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Arte y Espectáculos 25 de abril de 2022

Mariano Laguyás: “Pude transmitir cosas sin necesidad de decirlas, sin ser literal”

Es el director de la película "Después del recreo", una comedia romántica sobre una pareja de exnovios en la edad madura, cuando la vida laboral se desvanece y los proyectos pujan. La ficción, la imaginación y cómo fue filmar en pandemia.

Lalo Alías, Ainoha Mendiola y Claudio Lago, en una escena de la película "Después del recreo", que sigue en cartel en el Paseo Aldrey.

 
Es la tercera película que estrena comercialmente en salas de cine. Ahora, Mariano Laguyás dirigió “Después del recreo”, que llegó al Paseo Aldrey. Una historia que también escribió y rodó en plena pandemia, en el verano de 2021.

“Fue único filmar en pandemia -dijo a LA CAPITAL-. No nos podíamos abrazar, eso que es tan necesario para que la energía fluya. Por suerte, los actores ya se conocían de antes”.

Con actores, actrices, técnicas y técnicos marplatenses, la película muestra una fuerte presencia de Mar del Plata. Sus calles arboladas, su costa, sus paseos costeros, la plaza España y la playa forman parte del filme casi como una protagonista más.

“Al estar situada en Mar del Plata hay una expectativa de que se vea la ciudad. Creo que faltaría algo si no estuviera. Asumo que somos una ciudad predominantemente con imagen turística, más allá de toda la producción que tenemos que es enorme. Además de que es hermosa, me parece que hay una expectativa de que se pueda ver Mar del Plata”, dijo el cineasta, que también dirigió los largometrajes “Chau” y “El tiempo compartido”.

El elenco, integrado por Karina Levine, Claudio Lago, Santiago Caamaño, Alejandra Borges, Jorge Cortese, Macarena Riesco, Lucila Iriarte, Lucía Cardoso, Lalo Alías, Ainhoa Mendiola, Daniel La Rosa y Silvia de Urquía, cuenta una historia sobre el amor, la pareja que ocurre alrededor de los cincuenta años, “la vocación y la pasión”, agregó Laguyás.

Levine y Lago interpretan a Elena y Ariel, exnovios que desmantelan sus relaciones y la casa que alguna vez quisieron construir para disfrutar juntos. Ella es una profesora de literatura recién jubilada. El es un arquitecto con ideales. Y en el medio de ambos, un hecho inesperado provoca que repiensen sus vidas y que se metan adentro de varias otras historias, en una suerte de cajas chinas.

El equipo se completa con la producción de Mario Marchioli, la música de Diego Lines, la fotografía de Leandro Martínez, el arte de Yamila Visentín, el sonido de Juan Pablo Corridoni y el montaje a cargo de Miguel Monforte.

– ¿Por qué apelaste a esta modalidad narrativa de las cajas chinas?

– Ella es un exprofe de Letras, entonces me pareció que se podía pensar en géneros textuales y que el personaje de Karina podía tener una lógica interna de autor, de escritora. Me resultó interesante no recurrir al flashback, no recurrir a la charla para contar la parte de la historia de ella o de las emociones, sino que se fuera revelando de un modo sorpresivo. Porque, en definitiva, las cajas terminan siendo un elemento sorpresivo en la película. Me pareció que era útil contar más del personaje, más de la relación de pareja y de los miedos de ella, sobre todo a través de un recurso narrativo como son las cajas chinas.

– Además, tienen un peso importante la imaginación y la ficción. ¿Coincidís?

– El verosímil de la película es blando, es una comedia romántica. Ya las primeras escenas están planteadas para que el espectador sepa que es una comedia, que no estamos copiando la realidad sino reprensentándola. Es la imaginación y el juego la sorpresa mayor de la película, que es un lugar común pero me parece que eso no es lo importante, sino todo lo que está pasando alrededor de ese personaje que vive una circunstancia.

– ¿Uno de los temas del filme son los proyectos inconclusos? El libro que quiere escribir ella, la casa que no terminaron de hacer…

– Es una película sobre el proceso de creación, sobre la idea de que está todo construyéndose. El momento de cerrar la vida laboral es tan fuerte y es tan inesperado lo que viene, es una etapa para la cual uno no está preparado. Es algo único, como recibirse, cerramos una etapa y abrimos algo nuevo. Pero nunca dejamos de ser lo que fuimos y es una continuidad y a veces no está contada como continuidad. Esa cosa de que el jubilado está feliz porque no trabaja, hay toda una serie de preguntas que no están explícitas pero que sí sobrevuelan. Si de algo me siento orgulloso es de lo que la película no enuncia, sin embargo, trata. Es la primera vez que siento que pude transmitir cosas sin la necesidad de decirlas, sin ser literal. En “El tiempo compartido” hablaban y se decían cosas, era más expositiva. Y en “Después del recreo” me parece que está todo pasando y que se dice menos.

– Y eso juega a favor…

– Es a favor del cine como arte abstracto y como lenguaje. El cine es la lectura de lo que uno ve y escucha y no la lectura de lo que le dijeron. Es la construcción de lo que hace el espectador a partir de lo que ve y escucha, y no la lectura de lo que se dice. Cinematográficamente, me hace sentir muy bien porque creo que evolucioné como cineasta. Y, a la vez, tiene varias lecturas: es una película entretenida que se va a poder leer de las dos formas, como una comedia y como una película que tiene un montón de otras cosas.

– Es notable que Karina Levine aparece en un rol diferente al que estamos acostumbrados a verla. Ella, que es una mujer que sonríe mucho, aparece más seria, más introspectiva.

– El único momento de sonrisa de Levine se da cuando se abraza con Macarena Riesco (su hija en la ficción). Nosotros teníamos la fantasía o la teoría de que con toda la trayectoria que tiene teníamos que trascodificar eso. Si lográbamos que entrara en el código del cine, era un gol. Y lo hizo, ensayó, se tomó todo muy en serio con esa cosa de humildad, de escuchar, con cero divismo. Todo fue bueno.