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Policiales 28 de mayo de 2016

Murió de un disparo en la cabeza y no saben si fue suicidio o un crimen

Se trata de un hombre que murió durante la madrugada en el HIGA. No había arma junto al cuerpo. Se trata de un caso muy "raro", confiaron los investigadores.

Un hombre de 40 años murió esta mañana a causa de una herida de bala en la cabeza producida cuando se encontraba en la habitación de su vivienda de Santa Clara del Mar.
El caso podría encuadrarse en un suicidio por disintos factores, entre ellos, la escena del crimen, las reiteradas amenazas y las conductas suicidas de Roberto Gómez (40). Sin embargo hay un detalle que transforma toda la investigación y abre la posibilidad a que se trate de un homicidio: no fue hallada el arma.
El fiscal Rodolfo Moure solicitó un rastrillaje por la zona e incluso la inspección de la ambulancia que trasladó al herido, pero por el momento no hubo novedades sobre arma de fuego.
Gómez ocupa por segunda vez las páginas de casos policiales ya que el 24 de octubre de 1994 baleó a un profesor y preceptor el Colegio Tavelli, al cual asistía a cuarto año. Por ese hecho fue condenado a 12 años de prisión pero recuperó la libertad mucho antes de cumplir el total de la condena.
La muerte de Gómez se certificó esta madrugada en el Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA) hasta donde llegó desde su casa de Sorrento al 400 en el barrio Atlántida de Santa Clara del Mar.
Todo comenzó cerca de las 21.30 de ayer cuando un hermano de Gómez regresó a la vivienda tras efectuar algunas actividades en Mar del Plata. Gómez vivía en la planta baja, en una habitación, y en el resto de la casa lo hacían su hermano, su madre y su padrastro.
El hermano, según lo que declaró ante la fiscalía y la policía, al pasar por la puerta de la habitación escuchó algunos jadeos y entró. Gómez estaba en la cama, “babeando y con un agujero en la cabeza” indicó.
A partir de ese momento la investigación se orientó a analizar la escena del crimen mientras los familiares de Gómez sostenían que se trataba de un suicidio. “Todo se orienta hacia el suicidio, pero sin un arma, es muy raro que haya suicidio”, explicó una fuente a LA CAPITAL.
Lo curioso es que junto al cuerpo había un cartucho percutado con su bala, algo extraño ya que es imposible que hubiera sido expulsado por la pistola calibre 9 milímetros. Lo que no apareció fue ni el arma ni la vaina del proyectil que ingresó en la cabeza de Gómez.
La operación de autopsia permitió recuperar la munición del mismo calibre y establecer que hubo una telón interpuesto, que podría ser las toallas que se hallaron junto al cuerpo.
Debido a las numerosas dudas de los investigadores, fue ordenada una prueba de dermotest en la mano derecha del fallecido y en las de su hermano.
El fiscal Moure también pidió rastrillajes en la zona para dar con el arma y por ello la policía trabajó cinco horas pero sin resultados.
Trascendió, por otra parte, que Gómez tenía problemas psiquiátricos y que tiempo atrás le había pedido dinero a su madre para comprarse un arma.
La causa fue caratulada “homicidio agravado por el uso de arma” a la espera de más resultados forenses.