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Cultura 9 de agosto de 2021

Memorias de infancias urbanas en La Feliz

A propósito del Día del Niño o la Niñez.

Por Verónica Meo Laos

Somos la memoria de nuestros lugares. Aquellos que habitamos y que nos habitaron, llenos de imágenes pero también de aromas, texturas y sabores que se anudan a las vivencias personales para configurar en sus pliegues la particularidad de lo que somos.

De una manera u otra, la infancia de muchos de los que nacimos en los años sesenta o setenta está hecha de fotografías en blanco y negro con paisajes marplatenses de fondo. Historias de barrio y de vacaciones obreras de la mano de adultos en pantalones pata de elefante, bicicletas con asiento banana y ponchitos de flecos. Si, como dice el poeta, en cada acto adulto la infancia nos vigila, en la historia de Flavio Sánchez Schapiro, los ojos de la niñez atesoran recuerdos de viento en la cara y aromas salados llenos de mar. Los mismos recuerdos que tantos adultos atesoramos y que con el Día del niño o la niñez, regresan a borbotones.

Flavio es un muchacho de Lugano que vive en Morón y que se define como alguien hecho de muchísimos “noseporqués”. Hijo de una madre judía es un empleado público que escribe como Jorge Luis Borges, Juan L Ortiz que fueron bibliotecarios y Francisco Madariaga que era sereno del INTA.

La primera vez que Flavio dejó su barrio fue a los tres años, un fin de semana largo en el que en familia acompañaron a su papá, que era colectivero, a ablandar un taxi que le manejaba a un amigo en los ratos libres para variar, con destino a Mar del Plata. “Siempre me quedó en el recuerdo el ponchito que usaba mi mamá, un pingüino que se acercó, los lobos marinos y el puerto. Volví recién a los nueve años con una colonia de vacaciones que el Ministerio de Educación organizaba en Camet con chicos de la primaria conjuntamente con chicos del Patronato de la Infancia”.

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Flavio recuerda que alguien les explicó, mirando el horizonte, que allí donde estaban parados comenzó a caminar en un viaje de ida hacia el mar Alfonsina Storni. “Nunca quise comprobar la veracidad de lo que decía pero allí era inmortalizada la poetiza con un monumento”, dice.

¿Qué significa Mar del Plata en la vida de este poeta del barrio de Lugano?

Mar del Plata es un lugar lejos con viento salado que te pega en la cara y que tiene algo que quiero y siempre me espera, el mar.

Mía – Flavio Sánchez Schapiro

La máquina de alondras de Benitto Marinetti repiensa las sombras y recala en infinitos.

El crepitar de los tejados levanta las medianeras de nuestros presente.

Escuchaste esa música y la viniste a comunicar, para llegar imaginaste un abismo entre murallones y los saltaste triunfante.

Se acordó adornar el ambiente con virutas de talleres con el olor de haber sido quemadas y golpeadas con o sin virtuosismo.

Hoy desperté descansado, mi hijo me contó que las rayas rojas de las hojas de carpeta son como semáforos para desalentar a las ratas a que se las coman.



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