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El País 22 de julio de 2018

Unidad Ciudadana se arma en el interior y pone proa al operativo clamor “Cristina presidenta”

El núcleo duro que rodea a la ex presidenta diseña un cronograma de lanzamientos en cada una de las provincias. Apuesta a polarizar con Cambiemos las elecciones de 2019.

por Sebastián Hadida

Con el titular del Instituto Patria, Oscar Parrilli, como coordinador del armado político, el núcleo duro que rodea a la ex presidenta Cristina Kirchner diseña un cronograma de lanzamientos de Unidad Ciudadana en cada una de las provincias, con el objetivo de federalizar la marca y dotar de musculatura al frente opositor que buscará polarizar con Cambiemos en los sufragios del año que viene.

Con el Partido Justicialista nacional intervenido y a la espera de una resolución de la Justicia, el plan de Cristina Kirchner sería reeditar la ingeniería política que ensayó en las elecciones bonaerenses del año pasado con la creación del sello de Unidad Ciudadana, que prescindió del principal partido opositor como columna vertebral del frente y echó mano a los partidos químicamente K, como Nuevo Encuentro, Kolina, Partido de la Victoria y el Frente Grande.

Más allá de la inclusión o no del PJ nacional en el frente, que dependerá de factores ajenos a la voluntad de la ex presidenta, la decisión política ya está tomada: consolidar un espacio de centroizquierda “nacional y popular”, y desde allí tender puentes hacia los PJ provinciales, que en cada caso tendrán que resolver si juegan en un frente de oposición dura y sin dobleces al macrismo, o si se acoplan al esquema del “peronismo racional” que proponen Miguel Pichetto y Juan Manuel Urtubey.

Sin quererlo, la estrategia de Cristina le da la razón al rionegrino, quien hace tiempo viene advirtiendo sobre la deriva centroizquierdista de la actual senadora, en una jugada discursiva que busca apropiarse simbólicamente del PJ y así arrastrar a los gobernadores a las arcas del “Peronismo Federal”.

Algunos gobernadores como Gildo Insfrán (Formosa), Alberto Rodríguez Saá (San Luis) y, lógicamente, Alicia Kirchner (Santa Cruz), ya se mueven en la órbita del kirchnerismo, mientras que el tire y afloje se da respecto a los mandatarios Lucía Corpacci (Catamarca) y Carlos Verna (La Pampa), que al tiempo que hablan con Parrilli también coquetean con el Peronismo Federal.

Federalizar la marca “Unidad Ciudadana”

Finalizado el Mundial de Rusia, los tiempos electorales se adelantaron y por eso desde el Instituto Patria Parrilli comenzó a mover los hilos para acelerar el desembarco de Unidad Ciudadana en cada provincia, en el marco de una estrategia que cuenta con la venia de “La Jefa”, quien en estricto silencio monitorea los movimientos desde su refugio en El Calafate.

El ex secretario general de la Presidencia, mano derecha de Cristina, es la cabeza de un “task force” operativo que también integran los dirigentes nacionales Martín Sabbatella (Nuevo Encuentro), Diana Conti (Partido de la Victoria), Mario Secco (Frente Grande), Carlos Castagnetto (Kolina), Andrés “Cuervo” Larroque (La Cámpora) y Leopoldo Moreau (Movimiento Nacional Alfonsinista).

La mecánica es la siguiente: en cada lanzamiento provincial de Unidad Ciudadana este pelotón de dirigentes nacionales viaja a la ciudad en cuestión para rodear a los representantes locales y así darle volumen y visibilidad al desembarco.

El objetivo es sistematizar este método y repetirlo en el resto de las provincias argentinas.

El operativo tuvo su bautismo de fuego el 13 de mayo en Salta, donde el diputado nacional Sergio Leavy fue entronizado por aclamación como el candidato a gobernador del espacio.

La segunda etapa del itinerario fue el pasado 29 de junio en Corrientes, otro distrito gobernado por fuerzas anti-K.
La próxima escala será el próximo viernes 3 de agosto en Córdoba, donde el kirchnerismo corre en desventaja ya que no integra el PJ gobernante ni tiene un candidato potente para competir por la gobernación: la terna se reduce a los ignotos diputados nacionales Pablo Carro de la CTA, Gabriela Estévez de la Cámpora, y el legislador provincial ligado al movimiento de Derechos Humanos Martín Fresneda.

El plato fuerte será el plenario de la militancia “nacional y popular” del 11 de agosto en Ensenada, con Secco de anfitrión.

Todavía no se pulió la lista de asistentes, pero el orador de cierre del mitín sería el líder de La Cámpora, Máximo Kirchner.

“Llamamos a conformar la más amplia unidad para construir una alternativa al gobierno apátrida de Mauricio Macri”, reza el flyer con léxico setentista que invita a la cumbre del kirchnerismo puro.

Luego de Ensenada, están previstos desembarcos en Misiones, La Rioja, Mendoza y Jujuy.

El Plan B

En ningún caso estas puestas en escena del kirchnerismo contarán con la presencia de Cristina Kirchner, para no dar más letra a las inevitables especulaciones sobre su candidatura: fiel a su costumbre, la senadora estirará el misterio hasta el final.

Sin embargo, la ex presidenta no dio señales de querer desactivar el operativo clamor que brota sin disimulo de las bases de Unidad Ciudadana: “Es nuestra candidata natural”, es el vox populi que repiten a coro todos y cada uno de los dirigentes consultados por NA.

Por si acaso, otro sector del kirchnerismo echó a rodar el plan B: el jefe del bloque de diputados del FpV, Agustín Rossi, manifestó sus deseos de ser Presidente e incluso avanzó en el armado de un virtual equipo de campaña, que integran el ex ministro de Educación Daniel Filmus, el economista Carlos Heller, el diputado Guillermo Carmona, el ex ministro de Agricultura Julián Domínguez, la diputada Cristina µlvarez Rodríguez y la ex jefa del Banco Central Mercedes Marcó del Pont.

El santafesino formaba parte del llamado “grupo UMET” junto a referentes del peronismo como Alberto Fernández, Fernando “Chino” Navarro, Víctor Santa María y Daniel Arroyo, pero se corrió de ese esquema luego de verificar que la mayoría de esos dirigentes tenía sus fichas puestas en la candidatura presidencial de Felipe Solá.

Con todo, el kirchnerismo visualiza la precandidatura de Solá como una oportunidad para engrosar un frente político opositor que imaginan bastante más amplio que Unidad Ciudadana y cuyo liderazgo podría dirimirse en una interna abierta entre los dos sectores.

En sus cálculos, ven al ex gobernador bonaerense como una figura capaz de traccionar dirigentes y -sobre todo- votantes afines al peronismo que no necesariamente comulgan con el kirchnerismo y que de no existir una oferta como la de Solá dentro de la coalición podrían migrar al espacio del Peronismo Federal.

(*): NA.