La Ciudad

Los eslabones de una cadena de contagios que une El Boquerón con el geriátrico Namasté

Néstor Córdoba, el suboficial mayor de la Policía Bonaerense que dio positivo en Covid-19 días atrás, habló del posible nexo epidemiológico que lo vincula con el hogar que registra 22 casos en los últimos días. Uno de sus compañeros es yerno de la cocinera de la residencia de adultos mayores.

Por Fernando del Rio

Néstor Córdoba, cuenta 49 años ya, es suboficial mayor de la policía bonaerense y no tiene problemas en que se conozca su identidad. Lo dice con buen humor mientras resalta que, total, “me echan la culpa de todo a mí, no cambia nada”. Es el policía que trabaja en el destacamento El Boquerón, próximo a Batán, y que la semana pasada se transformó en uno de los casos positivos de coronavirus del partido de Balcarce. Pero no es un contagiado más porque por estas horas se analiza si puede ser el eslabón que conecta el geriátrico Namasté en la cadena de casos que, incluso, se podrían vincular también con el hospital Houssay.

Córdoba está en cuarentena en su casa de Balcarce y la realiza en compañía de su esposa, quien también dio positivo. Sus hijos, en cambio, no están contagiados pero si aislados en un hotel de esa ciudad. “Hay mucha política en el  medio, me estoy dando cuenta de eso”, dice Córdoba, quien por ahora atraviesa con absoluta tranquilidad el proceso evolutivo del virus.

La cronología indica que el martes de la semana pasada sintió fiebre mientras cumplía sus funciones en el destacamento de El Boquerón, a 19 kilómetros de Mar del Plata. Allí Córdoba trabaja solo y su reemplazo llega cuando él ya está en la ruta. Ese día regresó a su casa en Balcarce y le pidió a su mujer que le tomara la fiebre. Cuando constató que tenía 38° se fue al hospital municipal e ingresó en protocolo de covid-19. Dos días después, el jueves 2 de julio, se transformó en el segundo caso positivo de Balcarce, pero con preocupación extendida a Mar del Plata.

Es que Córdoba, un suboficial mayor con 30 años de servicio, trabaja en horas adicionales en la sede del EMVIAL (desde hace un lustro), en ruta 88, cerca del acceso a la cárcel de Batán. Allí efectúa turnos junto a tres bomberos y policías, dos de ellos del destacamento de Batán y otro de Chapadmalal. Y el lunes había mantenido un contacto con ellos, de la misma manera que lo hacía todas las  veces anteriores, o en el puesto de adelante, o en el de atrás. Incluso con uno había compartido un almuerzo, aunque no comió.

Los tres bomberos están plenamente identificados y en actual proceso de cuarentena en un hotel del centro de Mar del Plata. Pero el alcance del posible factor de contagio de Córdoba, una especie de paciente 0 en este tramo del comportamiento del virus, ya empieza a hacerse evidente. Porque uno de los bomberos de Batán es el hijo de “Dorita”, la mujer que efectúa tareas de mantenimiento de higiene en el gremio La Bancaria y que fue confirmada como un positivo.

“Realmente no sabía que la mamá de Mauricio se había contagiado. Mauricio es un chico al que queremos mucho porque tuvo una situación complicada de salud hace un tiempo. Lo estimo mucho”, comenta algo sorprendido Córdoba, quien asegura estar desconectado de toda la “contaminación de lo que se dice”.

Otro de los bomberos que acompañaba a Córdoba en tareas de vigilancia en el Envial se llama Claudio y es de Chapadmalal. Su caso también es seguido de cerca por las autoridades sanitarias, pero por el momento no ha producido ninguna novedad epidemiológica.

El asunto de importancia pasa, entonces, a ser el restante bombero, también del cuartel de Batán, de nombre Sebastián, y que está aislado a la espera de su resultado de laboratorio. “Me extraña que me digan que yo pude haber contagiado a todo el mundo, incluso a la gente del geriátrico, en especial porque los profesionales que me atendieron me dijeron que tenía muy baja carga viral”, explica Córdoba.

Esas sospechas de que pueda ser el eslabón clave en la cadena de contagios tienen una poderosa razón y es que el bombero Sebastián es el yerno de la cocinera del geriátrico Namasté, donde esta semana ya se confirmaron 22 casos.

Córdoba lamenta las coincidencias pero siente en su interior que no puede ser él agente de contagio. “Estuve poco tiempo y en lugares algo abiertos. Yo días después perdí el gusto y el olfato, pero recién al tercer día, y no tuve muchos más síntomas. ¿Sabías que el cantante de Inxs se suicidó posiblemente por perder el gusto y el olfato? Bueno, la verdad es horrible la sensación”, agrega Córdoba.

Desde su casa de Balcarce reconoce que “todo lo que rodea al protocolo es muy hincha pelotas pero hay que ser responsables”. “Mis compañeros más jóvenes –dice- no lo pueden creer que yo me haya contagiado porque soy recontracuidadoso. Eso sí, yo no nací con esto. De alguien asintomático me lo contagié. Por eso puedo decirles que apenas tengan un síntoma pidan el hisopado, aunque no se los quieran hacer. Yo tuve fiebre, fui y me lo hicieron. Así saltó todo”.

El bombero Sebastián y su suegra, la cocinera del geriátrico Namasté, esperan por estas horas el resultado de sus testeos.

 

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