CERRAR

La Capital - Logo

× El País El Mundo La Zona Cultura Tecnología Gastronomía Salud Interés General La Ciudad Deportes Arte y Espectáculos Policiales Cartelera Fotos de Familia Clasificados Fúnebres
Deportes 19 de mayo de 2020

Liga Nacional: ¿vale la pena seguir así?

Los clubes que militan en la elite del básquetbol argentino siguen deshojando la margarita.

por Sebastián Arana

 

La temporada de Liga Nacional de Básquetbol, interrumpida desde mediados de marzo por la pandemia de coronavirus, agoniza, completamente desvirtuada. Desde la cúpula de la AdC, sin embargo, el discurso no ha cambiado. La idea fue, es y será la de terminarla cuando sea posible. Mientras tanto los clubes esperan sin poder recaudar un mísero peso.

Motivos económicos importantes están detrás de esa decisión, más allá de la voluntad de sumar un nuevo título de los equipos que pelean arriba.

Los que no tienen nada que decir en esa lucha, aproximadamente la mitad, acompañan con su silencio la postura dominante. No sacarán los pies del plato, pero hubieran recibido la noticia de la cancelación de la temporada como una verdadera bendición.

Peñarol, como cualquiera puede suponer, está dentro de ese grupo. La suspensión definitiva de la temporada por causa de fuerza mayor como la pandemia le hubiera venido como anillo al dedo. Para ponerle un punto final a la sangría económica y negociar los meses remanentes de contrato con los jugadores desde una posición más favorable.

Si bien algunos clubes –Boca, entre ellos- redujeron los sueldos, las relaciones contractuales siguen vigentes porque el torneo no terminó. La pandemia provoca algunas situaciones hasta risueñas. Los clubes alquilan las viviendas para sus basquetbolistas. Durante las últimas semanas más de un propietario se puso en contacto para reclamar la devolución de la llave de la propiedad y se encontró con que resultaba del todo imposible. Los jugadores, confinados en sus ciudades, no pueden regresar para cumplir con ese trámite.

Lo único bueno para los clubes, cercados por todas partes, cerrados para cualquier actividad, con sus capacidades recaudatorias cercenadas casi por completo, ha sido que, más tarde o más temprano, pudieron mandar a casa a los extranjeros. “Dios me iluminó”, le argumenta Domingo Robles a sus íntimos por haber tomado rápido la decisión de interrumpir los contratos de Melvin Johnson, Le’Bryan Nash, Tyler Harris y Gilbert Talbot, los cuatro extranjeros que Peñarol tenía en marzo. Hoy le estaría pagando los sueldos con un dólar a 140 pesos. Todos los equipos, en ese apartado, actuaron más o menos con la misma premura.

Más allá de la voluntad de seguir adelante, no está muy claro cómo se jugará. Se descuenta que se suspenderá el único descenso y, aunque ganó terreno la versión de que continuarían en competencia los doce mejores ubicados, hoy la especulación más firme es que lo harán los ocho primeros. ¿Divididos en dos cuadrangulares, cuyos ganadores jugarían una final a un partido? ¿Con margen o no para rehuir el compromiso?

Hoy el retorno de los extranjeros de aquellos que irán a buscar el título es una verdadera quimera. Los que no tienen esas veleidades lo tienen más claro: si hay que jugar, lo harán con lo que tienen, con chicos de Liga de Desarrollo si es necesario. En ese sentido, si a Peñarol le tocara seguir en competencia -una posibilidad que hoy parece lejana porque marcha decimoquinto en la tabla de posiciones-, lo hará con criollos, ya con Monacchi, Valinotti y Barroso recuperados de sus lesiones.

Pensando a futuro, el de jugar exclusivamente con nacionales, dado el escalofriante valor del dólar, podría ser una de las sendas que tome la competencia cuando todo se normalice.

En cualquier caso, el horizonte -si es que se ve alguno- carece por completo de brillo. El coronavirus “mató” a la temporada de Liga Nacional. Como a las de la Liga Argentina o el Federal, como a la del fútbol profesional. Más allá de acompañar la decisión de la Mesa Directiva, tal vez más de uno juegue deseando no hacerlo. ¿Vale la pena?