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Policiales 16 de marzo de 2023

La visión de dos antropólogas feministas en el segundo juicio por Lucía Pérez

Dos investigadoras feministas del Conicet vivieron su experiencia de participar como oyentes en el segundo juicio por la muerte de Lucía Pérez. Aportan una mirada acerca de la perspectiva de género que invita a reflexionar sobre el libre ejercicio de la Justicia.

Cecilia Varela y Catalina Trebisacce, investigadoras del Conicet. Foto: Josefina Nicolini.

Por Natalia Prieto

Las antropólogas e investigadoras de la UBA y el Conicet, Cecilia Varela y Catalina Trebisacce, presenciaron las jornadas del segundo juicio por la muerte de Lucía Pérez, que se desarrolló durante el pasado mes en la ciudad, y consideraron que “estamos viendo ensayos de qué puede ser una perspectiva de género en un juicio” a la vez que estimaron que “habría que pensar si hay una sola perspectiva de género”.

Además, se quejaron de que la fiscal de instrucción de la causa, María Isabel Sánchez, siga “en la Justicia” después de instalar la versión falsa “del empalamiento” de la víctima.

A principios del mes pasado se desarrolló el segundo juicio contra los acusados por abuso sexual y femicidio Matías Farías (asistido por la defensora oficial María Laura Solari) y Juan Pablo Offidani (defendido por César Sivo) en el Tribunal Oral en lo Criminal 2 (TOC 2), integrado por Gustavo Fissore, Roberto Falcone y Alexis Simaz.

En tanto, la acusación estuvo a cargo del fiscal Leandro Arévalo y las abogadas Verónica Heredia y María Florencia Piermarini como representantes de la familia de Lucía Pérez.

Cabe recordar que ambos imputados ya fueron sometidos a un juicio en 2018, cuando se les acusó dos delitos: venta de estupefacientes, y violación y asesinato de la adolescente. En aquella ocasión, el tribunal los encontró culpables por el primer ilícito pero inocentes respecto de los segundos.

Percepciones

Después de participar en las distintas sesiones a través de la transmisión del juicio, en una sala diferente a la del Tribunal junto a periodistas y ‘amicus curiae’ en la que muchas veces “el clima era tenso”, las investigadoras explicaron a LA CAPITAL de qué se trata un juicio con perspectiva de género.

“Esa es la pregunta del juicio -analizó Cecilia Varela-. Estamos viendo ensayos de qué puede ser una perspectiva de género en un juicio. Es un asunto que estamos abriendo y este juicio es interesante para mirar y analizar, para ver qué aparece cuando se pone en juego la perspectiva de género”. En ese sentido, estimó que “probablemente hay un sobreentendido en algunos sectores que perspectiva de género es equivalente a una culpabilidad del varón que está implicado en los acontecimientos. Me parece que el juicio desafía algo de esa presunción y nos permite a los feminismos pensar qué entendemos por perspectiva de género”.

Por su parte, Catalina Trebisacce explicó que “en teoría, la perspectiva de género aparece como una necesidad ante un ejercicio de la justicia que históricamente dejó en lugar de sospecha o de ninguneada a las mujeres que iban a denunciar o tramitar algo de su conflicto en las instituciones. Y se impone como necesidad de revertir algo de esta asimetría”.

“Lo que pasa -añadió- es que estamos ensayando porque no está tan claro qué sería aplicar perspectiva de género: poner en valor las palabras de la mujer, sí; sacralizarla y que no se pueda hacer otras preguntas o discutir, eso no se sabe”.

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No una, varias

Tanto Varela como Trebisacce coincidieron en advertir que “habría que pensar si hay una sola perspectiva de género. No se puede tratar la historia pasada sexual de la víctima para justificar consentimiento, en eso todas estamos de acuerdo, pero que no se pueda hablar de los acontecimientos es otra cuestión, porque también colisiona con el derecho de las defensas”.

Ambas antropólogas feministas ya habían escrito al respecto en el portal especializado Latfem.org: “A las preguntas del fiscal y la querella, las respuestas eran extensas, a similares preguntas de parte de las defensas el fastidio era expreso o porque se repetían las preguntas (vale aclarar que es un procedimiento habitual la repregunta sobre mismos tópicos por todas las partes) o porque ‘no tenían perspectiva de género'” .

Además, calificaron el proceso como “muy complicado” porque a lo largo de las jornadas “pareció en ocasiones querer invertirse la carga de la prueba”.

Al ser consultadas sobre el avance de las perspectivas de género sin que ello atente contra el Estado de Derecho, Varela consideró que se trata de “una mirada sobre los acontecimientos, no de un sesgo que determina cuáles son. Tampoco tendría que impedir hablar de los acontecimientos”. “No debería limitar el debido proceso, debería sumar”, complementó Trebisacce.

En una reciente entrevista concedida al diario Página 12, Trebisacce explicó la incomodidad que presentó el caso de Lucía Pérez en muchos ámbitos feministas. “En mi caso, como alguien que investiga en el feminismo y se reconoce como parte de una militancia bajo este signo, el caso de Lucía significó un problema y una incomodidad cuando dejé de poder hablar críticamente con pares, dejé de poder preguntar, dejé de poder intercambiar. Preguntaba sobre qué sabían, qué no y había como una negación profunda y eso significó una incomodidad sostenida, sigue significando una incomodidad sostenida, aunque se van ablandando algunas cosas”.

El jueves 23 -después de ser pospuesta- se dará a conocer la sentencia del segundo juicio que se desarrolló durante febrero. Todo el mundo necesita una condena justa y en la que se vea reflejada la verdad de los hechos.



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