¡Qué lindo es ver jugar a Francisco Comesaña!
En la victoria o la derrota, el marplatense deja su marca: la del tenis como espectáculo. El joven de 24 años no sólo tiene todo para asentarse entre los grandes, sino que lo hace con una frescura que enamora. Lo espera París para su primer Roland Garros.

Comesaña sonríe adentro y afuera de la cancha. Foto: Fotojump
En un circuito ATP cada vez más mecanizado, donde muchas veces el músculo parece imponerse al arte, ver jugar a Francisco Comesaña es como reencontrarse con una vieja pasión: la del tenis como espectáculo, como emoción, como juego en el sentido más genuino de la palabra.
El marplatense de 24 años, actual número 63 del mundo, no sólo está demostrando que tiene todo para asentarse entre los grandes, sino que lo hace con una frescura que enamora.
Este viernes, en la segunda ronda del Masters 1000 de Roma, cayó ante un top-ten como Holger Rune. Pero incluso en la derrota, Comesaña dejó su marca: puntos espectaculares, recursos técnicos (¡qué bien usa el slice! ¡qué potencia y colocación tiene ese primer saque!), y, sobre todo, esa manera suya de jugar con el corazón en la mano y una sonrisa en el rostro. ¿Cuántos jugadores sonríen genuinamente después de perder un punto, como si celebraran el solo hecho de estar allí dándolo todo?
Comesaña no sólo tiene talento. Tiene carisma. Ese que no se enseña ni se entrena, el que aparece cuando suelta un golpe imposible y también cuando, tras perder un partido ajustado contra amigos como Sebastián Báez o Francisco Cerúndolo, se acerca a la red para fundirse en un abrazo y felicitar con una sonrisa. Algo inusual en el deporte, más en el tenis. Pero natural para alguien que entiende bien de qué se trata todo esto. No sólo se juega por dinero y puntos. También vale la pena disfrutar. Cómo no hacerlo en los torneos a los que tanto soñó llegar desde pequeño, después de haber peleado mucho tiempo desde los torneos menores, en el circuito ITF y Challenger.
Ya le ganó a cuatro top-20: a Rublev en la catedral de Wimbledon, a Humbert en el US Open, a Zverev en el polvo de Río de Janeiro y recientemente a Fils en el Masters 1000 de Madrid.
No es casualidad. Comesaña no se achica. Tiene una fortaleza mental notable en los momentos calientes y una valentía para ir siempre al frente, sin especular. Contra Rune tomó de su propia medicina: el danés ofreció su mejor versión en los puntos decisivos.
El joven de Punta Mogotes, al igual que todos los que llegan a ese nivel, dejó la cancha con un sabor amargo. Sin embargo, no perdió la oportunidad de disfrutar del espectáculo y seguir sumando vivencias que lo enriquecen.
En el camino, le brindó a todos un rato de tenis de calidad. Porque también entiende la relación con el público: le gusta encender a la gente después de ganar un punto bien jugado y no se enoja cuando los gritos son para apoyar al adversario o incluso para molestarlo en algún saque. Y, otro dato para destacar, no protesta los fallos de los jueces ni trata de sacar ventaja buscando una discusión con un rival.
Pronto, el “Tiburón” (fanático de Aldosivi) vivirá su primera experiencia en Roland Garros. A él lo espera París. Y a los amantes del tenis, el placer de verlo jugar y crecer, punto a punto, sonrisa a sonrisa.
Porque sí, el ranking importa. Los títulos también. Pero hay algo que Comesaña ya logró: que el público lo quiera, que se hable de él con afecto. Y en tiempos en que el profesionalismo a veces olvida la alegría del juego, eso no es un detalle menor. Qué lindo es ver jugar a Comesaña. De verdad.

Lo más visto hoy
- 1La insólita historia del hallazgo del campo de marihuana cerca de una granja de rehabilitación « Diario La Capital de Mar del Plata
- 2Cómo estará el clima este jueves en Mar del Plata « Diario La Capital de Mar del Plata
- 3El Eternauta, orgullo nacional; joyas mecánicas en el futuro pueblo, y roscas políticas entre copas y focos tenues « Diario La Capital de Mar del Plata
- 4Ocho heridos en distintos accidentes « Diario La Capital de Mar del Plata
- 5Entró a robar a una casa, quiso abusar de la dueña pero terminó mirando Netflix: fue detenido « Diario La Capital de Mar del Plata