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Opinión 7 de abril de 2020

Pymes: siempre existe luz al final del túnel

por Sebastián Pérez García

La coyuntura de la pandemia nos obliga a prepararnos para la incertidumbre de lo que viene en materia económica. Se trata de un acontecimiento inédito y que, por lo tanto, no existen fórmulas prediseñadas para aplicar. Los pronósticos, como tales, se sustentan en la construcción de escenarios probables, formados por la combinación de variables de hechos conocidos, infiriendo uno desconocido: ¿qué sucederá con la actividad económica? Resulta una verdad de Perogrullo que en la Argentina planificar el largo plazo resulta una tarea compleja, y esto expresado en un contexto de cierta normalidad, a lo que, si le agregamos un factor extraordinario, debemos ser mucho más pesimistas. Sin embargo, siempre existe luz al final del túnel.

En nuestro país existen 1.066.000 Pymes, de las cuales el 62% la forman los sectores del comercio y los servicios. Realidad que es coincidente con la provincia de Buenos Aires, con sus matices geográficos. Ambos sectores están transitando un fuerte impacto en sus ventas, máxime si se trata de actividades que no se encuentran expresamente autorizadas por el decreto 297/2020 que determina el “aislamiento social preventivo y obligatorio”. Según la CAME, previamente a esta medida, en febrero las ventas minoristas cayeron 1,1% anuales (en cantidades), y con una tendencia del 2.3% en el primer bimestre del año.

El Ministerio de Desarrollo Productivo informa que las Pymes generan el 66% del empleo privado, por consiguiente, la coyuntura tiene dos datos negativos para este sector: caída excepcional de ventas y permanencia de los costos fijos. Automáticamente buscamos respuestas en el Estado, quien también está condicionado por la pandemia. De acuerdo al proyecto de ley del presupuesto 2020, se espera que un 84,56% de los recursos públicos provengan de tributos, aportes y contribuciones (neto de contribuciones figurativas). A su vez, el 56% de los mismos son de impuestos relacionados al consumo. Claro está que a menor actividad económica, menor recaudación del Estado. Los economistas debaten la incidencia de mayor intervención monetaria a través de la emisión y más recientemente, con la mirada puesta en el tipo de gasto público. Como en la economía del hogar o la empresa, debe existir un equilibrio de ingresos y gastos en el mediano plazo. Sin embargo, mientras se da la discusión, las PyMEs deben atravesar el corto plazo.

Existen instrumentos amortiguadores de la coyuntura direccionados a la demanda, como subsidios, ayudas alimentarias que son necesarias y vitales en algunos casos. Cuando miramos las herramientas pensadas para favorecer la oferta (moratorias, suspensión de medidas cautelares, entre otras) ninguna equilibra el impacto negativo de tener un comercio cerrado.

Mientras se evalúa el rol de intervención posible del Estado, rescatamos una noticia alentadora: las ventas minoristas en la modalidad online crecieron 10,7% interanual (febrero), previo a la medida restrictiva. Podemos presumir que este crecimiento ha continuado en marzo, en virtud de que para muchos comercios ha sido la única modalidad permitida para operar. Se le atribuye a Albert Einstein la frase “la crisis es la mejor bendición que le puede sucederle a las personas y a los países, porque la crisis trae progresos”. Quizás esta sea la oportunidad para nuestras las Pymes puedan renovarse y sobrevivir.

(*): Licenciado. Docente de UADE Costa – Departamento de Contabilidad e Impuestos.