Montenegro pasa de página, aunque la anterior le quede incompleta
El intendente cree que ya no hay más vueltas que darle al conflicto municipal. Pagará lo que pueda y sancionará a los que no trabajen. Buscó salir del enfrentamiento con una agenda positiva. Foto de unidad y nuevo debate.
El intendente Guillermo Montenegro, al llegar el martes a la nueva conferencia de prensa en el COM.
Por Ramiro Melucci
No se pareció a aquella primera conferencia de prensa en que anunció descuentos para los municipales que llevaban adelante un paro. Ni a las siguientes, en las que anticipó el proyecto para declararlos esenciales y fustigó el convenio colectivo de trabajo que firmó la administración anterior. En su conferencia de la semana pasada en el Centro de Operaciones y Monitoreo (COM), Guillermo Montenegro dio vuelta la página.
Sin cuestionamientos al sindicato ni más advertencias que las usuales a los que “no laburan”, sólo insistió en el puñado de lineamientos que traza cada vez que habla del asunto. No rifará el equilibrio que logró con medidas de ahorro. No tocará fondos afectados ni aumentará la presión impositiva. Concederá de aumento salarial lo que pueda dar. Lo que no dijo en ese momento, pero confirmaron después fuentes oficiales, es que analiza concederlo nuevamente por decreto.
“Si lo hace es porque sabe que hay muchos que necesitan un aumento y no celebraron el resultado de la votación de los afiliados”, agregaron. La votación del fin de semana pasado, que culminó con un 67% de rechazo a la propuesta oficial de algo más de 13% en dos tramos, fue aprovechada por el gremio para sostener que la lucha por una recomposición mayor estaba justificada y no era impulsada por inclinaciones políticas. “Que la gente haya votado pone blanco sobre negro y esa discusión ya no está más”, arguyó el secretario adjunto del STM, Daniel Zacarías, al salir del Ministerio de Trabajo.
En el municipio esperan que la democratización del proceso de definición no haya sido únicamente a los fines de demostrar eso. Pero aceptaron sin chistar la voluntad de los afiliados, al margen de que no era una oferta lanzada al azar, sino una que se había elaborado en conversaciones con la dirigencia sobre la base de las posibilidades de la comuna.
Lo cierto es que el conflicto regresó a una zona incierta. La retención parcial de tereas hasta que el Ejecutivo haga una oferta superadora le pone otra vez puntos suspensivos. Sobre todo porque Montenegro dijo que ya con la que hizo se llegaba “al límite”.
Municipales realizaron el viernes un “ruidazo” en el Emtur.
Con esas idas y vueltas de fondo, el miércoles hubo un episodio difícil de creer. Al accidente que terminó con un muerto en la bajada de la Base Naval no concurrió personal de Tránsito. “Es insólito. Estamos investigando lo que pasó para decidir las sanciones correspondientes”, dijeron en el municipio.
En sintonía con el espíritu de la época, Montenegro también dijo como al pasar que está en “la búsqueda permanente de no aumentar la estructura municipal a través de la contratación de distintos servicios a los privados que inviertan y corran el riesgo empresario, haciéndolos más flexibles y de mayor calidad para los vecinos”. Citó puntualmente la necesidad de hacer más eficiente el cobro de tasas, de “salir a buscar a los vivos”. Pero lo dejó abierto a cualquier servicio que presta el municipio: si otro lo vuelve más eficiente, “se va a evaluar”.
La nueva página de Montenegro asoma sin que la de los municipales termine de escribirse. Incluye una agenda positiva, donde la semana que pasó refulgieron las novedades sobre el Parque Industrial 2 y la adhesión al Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI), que en los papeles es a toda la ley Bases. También el anticipo de que habrá un régimen propio con ventajas locales.
La decisión llega en medio de la controversia por la decisión de Axel Kicillof de armar un RIGI propio y la disputa geográfica entre las provincias de Buenos Aires y Río Negro por la megainversión de la planta de gas natural licuado (GNL) de YPF y Petronas. Se toma, además, en un momento en que la buena relación con el Gobierno nacional empieza a darle a Montenegro algunos frutos. “Un intendente de la provincia de Buenos Aires que la vio. Mar del Plata adhiere al RIGI que va a transformar la Argentina”, lo elogió Javier Lanari, el subsecretario de Prensa de la Presidencia.
No fue todo, ni lo más visible. El Banco Nación y el intendente se concedieron mutuamente una vidriera en Mar del Plata. La entidad, para dar detalles de sus líneas de créditos para viviendas y desarrollos inmobiliarios. Montenegro, para volver a mostrarse como el primero entre los intendentes en impulsar un beneficio para quienes accedan a los préstamos de la banca pública. De paso, el jefe comunal escenificó la unidad de su gobierno. La presidenta del Concejo Deliberante, la radical Marina Sánchez Herrero, estuvo en un mismo primer plano. Los presidentes de los tres bloques oficialistas en el Concejo (Vamos Juntos, UCR y Coalición Cívica) asistieron a la presentación después de las notorias diferencias que tuvieron por la elección del defensor del pueblo. El secretario de Desarrollo Local e Inversiones, Fernando Muro; el senador bonaerense Alejandro Rabinovich y el senador nacional Maximiliano Abad completaron la escena.
Montenegro y Sánchez Herrero escoltaron al presidente del Banco Nación, Daniel Tillard.
Como parte de la agenda no confrontativa, Montenegro remarcó avances en el sistema de padrinazgo para mejorar espacios públicos, anunció una nueva licitación para reparar calles con fondos de la tasa vial y hasta disimuló el enojo por las variantes no consultadas en la policía. “El Ministerio de Seguridad decidió realizar muchos cambios en la policía de nuestra ciudad, tanto en nombres como en la operatoria del funcionamiento de la fuerza y patrulleros. De mi parte y de todo el equipo de seguridad, nos van a encontrar siempre colaborando con todo lo que sea necesario”, declaró.
En una saga que comenzó con la oposición cuestionando a las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) y siguió con el concejal Guillermo Volponi criticando el uso gratuito del estadio José María Minella por parte de los clubes, el gobierno municipal también dejó en claro su intención de que se rediscuta en el Concejo la ordenanza de apoyo al deporte. Pretende que los clubes vuelvan a pagar los gastos operativos, en el marco de un debate que ubica a Acción Marplatense en el centro de la escena (la ordenanza en cuestión es de su gobierno) y tiene a un oficialismo ávido de confrontar con el partido que le prestaba manos para aprobar los presupuestos y ahora está en las antípodas.
Montenegro remarcó avances en el sistema de padrinazgo para mejorar espacios públicos, anunció una nueva licitación para reparar calles con fondos de la tasa vial y hasta disimuló el enojo por las variantes no consultadas en la policía.
La controversia por el costo de apertura de los escenarios deportivos registra antecedentes en la intendencia de Carlos Arroyo. Con dos episodios públicos. El primero, cuando el entonces presidente de Quilmes, Pablo Zabala, anticipó que el Emder les había avisado a los clubes de básquet que iban a tener que pagar el Polideportivo. “Sólo se les pidió colaboración”, apaciguó Carlos López Silva, que en ese momento presidía el Emder.
El segundo tuvo el sello inconfundible de Hernán Mourelle. El hombre que manejaba la economía municipal trató de “chantas” a los presidentes de Aldosivi, Alvarado, Quilmes y Peñarol por la comercialización de la publicidad en los escenarios deportivos. La consecuencia fue inevitable: todos se le alinearon en contra y la defensa de los clubes se volvió sentido común.
En el municipio no quieren cometer el mismo error. “Esto no va en contra de los clubes. Queremos que al menos paguen lo que sale abrir el estadio el día que juegan”, plantean con sutileza cerca de Montenegro. La oposición ya hace su trabajo en sentido contrario. Con la misma bandera de hace seis años: “Aguanten los clubes”.