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El País 7 de agosto de 2017

Poli: “las riqueza de nuestro pueblo es la espiritual”

El arzobispo hizo hincapié en la "renovación de la esperanza" que implica cada nueva celebración de San Cayetano. Críticas contra formas de empleo no digno.

El cardenal Poli preside la homilía de la misa central de la festividad de San Cayetano en el barrio porteño de Liniers. Foto: Télam / Analía Garelli.

El arzobispo de Buenos Aires, Mario Aurelio Poli, aseguró este lunes que “la verdadera riqueza de nuestro pueblo” no son “sus recursos naturales”, como suele repetirse, sino “la espiritual” que “se pone de manifiesto en sus gestos de solidaridad” y en lo inquebrantable de su “fe”, que se mantiene incólume aún “ante las injusticias y humillaciones”.

“Los argentinos sabemos hablar y valorar los recursos naturales con los que Dios creador dotó a nuestro territorio. Y muchos piensan que esa es la riqueza más importante del país, pero la verdadera riqueza de nuestro pueblo es la espiritual”, afirmó el prelado en la homilía de la misa central de la festividad de San Cayetano que se desarrolló frente a la basílica del barrio de Liniers, con la asistencia de miles de personas que se encolumnaron a lo largo de once cuadras.

Poli aseguró que la espiritualidad es “el verdadero tesoro de nuestro pueblo” porque es lo “que nos hace solidarios con los demás, lo que nos mantiene de pie frente a las postergaciones, con una fe y esperanza que no se quiebran ante las injusticias y humillaciones”.

Por otro lado, el arzobispo hizo hincapié en la “renovación de la esperanza” que implica cada nueva celebración de San Cayetano, al tiempo que deslizó un crítica contra formas de empleo no digno.

“Nadie mejor que ustedes, queridos peregrinos, saben que hoy se renueva la esperanza. Los pobres y los humildes saben de estas cosas y por eso están aquí haciendo el sacrificio de horas de colas para encontrarse con el que sabe escuchar de veras”, afirmó

“Cuando se cierren las puertas del corazón de los hombres que debieran dar empleo digno, el santo del pan y del trabajo abre las puertas de su santuario y nos muestra que la providencia de Dios siempre nos gana en generosidad y nos sorprende con su misericordia para con sus hijos, sin hacer distinciones de personas porque hace salir el sol y la lluvia sobre justos y pecadores”, agregó.

Mientras se desarrollaba la misa, era incesante el tránsito de fieles que pasaban a saludar al santo, después de hacer unas 11 cuadras de cola -en el fila lenta- o tres, en el caso de la fila rápida.