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Cultura 25 de abril de 2022

Poesía en recuerdo a Gernica: “Memoria viva”

Este texto conmemora el bombardeo a la ciudad vasca de Guernica, ocurrido el 26 de abril de 1937.

“Todo está cargado en la memoria
Arma de la vida y de la historia
La memoria apunta hasta matar
A los pueblos que la callan y no la dejan volar
Libre como el viento”
La memoria, León Gieco

Por Juan Miguel Idiazábal

I

Alguien soñó un mundo lleno de odio y represión. Ese monstruo cargó aviones con discursos explosivos y los mandó a volar con sus panzas llenas de muerte.

Alguien detonó todos los males del mundo sobre un pueblo desarmado. Ese monstruo intentó borrar la fuerza de un pueblo vomitando fuego sobre sus vidas.

Alguien soñó un mundo donde reinara el terror. Ese monstruo intentó acallar un pueblo desde los cielos.

Alguien soñó miles de sirenas antiaéreas mudas. Ese monstruo silbó muerte sobre las casas el día de mercado.

Alguien imaginó pasos de ganso sobre los cuerpos. Ese monstruo quiso chamuscar el árbol de la libertad con sus lanzas de acero y fuego.

 

II

 

El monstruoso Francisco Franco soñó un pueblo sometido por las bombas que los hacedores de muerte le proporcionaron. Ciegos de odio los cancerberos ladraron sobre tumbas desacralizadas.

La nobleza española aplaudió de pie la demostración de poder. La nobleza española sigue aplaudiendo en silencio los muertos de las bombas.

¿Dónde estuvo la misericordia cristiana de que tanto se jactaban? Las iglesias ardieron bajo las bombas y los discursos sublevados.

Engaño y complicidad de los tribunales ciegos, sordos y mudos. La península sigue polarizada frente al llanto de las víctimas.

 

III

 

Ha pasado el tiempo, pero los recuerdos siguen vivos. Quien recuerda su pasado luchará para que no vuelva a ocurrir.

La sombra de los horrores se cierne sobre las libertades civiles, hoy como ayer.

De la semilla del árbol quemado brotó una ciudad. Sus ramas viven entrelazadas en los corazones de su gente.

Los vascos soñaron una libertad fuerte como el roble. Sólida como la piedra frente a la marejada.

Un pueblo imaginó un hermoso futuro incierto. Miles de fénix alzándose de sus cenizas como sus ciudades bombardeadas.

Alguien soñó un mundo sin Gernika. Esa persona ha dejado de existir, Gernika no.