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Opinión 13 de noviembre de 2019

Pensar la economía orientada a un desarrollo sustentable

Por Rodolfo Iriart
Legislador provincial

La última Cumbre sobre la Acción Climática de las Naciones Unidas y la histórica movilización de millones de jóvenes en todo el mundo reclamando acciones concretas contra el cambio climático nos señaló, una vez más, la necesidad de pensar hoy en qué queremos convertir el mañana.

El calentamiento global está modificando nuestro ambiente a pasos agigantados, viéndose afectados los bosques, océanos y la biodiversidad; como así también, la disponibilidad del agua, la producción de alimentos y los puestos de trabajo.

Esa degradación ambiental ha llevado a muchos Estados a establecer metas que necesariamente se deben alcanzar para revertir la situación. Es así como a partir del Acuerdo de Paris, la lucha contra el cambio climático tomó mayor fuerza, destacando “el imperativo de una transición justa para la fuerza de trabajo y la creación de empleos decentes y de calidad, en conformidad con las prioridades de desarrollo definidas a nivel nacional”.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) está abogando fuertemente por una economía orientada a un desarrollo sustentable. Los problemas ambientales convierten en urgente la necesidad de procesos de transición a una “economía verde”. De la misma forma que el deterioro del medio ambiente merma la productividad y destruye los puestos de trabajo, los esfuerzos por limitar o reducir el cambio climático podrían generar millones de empleos.

Los denominados “empleos verdes” son puestos de trabajo que contribuyen a la conservación, restauración y mejora de la calidad del medioambiente en cualquier sector económico. Estos empleos se caracterizan por la reducción del impacto ambiental de las empresas y por el aumento de la eficiencia de los recursos, en especial el energético, logrando así disminuir el impacto ambiental.

En primer lugar, como expresó Connie Hedegaard (Presidente de la Conferencia sobre el Cambio Climático de la ONU 2009), “nuestro reto primordial es desacoplar de manera drástica el crecimiento económico de la utilización de los recursos naturales y la degradación del medio ambiente”.

La contaminación y las emisiones de gases de efecto invernadero han ido en aumento como consecuencia de los modelos de crecimiento económico que encuentran sustento en la sobreexplotación de los recursos naturales y utilizan combustibles fósiles como fuente de energía.

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) reveló que en 2018 se alcanzó un nivel de emisiones de dióxido de carbono sin precedentes, a causa del crecimiento de la demanda de energía en el mundo.

Fatih Birol, Director Ejecutivo de la AIE, expresó que “a pesar del importante crecimiento de las energías renovables, las emisiones mundiales siguen aumentando, lo que demuestra, una vez más, que es necesario adoptar medidas más urgentes en todos los frentes”.

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Sin embargo, la OIT estima que en el marco de la transición hacia la sostenibilidad energética, hasta 2030, se crearán casi 25 millones de empleos y se perderán 7 millones de empleos en todo el mundo. De estos últimos, el 70% podrán compensarse a través de la reubicación, y el porcentaje restante deberán reconvertirse profesionalmente.

Para la transición a economías ambientalmente sostenibles y socialmente inclusivas, la OIT destaca que disponer de competencias laborales adecuadas para el empleo es un requisito previo esencial. Es por ello que se requerirá una inversión masiva para la formación de los trabajadores, y la adquisición de las competencias profesionales necesarias para estos nuevos desafíos. Será crucial la existencia de políticas de crecimiento respetuosas del medio ambiente, y un mensaje político firme.

Además, debe darse atención tanto a las grandes industrias como a las pequeñas y medianas empresas. La transición a una economía verde implica cambios en casi todos los sectores económicos. Los desastres naturales, consecuencia de la degradación ambiental, han causado pérdidas estimadas en 200 años de vida laboral por cada 100.000 personas afectadas en América.

Al mismo tiempo, las condiciones de trabajo se están volviendo perjudiciales para la salud y la seguridad de los trabajadores, impactando en la productividad. Por ejemplo, se estima que en Centro y Sudamérica entre 0,8 y 0,6 por ciento de las horas laborables serán demasiado calurosas como para trabajar.

Guillermo Montt, especialista de OIT en econometría del trabajo, destaca que la degradación ambiental “afecta sobre todo a los trabajadores y hogares más vulnerables, lo cual contribuye a aumentar las desigualdades”.

El compromiso de una transición justa y la creación de empleo decente es un verdadero reto. Sin embargo, la realidad requiere acción.

En una ciudad como Mar del Plata, donde sus inmensos recursos naturales constituyen el motor de su economía; y donde el desempleo lidera los índices a nivel nacional, resulta indispensable observar la realidad que nos espera como consecuencia del rumbo que elijamos tomar ahora.

La OIT señala que los “empleos verdes” son cruciales para el desarrollo sostenible y responden a los desafíos mundiales de protección del medio ambiente, desarrollo económico e inclusión social. Es por ello que se busca involucrar a gobiernos, trabajadores y empleadores como agentes de cambio activos.

Ciertamente se avecinan tiempos de nuevos desafíos que requerirán de muchos esfuerzos. Debemos prepararnos para superar esos obstáculos y aprovechar las posibilidades que vendrán. Oportunidades para crear empleo decente, para optimizar los recursos y construir una sociedad más sostenible.



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