CERRAR

La Capital - Logo

× El País El Mundo La Zona Cultura Tecnología Gastronomía Salud Interés General La Ciudad Deportes Arte y Espectáculos Policiales Cartelera Fotos de Familia Clasificados Fúnebres
Deportes 27 de junio de 2017

Se despidió Quilmes, se despidió Luca

San Lorenzo ganó 89 a 80 y liquidó la final del Sur. El equipo marplatense se superó en relación a los dos primeros partidos y puso en aprietos al campeón. Pero Nicolás Aguirre, cerebro y ejecutor, lo hizo todo bien en el final.

Por Sebastián Arana

Quilmes estuvo a la altura de un equipazo. Con temperamento y juego. Se superó claramente a sí mismo. Pero ni así pudo ante tanta jerarquía. San Lorenzo resistió todos los embates y con un Aguirre enorme en el segundo tiempo ganó 89 a 80 para ganar 3 a 0 la final de la Conferencia Sur de la Liga Nacional de Básquetbol. El equipo “santo”, que definirá el torneo desde el próximo martes ante Regatas Corrientes, marcó así el límite para la gran aventura “tricolor” en este torneo.

Acertando o fallando, Quilmes se dejó la piel en este tercer partido. Arrancó en gran forma, con una defensa eficaz como la que levantó en varios tramos de los partidos en el “Roberto Pando”, más efectiva todavía a partir de la inseguridad “santa” a la hora de tirar de tres puntos.
Pero lo que cambió la ecuación fue el acierto propio inicial. El elenco de Bianchelli fue el que comenzó certero desde la tercera dimensión y en poco más de tres minutos ganaba 12-6. Tras un triple de Ruiz,Lamas se vio obligado a gastar su primer minuto.

Sin embargo, luego de la interrupción del juego y de un nuevo doble de Flor, se vio otro San Lorenzo. Muy dedicado a obstaculizar el lanzamiento perimetral, vía casi exclusiva de gol quilmeña. Las “bombas” que entraban al comienzo empezaron a salir. Y el equipo visitante, haciendo entrar más seguido en juego a Deck, respondió con un parcial de 10 a 0 en lo que quedaba de cuarto para entrar al frente al segundo “chico”.

Hasta ese momento, como a lo largo de toda la serie, la efectividad del tiro exterior “santo” había sido apenas discreta. El ingreso de su rotación, sin embargo, le cambió la cara. A partir de la preocupación que generaba el balón interno, aparecieron espacios en el perímetro que San Lorenzo explotó con inteligencia. Entre Calfani (2) y Scala (1) encadenaron una ráfaga de tres “bombazos” que le permitieron a los suyos irse a 25-16 en dos minutos.

A partir de entonces, Quilmes siempre corrió de atrás. Pero jamás se entregó. Cuando peor lo pasaba, quien lo puso en partido fue Robinson, con un ingreso muy positivo en ataque para descontar rápido.

San Lorenzo continuó atacando con más pases y fluidez y siguió certero a la hora de lanzar de tres puntos. Y Quilmes se sostuvo no demasiado lejos con un gran cierre de cuarto de Vildoza. Al entretiempo llegó 36-43 abajo. Para su espíritu peleador, bien en juego.
Lo demostró en el tercer cuarto, con lo mejor de su juego a lo largo de toda la serie. El equipo de Bianchelli tuvo minutos de mucha lucidez para pasarse el balón y crear chances de buenos tiros en el perímetro (sobre todo para Ruiz) como de cortes por el eje de Basualdo. A falta de 3’50” Quilmes había igualado en 50 ante el delirio de su gente.

Dicen que los grandes equipos juegan siempre igual. Cambian los rivales. San Lorenzo afrontó ese gran arranque quilmeño con una tranquilidad pasmosa. La que transmite el “Penca” Aguirre, quien lo hizo todo bien en el parcial.

Quilmes se distrajo en dos o tres defensas y en dos minutos San Lorenzo se lo hizo pagar con un parcial de 11-0 liderado por el base santiagueño. Y a remar otra vez.

Pero no dejó de hacerlo. Vildoza y Flor se superaron a sí mismos en el último parcial y se cargaron al hombro a los suyos. Quilmes logró igualar en 67 a falta de 6’50” y estuvo un par de veces más a nada más que dos puntos.
San Lorenzo, entonces, tuvo que emplearse a fondo. El ancla del equipo, una vez más, la echó Aguirre. Y resistió el bravío embate quilmeño.

El base sólo anotó libres. Pero le pasó siempre bien el balón a Sandes, inesperado definidor del partido, el verdugo que Quilmes no tenía en los planes. Lo liberó cuatro veces para jugarse posteos con ventaja y así obtuvo el aire que Quilmes no le daba.

Dos libres del propio Aguirre a falta de treinta y cinco segundos lo definieron todo. De ahí al final, el enorme reconocimiento quilmeño para un equipo de guerreros y la interminable ovación para Luca Vildoza, quien anoche jugó su último partido con la camiseta “tricolor”.