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Cultura 4 de julio de 2017

“Me sorprende el amor por la música de Bowie”

El destacado crítico de rock Greil Marcus pasó por Argentina. Sus ideas, que circulan en medios de comunicación como Rolling Stone, Creem, Village Voice y otros, formaron a generaciones de periodistas.

“No necesito escuchar las letras si la música es interesante, excitante y emocionante”, dice Greil Marcus, considerado el crítico estadounidense más importante de la historia del rock, y autor de muchos libros con los que viene analizando los cambios profundos de la sociedad occidental a partir de su relación con la cultura. El Premio Nobel a Bob Dylan, la muerte de David Bowie y la presidencia de Donald Trump fueron algunos de los temas abordados por Marcus (San Francisco, 1945), autor de libros como “Mystery Train: Images of America in Rock ‘n’ Roll Music” (1975) y “Lipstick Traces: A Secret History of the 20th Century” (1989) en esta entrevista con Télam.
Las ideas de Marcus, que han sido claves para toda una generación de críticos, periodistas y autores, vienen circulando desde hace 50 años en medios como Rolling Stone, Creem, Village Voice y Artforum.

Elegante, amable y gracioso, Marcus pasó por Argentina para mantener una charla en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, de Buenos Aires. La situación actual en los Estados Unidos, la muerte de David Bowie y la importancia de Bob Dylan en la cultura popular, no estuvieron ausentes. “Puedo hablar de lo que sea mucho tiempo. Si las preguntas son buenas y la audiencia es sensible, tendremos un gran momento. Si tenemos suerte será algo nuevo para mí y algo nuevo para el público. Pero no quiero estar repitiendo cosas que dije antes. Me interesa hablar a partir de nuevas ideas”, dijo.

– ¿Tiene alguna relación con el rock argentino?

– La respuesta es no, pero mi hija menor estuvo dos años aquí haciendo una investigación y su tema fue la comunicación cultural bajo la última dictadura militar. Y un capítulo era sobre el “rock nacional”. Aprendí cosas leyendo ese trabajo y entendí cómo la música puede ser manipulada o la gente se pude resistir a la manipulación.

– ¿Qué opina del Premio Nobel de Literatura a Bob Dylan?

– Esta es la clase de cosas de las que puedo hablar horas. Desde hace mucho tiempo hay campañas para que Bob Dylan obtenga el Premio Nobel de Literatura. El es un gran músico, un gran cantante, un gran líder de banda, pienso que se merece el Premio Nobel, pero el de física. Porque la física está más cerca de la música que la literatura. Hace unos años estaba cenando con Philip Roth, uno de los autores americanos siempre favoritos para el Nobel; estábamos cenando con él y mi esposa el día que se anunció el premio y no ganó. Entonces dijo: “Ningún americano va a ganar de nuevo el premio, nos odian”. El único americano del que hablan hace años en la Academia Sueca es Bob Dylan. Hace 20 años no hablaban de Roth, no hablaban de Joyce Carol Oates, hablaban de Dylan. Esto viene de hace mucho. Por mi parte, nunca pensé en su trabajo como literatura, lo pienso como canciones, como música. No necesito escuchar las letras si la música es interesante, excitante, emocionante. Sin embargo, cuando me enteré del premio, me puse muy contento. Me gusta escuchar a Dylan, meterme en las canciones, preguntarme de dónde vinieron, qué les produce a otras personas. Me gusta preguntarme por qué reacciono de la forma que lo hago frente a su obra.

– ¿Cómo vive la presidencia de Donald Trump?

– Todos mis libros han sido afectados por las presidencias en los Estados Unidos, sobre todo cuando se trata de presidentes que odio. Odié tanto lo que Ronald Reagan le hizo a los Estados Unidos que no podía pensar en mi país. Tuve que pasar nueve años escribiendo sobre la vanguardia europea. La gente suele decir, cuando no le gusta un presidente, que se va a ir del país. Pero nunca lo hace. Estoy harto de escuchar gente decir eso, pero yo de alguna manera me fui de mi país. Me quedé en California pero, en mi mente, me fui a los años 20 en Europa. Trump afecta lo que todos escribimos: es una diferente clase de amenaza para los Estados Unidos. Creo que está trabajando muy fuerte para no tener una elección en 2020. No es alguien democrático, por eso admira a Putin, a Kim Jong-Un, a cualquiera que mate a quien le dé la gana. Creo que la gente debe encontrar la manera de que Trump no domine sus pensamientos.

– ¿Cuál es su opinión del impacto social y cultural que tuvo la muerte de David Bowie?

– Debo admitir que me sorprende el amor por la música de Bowie de tanta gente de todas la generaciones: gente blanca, gente negra, profesores, taxistas, mis propios hijos. Yo soy un fan de “Hunky Dory” (1971), ese es el álbum que me moviliza. “Life on Mars?” es una canción que me conmueve, ahí hay corazón, sentimiento, y no tanto pose, acto o un rol. Me impactó que tanta gente sintiera afecto por la obra de Bowie porque mucho de su trabajo es frío. Pero claramente toda esta gente estaba escuchando algo que yo no: lo que sonaba frío para mí, para ellos sonaba empático. Estaba diciendo que todos nos sentimos fríos, que no podemos sentir. Amo su canción “Young Americans” y siempre recuerdo la línea: “Ain’t there one damn song that can make me break down and cry?” (“¿No hay una canción maldita que me puede hacer romper a llorar?”). La gente envejece, se enferma, muere. Pero esa frase dice precisamente lo que siento: “Quiero una canción que me haga llorar”.