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Cultura 27 de mayo de 2025

Un sueño en orsai: el fútbol trágico de Horacio Convertini

Deporte, violencia, romance y humor negro se articulan para construir un relato sobre el fracaso y la corrupción en pequeña escala.

Horacio Convertini, autor de "El refuerzo".

Por Carlos Aletto

El fútbol ha dado a la Argentina ídolos nacionales, dramas colectivos y épicas fundacionales. Pero la literatura, a diferencia del periodismo deportivo, explora con mayor libertad esas zonas del deporte que quedan tapadas en las crónicas oficiales, para ofrecer ficciones verosímiles, alimentados por el pulso que marca la cultura argentina. En este terreno ambiguo y fértil se mueve Horacio Convertini con su novela “El refuerzo”, publicada en la colección Azul Sangre de la editorial Azul Francia, una narrativa donde fútbol, violencia, romance y humor negro se articulan para construir un relato sobre el fracaso y la corrupción en pequeña escala.

Convertini se apropia del tópico del héroe caído, ese protagonista que alguna vez arañó la gloria pero que ahora enfrenta su descenso definitivo, para darle vida al Tanque Millán, un futbolista cuya mayor virtud radica en la fuerza brutal de su pierna y no precisamente en su destreza técnica. Este jugador, cuyo apelativo “Tanque” remite directamente a su estilo tosco pero potente, ve su trayectoria truncada por una lesión en la rodilla. Millán es una figura emblemática de la caída en desgracia, similar al boxeador de su novela anterior, “La exactitud del dolor”, que también concluye su carrera en Villa Luppi, un pueblo imaginario cargado de resonancias en la Colonia Vela de Osvaldo Soriano, y que Convertini usa como microcosmos para probar conflictos universales y argentinos en particular.

El primer capítulo presenta un comienzo necesario tan virulento como enigmático: un hombre es arrancado brutalmente de su habitación y conducido a un espacio lúgubre con una horca, inaugurando un ciclo de violencia que permea todo el relato. Este capítulo inicial, inteligentemente construido para reponerse en el desenlace, establece la clave tonal y temática de la novela: la violencia latente, el poder simbólico del castigo, y la revelación progresiva de las circunstancias que conducen al destino trágico del personaje.

La narrativa de Convertini despliega un tono de ficción pueblerina, donde el fervor colectivo, el entusiasmo desproporcionado que suele verse a escala nacional con figuras como los campeones mundiales de fútbol, se traslada aquí en clave menor al recibimiento de un refuerzo futbolístico mediocre en Villa Luppi. Este desplazamiento paródico y grotesco es una crítica implícita a la cultura argentina de idolatrar figuras del deporte, pero también evidencia el profundo afecto y la esperanza depositada sobre cualquier persona que simbolice, aunque fugazmente, un momento de gloria.

el refuerzo

Millán llega al pueblo después de haber pasado por situaciones tan bizarras como jugar en África, donde protagoniza una escena tragicómica. Golpea accidentalmente con la pelota a un joven militar que dispara su ametralladora y provoca así lesiones en un arquero de baja estatura para su puesto y también en su propio muslo. Su paso por Haití aporta aún más extravagancia con el tirano López Galindo, un lisiado cubano que había luchado contra el Che Guevara. Ese personaje siniestro secuestra virtualmente a Millán y lo somete a extraños rituales vudú para mejorar su rendimiento deportivo. Esta secuencia remite de forma directa al humor delirante y a la sátira política presentes en las mejores páginas futbolísticas de Roberto Fontanarrosa: en particular, en su novela “El área 18” (1982), donde un país africano ficticio convierte el fútbol en herramienta diplomática y estratégica, o en los cuentos en “Puro fútbol”, donde la pasión popular se entrelaza con lo absurdo, lo mágico y lo grotesco.

A lo largo del recorrido del Tanque Millán, la novela construye también una mirada global sobre el fútbol como engranaje de explotación, ilusión y caída. Desde los campeonatos menores en Lituania hasta la distorsión mágica del vudú haitiano o las pequeñas corrupciones en el ascenso argentino, “El refuerzo” pone en escena un mapa donde el jugador de fútbol se convierte en mercancía primero deseada y rápidamente descartada. Convertini traza así un itinerario que atraviesa distintas geografías, todas unidas por un mecanismo de esperanzas depositadas en un juego, un equipo o un solo hombre, cuya promesa de redención se desvanece tan pronto como el resultado no acompaña. La novela expone con agudeza la caída precipitada de esos sueños, mostrando una industria donde el fútbol, lejos de ser solo deporte, se convierte en relato social y tragedia compartida.

Este recorrido de la vida del Tanque es acompañado por peripecias amorosas y económicas, representadas en su relación con Verónica, la clásica “botinera” cuya expectativa de lujo y estabilidad se desmorona ante la incapacidad de Millán de sostener con dinero sus ilusiones. Convertini maneja hábilmente estos motivos arquetípicos con notable sensibilidad literaria que remite a la tradición narrativa argentina de autores como Roberto Arlt, quien se ocupó de ficcionalizar las frustraciones amorosas y los derrumbes económicos de sus protagonistas siempre marginales.

Un personaje destacable es Simaldone, el representante tartamudo de Millán, quien añade un nivel de humor y tragedia a la novela. A través de él y otros personajes, como el jugador uruguayo Paladino que también enfrentó un declive, Convertini construye un entramado coral que descubre lentamente las verdaderas causas detrás de la aparente violencia futbolística, que siempre es violencia personal, doméstica e institucional.

La presencia de Perla, la empleada del hotel, resignifica de manera crucial la trama hacia el desenlace. Ella opera como doble simbólico de Verónica y es la encargada de revelar cómo los conflictos personales y matrimoniales superan a las rivalidades deportivas. En este punto, el héroe deportivo debe enfrentar una fuga simbólica y una huida literal, semejantes al destino del boxeador en “La exactitud del dolor” en un pueblo periférico plagado de violencias, corrupción y desilusiones.

En el orden formal, Convertini construye un narrador en tercera persona que otorga múltiples perspectivas a la fábula de modo tal de que cada personaje vaya aportando una versión singular de la historia completa. Este recurso narrativo incrementa la intriga y logra mantener en tensión al lector hasta la revelación definitiva. Además, el humor negro y el grotesco funcionan como herramientas críticas que destacan la irracionalidad de ciertas pasiones populares y el absurdo inherente en las pequeñas tragedias cotidianas.

En definitiva, “El refuerzo” es una novela que se inscribe en la tradición literaria argentina que mezcla la cultura del fútbol con una profunda exploración crítica sobre la violencia, la corrupción, el fracaso personal y la esperanza colectiva. Una vez más, Convertini deja claras muestras de su habilidad para construir relatos sólidos donde la ficción futbolística funciona como lente que, según la trama vaya necesitando, amplifica o reduce las luces, las sombras de la sociedad argentina contemporánea.