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Cultura 8 de abril de 2018

“Te fortalece saber que no estás sola ni inventando todo de nuevo”

Laura Fernández Cordero encontró que gran parte de los debates actuales en torno a la sexualidad y al rol de la mujer estaban presentes entre los y las anarquistas de fines del siglo XIX y principios del XX.

Fernández Cordero -en el centro-, durante la presentación de su libro realizada en Mar del Plata.

Escribir, mirar e investigar el pasado para encontrar claves en el presente, esa parece ser la premisa con la que Laura Fernández Cordero dio vida a “Amor y anarquismo. Experiencias pioneras que pensaron y ejercieron la libertad sexual” (Editorial Siglo Veintiuno). El libro fue recientemente presentado en Mar del Plata, en una actividad organizada por la Revista Leemos y que contó con la presencia de la autora y de la investigadora Dora Barrancos.

Doctora en Ciencias Sociales e investigadora del Conicet, Fernández Cordero entendió que a pesar de ser un trabajo “de recopilación historiográfica”, su libro “tiene mucha resonancia con el presente”. Porque las diversas corrientes anarquistas que se desarrollaron en Argentina, entre las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX pusieron en debate temas como la relación de pareja, el matrimonio, la sexualidad y el rol de la mujer. Es decir, se atrevieron a repensar los roles y los vínculos establecidos por el Estado y la Iglesia de entonces, en el seno de las relaciones de pareja. Similar a lo que ocurre hoy.

“En el libro intenté mostrar el desacuerdo y la polémica más que el consenso, porque es lo interesante del discurso libertario, que habilita todas las voces”, reflexionó la escritora y contó que tomó esos acalorados debates de los testimonios publicados en diarios como “La voz de la mujer”, entre 1896 y 1897, y “Nuestra tribuna”, entre 1922 y 1925. “Nuestra tribuna fue una experiencia muy interesante que sucedió en Necochea, que llevó adelante un colectivo editor de mujeres necochenses”, agregó.

“Fortalece mucho a las luchas del presente comprender que tenemos un pasado en el que hubo otras personas que se encontraron con las mismas o con parecidas dificultades y que les ofrecieron tales y tales respuestas”, opinó.

“Para las mujeres es también interesante inscribirse en una corriente del feminismo, aunque no se llamaran feministas, y que es como un linaje. Te fortalece saber que no estás sola ni inventando todo de nuevo”.

En ese sentido, señaló que temas que son de estricta actualidad en el presente, como el acoso callejero a las mujeres, la violencia doméstica o el amor libre fueron ya confrontados por los y las anarquistas del XIX y del XX.

“No son temas exclusivos del anarquismo pero es cierto que el anarquismo es la corriente que más intensidad le puso, sobre todo porque entendía que no habría ninguna revolución social si no había una revolución sexual y una emancipación de las mujeres”, explicó, en charla con LA CAPITAL.

– Es decir, estos temas estuvieron en la agenda del anarquismo.

– Sí, son parte de la doctrina y es internacional. A mí me interesó recuperar el episodio local porque fue muy políglota, muy diverso, en Buenos Aires, en Rosario, también en Montevideo, en Mar del Plata había anarquistas de distintos países y de distintas corrientes ideológicas, de distintas lenguas y eso hace que haya sido muy rico.

– ¿Qué opinión tenían en torno al amor libre?

– No se ponían muy de acuerdo sobre lo que era el amor libre, lo interesante es la polémica, el debate permanente entre varones y mujeres. Había dos polos, por un lado el polo del amor libre que era la monogamia sucesiva, una detrás de la otra, más o menos como sucede hoy, sin pasar por el Registro Civil ni por la Iglesia y había otro polo que hablaba de amores múltiples y contemporáneos, en situaciones que podían llevarse a cabo con más de una pareja, tríos o experimentaciones de ese tipo como las que pasaron en colonia Cecilia y que el libro relata.

– ¿Colonia Cecilia se produjo en Brasil?

– Fue en Brasil en 1890, estamos hablando de hace mucho tiempo. Tuve acceso a través de los relatos y los ecos que tuvo en la prensa. Se hace en 1890 y en 1893 hay un folleto y en el 97 había un libro comentando lo de colonia Cecilia. Era increíble para el momento histórico y colonia Cecilia es una experiencia que llevaron adelante los anarquistas italianos con la idea de demostrar no solo que la economía anarquista era posible sino que el amor libre era posible. En un folleto se relata el encuentro de tres personas, después dicen que son tres varones y una mujer, pero el relato habla de dos hombres y una mujer, que llevan adelante la idea de un amor libre, múltiple y contemporáneo.

Aborto y homosexualidad

– ¿Qué opinión había respecto del aborto?

– Sucedía lo que sucede hoy, se daba en el marco de la clandestinidad, no había ni miramientos con el aborto no punible y lo que había dentro del anarquismo era la condena al aborto. La mirada era que eso era lo que hacían las monjas o las burguesas para ocultar su crimen, era un crimen perder la honra o no respetar lo cánones de la Iglesia y por otro lado si una mujer caía en esa situación era porque la habían seducido y abandonado o acicateado por la pobreza. Había una mirada mala sobre el aborto a pesar de que encontré una nota, al final de los años 20, en la que se habla del derecho al propio cuerpo, que parece un discurso muy actual. Y hay que decir que el anarquismo es pionero en la difusión de métodos anticonceptivos, de lo que había en ese momento, de lo que estaba a mano.

– ¿Qué se decía de la procreación?

– Eso es algo que forma parte de un clima de época, el anarquismo no está solo, comparte posicionamientos con los católicos. Pensaban que el sexo no solo tenía que ver con la procreación, pensaban que el sexo tenía que ver con el placer y que la procreación era algo que se podía limitar, que se podía establecer dentro de lo que se llamaba la maternidad consciente, con posibilidades de utilizar métodos para controlarla. Pero en ese sentido, todas las mujeres se sentían madres y eran fuertemente maternalistas, de hecho cuando escriben muchas hablan de sus hijos como “retoño de mi corazón”.

– ¿Aceptaban la homosexualidad?

– Estamos hablando de un discurso que hacia lo público era muy heterosexual y compartía el clima de época que podríamos llamar homofóbico, lo que no significa que no hubiera relaciones homosexuales, pero es mucho menos visible. Recopilé algunos discursos que tienen que ver con considerarla una aberración, usaban esa palabra tremenda, y tengamos en cuenta que es algo que está cambiando en el mundo en ese momento, mientras estaban ellas y ellos escribiendo. Encontré una carta de un lector, supuesta carta porque nunca vamos a saber si las cartas de los lectores son reales, preguntando por la sodomía, ese era el vocablo en ese momento. Y le contestan que si algún compañero tiene esos gustos se los sabrá aceptar. Ahí hay un trabajo de poder pensarlo, pero noto que en ese momento estaba bastante clausurada la idea.

– ¿Estos debates que mencionás se daban en los márgenes de la sociedad, o eran hegemónicos?

– Ahí hay una discusión sobre qué tan margen era el periódico La Protesta, que tenía una edición diaria. En ese momento, lo hegemónico o lo mainstream se está creando, lo que podemos decir es que es una prensa doctrinaria que tiene que ver con difundir la doctrina, con hacer creer la idea de que el contacto con un periódico puede hacerte anarquista, descubrir la idea, para darle voz pública a la posición del anarquismo sobre los más diversos temas.