Un gran banderín negro con los nombres inscriptos de las 18 personas en situación de calle fallecidas en la ciudad enmarcó el altar improvisado, en el acceso al playón de la estación Ferroautomotora, para celebrar ayer la segunda misa en su honor. El reclamo fue “¡Ni una muerte menos!”.
Con la participación de fieles, personas en situación de calle, sacerdotes de diversas parroquias y el vicario de la Diócesis de Mar del Plata, padre Gabriel Mestre, la celebración religiosa comenzó poco después de las 18 y a través de las plegarias se reclamó por un punto final a la situación.
“La iglesia madre que abarca a todos siente dolor -dijo el padre Mestre-. La muerte de una persona en situación de calle hizo que haya gente de fe comprometida, más teniendo en cuenta las palabras del papa Francisco, que pidió `no hacer de palabra sino con obras´”.
Asimismo, adelantó que por pedido del Santo Padre durante el próximo noviembre se realizará una “Jornada Mundial del Pobre” en las distintas diócesis.
Los fallecidos en situación de calle son Ramón; Emilio; Rubén; Uruguayo; Miguel; Francisco; Marcelo, Negro; Cristian Bin Laden; Alejandro; Francisco; Mario; Santiago; Fernando; Gastón; Juan Carlos; Gustavo y Juan Pablo.

Rezos
El padre Gabriel Mestre invitó a los presentes a “rezar por estos hermanos que nos importan y a los que no somos indiferentes” y recordó que durante el año pasado fallecieron “10 personas en situación de calle esperando el accionar de un Estado que se hace el desentendido y mira para otro lado”. Y este año ya suman tres las personas que perdieron la vida estando en esa condición.
En ese sentido, los religiosos durante la homilía reclamaron la aplicación por parte de la Municipalidad local de la Ley 13956, ya que de ser así “estarían atendidas las necesidades por operadores de calle formados, con un equipo interdisciplinario y lugares adecuados para nuestros hermanos que son víctima de las adicciones y que sin ayuda no pueden salir”.
Finalmente, destacaron el accionar de la “Noche de la Caridad”, un colectivo de laicos de diferentes parroquias que todos los días del año acercan una vianda de comida caliente y un rato de escucha y contención a las personas sin techo que viven en la calle. La iniciativa funciona desde 2001 en la ciudad.