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Policiales 13 de octubre de 2016

“Lo que le hicieron no tiene nombre, no pueden salir nunca más de la cárcel”

Guillermo Pérez y Marta Montero recibieron a LA CAPITAL en su casa de Punta Mogotes. Calificaron de "barbarie" lo que le ocurrió a su hija, pidieron un mensaje al Presidente y contaron cómo era Lucía. "Una aberración como ésta no se puede superar nunca", dijeron.

Guillermo Pérez y Marta Montero lucen consternados. De pronto, sus apacibles vidas de familia se transformaron en pesadilla. Y ahora, con el estremecedor crimen de su hija Lucía, que tenía tan sólo 16 años, se ven frente a micrófonos, cámaras y periodistas que hacen fila para entrevistarlos.
Cuando Matías, el hijo mayor de la pareja, abre la puerta de la casa de Punta Mogotes y recibe a LA CAPITAL, sus padres graban una nota con un canal de televisión nacional. Minutos más tarde, llegan redactores de otros diarios del país, y aguardan su turno.
Es que los Pérez Montero quieren que los medios tomen el caso, que lo hagan visible y, sobre todo, que los ayuden a obtener justicia por la menor.
“Me sacaron un hijo, creo que una aberración de estas no se puede superar nunca”, señala Guillermo, de profesión chapista, en el inicio de la conversación. Y enseguida comienza a hablar del caso que conmocionó a Mar del Plata en las últimas horas.
Es entonces cuando su esposa interviene. “Mi hija no era adicta, la autopsia lo dice”, expresa de manera tajante. Quiere que quede claro que la versión de que Lucía murió por sobredosis, expuesta por los imputados, es una falacia y no debe ser utilizada para revictimizar a la joven.
“Quieren hacer creer eso. Ella fue inducida a tomar droga en ese momento. Ellos la drogaron, no es que ella consumía. Después la matan, la bañan, le acomodan el cuerpo, la visten y la llevan al centro de salud como que se había descompensado, consumiendo cocaína. Pero al centro llegó muerta, no descompensada”, agrega la mujer, quien trabaja como enfermera en una clínica privada.
De inmediato, los padres de la adolescente apuntan a las autoridades de la Escuela Media Nº 3, donde ella cursaba el quinto año, y al resto de las instituciones educativas donde, afirman, se vende droga.
“Pasa en todas las escuelas, yo misma he hablado en el colegio, las mismas autoridades me han dicho que pasa un auto azul por la puerta. Y pregunté por qué no lo denunciaban, por qué no llamaban al 911 y me contestaban que no podían hacer nada”, reclama Marta.
Al ser consultado por la razón que hace que los jóvenes estudiantes terminen en contacto con vendedores de estupefacientes, Guillermo dice que “es por la rebeldía”. “Son chicos, no son mayores, son chicos que estudian. Nosotros padres trabajadores, tratando de criarlos y darles un estudio y que sean personas de bien el día de mañana”, explica.
De todas formas, el hombre acusa a una compañera de escuela de su hija por haberle presentado a los imputados. “Belén es la entregadora de Lucía. Es más, hay una declaración en la que Farías dice que le había dicho a Belén que lo consiguiera chicas para venderles droga”, subraya. Y es entonces cuando su mujer añade: “Yo creo que Lucía confió, ella era una persona que no tenía maldad, confió en una persona y esa persona la llevó a esto. No venía a casa, no la conocíamos, pero vivía a dos cuadras de la casa de Farías y a la vuelta de la de Offidani”.
Según cuenta la pareja, la fiscal citó a la mencionada joven a declarar pero la diligencia aún no se produjo. “La policía la fue a buscar y no quiso presentarse a declarar”, señalan ambos.

Barbarie

Con los rostros cansados por no dormir, Guillermo y Marta hacen esfuerzos para no romper en llanto cuando califican de “barbarie” lo que le hicieron a su hija. “Drogarla a tal punto que no tenga reacción para defenderse de todas las cosas que le hicieron no tiene nombre… Yo creo que no hay abogado que pueda defenderlos. Una, dos, tres cadenas perpetuas es poco para esta gente. No pueden salir nunca más de la cárcel”, reclaman.
Sin embargo, cuando desde LA CAPITAL se les advierte que hay casos similares en los que los condenados han salido de la cárcel pese a haber recibido penas de prisión perpetua, no vacilan en decir que en este hecho eso “sería un horror”.
“Tiene que haber una pena ejemplar, no puede haber otra cosa. Es un sadismo… Mi hija tenía toda la zona de la nariz bordó, quemada. A nosotros la policía nos dice que había fallecido por sobredosis. Y cuando la médica le hace la autopsia sale que ella muere por no haber aguantado el dolor del empalamiento que le hicieron. La mataron con un palo: tenía desgarros vaginales y anales”, narra Marta.
Y su marido agrega: “Esas personas quedan libres y el domingo estaban vendiendo droga en la calle. Los agarraron vendiendo droga, con medio kilo de marihuana y cocaína adentro de la camioneta. Seguían vendiendo normalmente. No les importó matar a una persona. Yo calculo que para ellos deben ser descartables las personas”.

Pedido por una
sociedad mejor

En un pasaje de la charla, los padres de Lucía Pérez solicitaron al Estado y al presidente Mauricio Macri que den “un mensaje mejor” a la sociedad. “Para eso lo votamos y lo votó tanta cantidad de gente. Yo le estoy pidiendo lo que él me prometió, por eso lo voté”, solicita Guillermo.
En ese marco, habla de la inseguridad, ahora desde el lugar de la víctima. “Vivimos mal y parece que los argentinos nos acostumbramos a vivir de esa manera. Y no tiene que ser así, tenemos que vivir en una sociedad en la que podamos salir tranquilos a la calle, que no te roben, que puedas andar en paz”, remarca.
Consultado por LA CAPITAL sobre cómo ha sido hasta ahora el trato judicial, el padre de Lucía lo califica como bueno. “No podemos decir nada. Todavía no tenemos abogado, pero creo que la fiscal se está moviendo bien. Y eso es lo necesario, porque consiguió las pruebas… Tiene a estas dos personas detenidas”, señala.
Y, por último, aclara que hasta ahora ningún político se comunicó con ellos: “No nos llamó nadie, ni del municipio ni de la provincia”.