossa, en efecto, inauguró su propio programa en las mañanas de América con el recordado “Movete con Georgina”, ¡hace ya 26 años! Su persistencia y éxito en la industria, así como su liderazgo en el rating, desmienten cualquier sugerencia de que el tiempo erosiona la relevancia.

Por su parte Carmen fue quien reemplazó a Georgina en aquel ciclo de América, ¡hace 24 años!, y mantiene una vigencia envidiable por cualquier artista.

La inclusión de mujeres con una larga trayectoria en roles destacados de televisión es un avance hacia la autenticidad y la equidad y además subraya la riqueza de voces y perspectivas en la programación.

Las experiencias acumuladas a lo largo de los años por estas dos artistas enriquecen la calidad de los contenidos que llegan a millones de hogares.

Además, la presencia de Georgina y Carmen destaca que la edad no es una barrera para el éxito, sino un reservorio de fuerza y sabiduría.

Sus historias de vida y dedicación a la industria son testimonios vivos de que la pasión y el compromiso trascienden las limitaciones temporales.

Esta inclusión no sólo resuena con la audiencia de mayor edad, sino que también proporciona modelos a seguir con los que se pueden identificar y sentir representadas.

La edad no debe ser un factor limitante para contribuir de manera significativa a la sociedad, ya sea a través del entretenimiento, la información o la inspiración.

Este paso adelante también envía un mensaje poderoso a la industria en su conjunto.

Insta a productores y ejecutivos a reconocer y valorar la experiencia y perspicacia que las mujeres mayores aportan al medio.

Abre la puerta a nuevas narrativas y formatos que reflejan la diversidad y complejidad de la sociedad actual.

En resumen, la elección de artistas con una rica experiencia para liderar programas de televisión abierta es una prueba irrefutable de que el poder y la influencia no tienen fecha de caducidad, sino que crecen y se fortalecen con el tiempo.

Este hito marca un punto de inflexión en la industria televisiva y ofrece una visión de un futuro donde la autenticidad y el conocimiento son celebrados por igual.

(*): Periodista de espectáculos y columnista en Radio Rivadavia.