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Policiales 29 de septiembre de 2020

Le robó hasta a la persona que lo cuidaba cuando era niño

Matías Calabrese (22) fue condenado a 6 años de prisión, por una serie de delitos en 2019 que incluyeron el asalto en la casa de una mujer que conocía de toda la vida, robos a taxistas y remiseros y, principalmente, a mujeres en la vía pública.

Un joven de 22 años que en julio ya agosto de 2019 robó a taxistas, remiseros, mujeres en la calle y hasta a la persona que lo había cuidado cuando era niño, fue condenado a 6 años de prisión y considerado reincidente.

En un juicio abreviado entre el fiscal Leandro Arévalo y el defensor oficial Ricardo Mendoza, avalado por el juez Facundo Gómez Urso del Tribunal Oral en lo Criminal N°1, se condenó a Matías Calabrese a seis años de prisión por por los delitos de robo agravado por el empleo de armas de fuego cuya aptitud para el disparo no puede tenerse por acreditada; robo en grado de tentativa y robo agravado por el uso de arma de utilería.

Calabrase presenció el juicio abreviado desde la Unidad Penal 15 de Batán a través de la plataforma Microsoft Teams.

Ladrón por las mañanas

Los primeros hechos por los cuales fue condenado ocurrieron el 29 de julio, cuando cerca de las 10 de la mañana Calabrase fue hasta una casa en Quintana al 5900 donde vive una mujer que conoce de toda la vida, ya que era la persona que lo cuidaba cuando era niño.

La mujer abrió la puerta y recibió a Calabrase y tras unos minutos de charla, el joven solicitó un remise para marcharse. Antes de irse, amenazó a la víctima y le quitó el dinero de su jubilación -unos 10.000 pesos-, un teléfono celular y hasta le dije que le cortaría el dedo para quitarle una alianza de oro.

El remise llegó al lugar, tocó bocina y Calabrase salió. Al subir al auto le preguntó si podía transportar un televisor y ante la respuesta afirmativa del chofer, dijo que después volvería a buscarlo.

En primera instancia fueron hasta una casa en Necochea y 180, donde Calabrese bajó, ingresó a la vivienda y luego salió con dinero en la mano, aparentemente por la venta del celular de la víctima. Luego subió al remise y le indicó que fueran hasta la calle 226 e Ituzaningó.

Una vez en ese destino, Calabrse amenazó al chofer con “quemarlo” con su arma de fuego y le exigió el dinero de la recaudación y su teléfono. Sin embargo la víctima se resistió al asalto, por lo que el joven descendió y se fue corriendo del lugar.

El 24 de agosto a las 10.50 de la mañana, Calabrese subió a un remise Fiat Palio en Ayolas al 10600 y pidió ir hasta Albarracín y San Lorenzo. Cuando el auto estuvo en Ayolas y San Lorenzo, con un arma de fuego intimidó al conductor, le robó 500 pesos de la recaudación, su celular y lo obligó a bajarse del auto. Luego se fue con el vehículo.

Tres días después, el 27 de agosto, a las 10 de la mañana, Calabrase se subió a un taxi en Constitución y Tejedor y solicitó ir hasta Juan B. Justo y Jara. Al llegar a Juan B. Justo y Diagonal Olmos ahorcó al taxista y lo obligó a detener la marcha del auto, luego lo golpeó en el rostro, lo hizo bajar del vehículo y se robó el taxi.

Cerca de las 11 de la mañana, en Gaboto al 9100, Calabrese descendió del taxi y sorprendió por detrás a una mujer que estaba en una moto Dax 70, le empujó y le robó sus portencias. Luego huyó a bordo del vehículo de la víctima.

Pasadas las 12.30, Calabrese, a bordo de la moto robada, asaltó a otra mujer en Florisbelo Acosta y 212: en este caso la víctima fue arrastrada unos metros, mientra el delincuente le agarrba la cartera.

Unos minutos después en la calle 214 y Santa Cruz, Calabrese asaltó a otra mujer más, a quien le exhibió un arma de fuego, la amenazó y le quitó un bolso.

Robos atravesados por la adicción

Según los informes socioambientales presentados, Calabrase cuenta con una historia vital de vida atravesada por serios problemas de adicción a las drogas, roles parentales debilitados y una vida en la calle, aspectos que fueron valorados como atenuantes a la hora del monto de la condena.

Como agravantes, las partes acordaron considerar la modalidad de los hechos, la extensión del año causado y la calidad especial de la víctima del primer hecho, siendo una persona que hasta ese momento le había brindado un trato afectivo especial. Además, se tomó en cuenta como agravante la reiteración delictivia en alguien de “corta edad”, ya que Calabrese tenía 21 años al momento de los robos.