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Deportes 5 de marzo de 2017

No escapa de las arenas movedizas

Peñarol sufrió otra caída, esta vez a manos de Olímpico. Jugó mejor que contra Quilmes y la peleó hasta el final. Sin embargo, lo condenaron dos parciales muy adversos en el segundo y último cuartos. Los santiagueños fueron más equipo.

por Sebastián Arana

Peñarol se sigue hundiendo. Como si se debatiera en arenas movedizas y cada movimiento lo complicara más. Este domingo mejoró la desteñida imagen que dio en el clásico. Pero se encontró con un equipo que no le perdonó errores y aprovechó completamente un par de pasajes de confusión pronunciados. Olímpico se impuso 88 a 84 en el Polideportivo en una nueva jornada de Liga Nacional de Básquetbol.

No hacen falta más que tres o cuatro minutos para desnivelar un partido. Peñarol lo sufrió en carne propia. Si bien siempre jugó incómodo ante un rival que cuenta con una de las defensas más sólidas de la Liga (la segunda de la Conferencia Norte), en el primer cuarto se las ingenió para mantener la paridad. Por un lado, con una defensa correcta. Por otro, con algunos aciertos aislados de tres puntos. La vía exterior ayer fue más frecuentada que nunca. Por características propias y para evitar los “raquetazos” de Justin Williams.

Con un triple de Giorgetti, el equipo local pasó al frente por 18-17 a falta de 9″ para el final del primer cuarto. Fue la única vez que tuvo la delantera en la primera parte. Stanic, con una conversión sobre la chicharra, puso a Olímpico otra vez al frente antes de iniciar el segundo.

Los cinco minutos iniciales de ese parcial fueron un calvario para Peñarol. Porque, impedido de poner el balón interior, falló y falló de tres puntos. Pero, fundamentalmente, porque su defensa hizo agua. El equipo de Richotti pasó fugazmente a zona y Olímpico le marcó un par de triples. Lo peor, sin embargo, fue el traslado inseguro y el lento regreso a defensa. El equipo santiagueño, contraatacador por definición, lastimó con una bandeja tras otra. Hasta redondear un parcial de 20-4 en los primeros cinco minutos.

El equipo local, 39-22 abajo, finalmente plantó defensa. Pero el ataque le siguió costando horrores. Limó la desventaja un poco en la parte final del segundo cuarto por los aciertos de Juan Manuel Torres, de buen ingreso, para irse 29-41 al descanso.

Olímpico siguió más claro para jugar en el tercer cuarto. Tuvo los mejores tiros y también chances de correr. Si la ofensiva peñarolense se mantenía en el nivel del primer tiempo, el partido se hubiera terminado ahí mismo. Sin embargo, el equipo local la empezó a meter. La dupla de extranjeros corrigió la mira. Reed anotó 13 en el parcial (2 triples) y Pettigrew (otros dos) 8. La diferencia se redujo a seis (57-63) a falta de un minuto y medio para el final del tercero.

Peñarol revivió anímicamente. Y se puso decididamente en carrera en el inicio del último parcial con dos bombas de Giorgetti. Hasta llegó a pasar al frente (72-71) con un doble del chaqueño a falta de cinco minutos.

Todo para terminar sufriendo lo mismo del arranque del segundo cuarto. Olímpico lo “durmió” en dos minutos y fracción para aplicarle un parcial de 8-0. Decisivo. Pero no de casualidad. Pasándose mejor la pelota. Jugando pick and roll inteligentes. O buenos puerta de atrás. O con alguna réplica filosa.

A Peñarol, en la recta final y hasta los últimos treinta segundos, el tiro de tres puntos que le había permitido subir la cuesta le dio la espalda. Cuando intentó forzar un par de acciones interiores se encontró con el formidable Williams y sus tapas. Pese a que “clavó” tres “bombas” en los segundos finales, no logró revertir la historia. Ni escapar de las arenas movedizas de la tabla, que parecen tenerlo atrapado.