por Sebastián Arana y Juan Miguel Álvarez

El 10-0 de Kimberley sobre Racing del último sábado por la novena fecha del torneo de fútbol de primera división de la Liga Marplatense tuvo su impacto. No es corriente, nunca lo fue, un marcador de esa naturaleza. Los futboleros, ni lerdos ni perezosos, buscaron hitos parecidos en los recovecos de su memoria.

LA CAPITAL recordó ese mismo día que habían pasado casi catorce años desde la última vez que un equipo goleó a otro endosándole diez o más goles. El último antecedente, setiembre de 2009, lo había aportado Almagro Florida con un 12-0 sobre Huracán.

Por supuesto no faltaron hinchas de Aldosivi que aprovecharon la ocasión para “gastar” en las redes sociales a los de Alvarado por el 13-0 de 1994 y para proclamar la superioridad de ese resultado sobre cualquier otro dentro del ámbito de la Liga.

Aquel 13-0, claro está, es uno de los más abultados de la historia del fútbol marplatense. Pero hay un par que lo superan y otro par que lo igualan. En realidad, hay registros de 36 mega goleadas en las que el equipo ganador marcó diez o más tantos.

De la máxima se cumplieron cincuenta años hace un par de meses atrás. Y es doblemente histórica. En marzo de 1973, por el Selectivo clasificatorio al Torneo Regional de ese mismo año, Kimberley le endosó un memorable 16-1 a Círculo Deportivo en el Estadio San Martín y no hay otro resultado que lo supere.

Jamás otro equipo marcó dieciséis o más goles ni se impuso por quince de diferencia. Sin embargo, lo más significativo, fue la proeza individual de Alejandro Lofredo, quien aquel día marcó nada menos que diez goles, otro registro insuperable en las canchas de esta ciudad.

Alejandro Lofredo.

Lofredo, surgido en Alvarado y transferido a San Lorenzo de Almagro junto a Jorge Mario Olguín, fue uno de los varios estupendos delanteros del medio local en una década del ’70 pródiga en goles. Aquel de 1973 fue su gran día, pero tuvo otras tardes notables.

Por la segunda rueda del torneo de la LMF de 1974, Kimberley goleó 14-1 a Once Unidos, también en el estadio San Martín, y esa tarde Lofredo gritó seis goles de su propia cosecha. Carlos Miori, otro goleador inolvidable del fútbol marplatense, se anotó con cinco.

Kimberley, por entonces, era una especie de pesadilla para Once Unidos. Un año antes, en el certamen de 1973, le hizo apenas un gol menos: 13-1. Miori también festejó un “bingo” aquella vez. Lofredo, apenas uno.

El club de la avenida Independencia lidera el ránking de las mega goleadas con seis. Salvo la del último sábado, las otras cinco las consiguió en la década del ’70. En el torneo de 1972 venció 10-0 a River con dobletes de Miori, Hugo Sangorrín, Mario Chaldú y Mario Pardo. En tanto que, en 1979, aplastó a Peñarol por 11-1 con cuatro goles de Norberto Omar Eresuma y otros tantos de Oscar Agonil.

Precisamente, de estas 36 goleadas, once se produjeron en la década del ’70, ocho de ellas en el torneo de primera división. Tiene una explicación. La competencia entre Kimberley y San Lorenzo por llegar a los Nacionales fue feroz y no ahorraron esfuerzo y dinero para reforzar sus muy buenos planteles marplatenses con jugadores de equipos de AFA. Y marcaron una diferencia sideral sobre el resto de sus oponentes, sobre todo en los tres primeros años de la década. Siete de los ocho triunfos más abultados en primera división de esta década se los repartieron entre ellos: 5 Kimberley y 2 San Lorenzo.

La del último sábado fue la sexta vez que Kimberley marcó 10 o más goles (Foto Jazmín Belga).

Por distintos motivos, la primera década del nuevo siglo también fue terreno fértil para resultados de esta naturaleza. La reestructuración dispuesta por la conducción de Jorge Bosco reunió en una misma categoría a todos los equipos de la Liga.

En un mismo torneo convivieron aquellos que lo jugaban con pretensiones importantes y los que lo afrontaban como podían. Y siempre hubo equipos que podían muy poco, armados con un sinfín de precariedades. Así se produjeron siete resultados que llenaron todos los casilleros para ingresar en este informe.

En el torneo de 2005 Unión le aplicó un feroz 13-0 a Libertad. Ariel Battaglia y José Carrascosa hicieron cada uno un “hat trick”. Se desconoce si se llevaron su correspondiente pelota de premio.

Huracán, el equipo más castigado por estas caídas (4), sufrió sendos 12-0 a manos de Almagro Florida (2009) y Cadetes (2008).

Unión se ubica como el segundo equipo con más goleadas a favor de este recuento (5) gracias a las tres conseguidas en esta década, tal vez el momento más feliz de su historia. En 2007 le endosó un 10-0 a General Mitre (cuatro goles del todavía vigente Jesús Collantes) y en 2006 otro 10-0 a Sudamérica de Miramar con un póker de Martín Cuevas.

Marcelo Marín marcó 4 goles en el 13-0 de Aldosivi sobre Alvarado.

La mitad de estas súper goleadas (18) se produjeron en las décadas del ’70 y en la primera del nuevo siglo.

La otra mitad aparecieron desperdigadas en distintos momentos y fueron más comunes en las categorías de ascenso, sobre todo la Segunda de Ascenso, seguramente el menos formal de los niveles. Tanto que los diarios de la época muchas veces apenas registraban los resultados de esos encuentros, sin datos adicionales, como el de los goleadores, que hubieran enriquecido este repaso.

Precisamente, en esta categoría, también conocida como Primera C, otro 13-0 comparte el tercer lugar del podio con la célebre goleada de Aldosivi a Alvarado y la de Unión a Libertad. Se lo aplicó Los Andes a Al Ver Verás en el torneo de 1973, con seis goles de Juan Carlos Muñoz.

El “sexteto” de Muñoz es oportuno para refrescar las mayores producciones goleadoras individuales.

Después de los diez goles de Lofredo a Círculo, fue Tomás Buyatti, delantero de San Lorenzo, el mayor “scorer” en un partido. Marcó siete en el aplastante 10-0 de su equipo sobre Aldosivi en el certamen de 1970.

Tomás Buyatti.

Además de la referida marca de Muñoz y de los seis de Lofredo a Once Unidos en 1974, anotaron otros tantos impactos Guillermo Lupini, delantero de Independiente, en un 10-3 a Huracán en 1942, y el atacante Juárez, de Unión, en un 12-1 sobre Nueva Pompeya en la Segunda de Ascenso de 1976.

Al cabo, en duelos sin equivalencias, más abuso que competencia, las producciones individuales enorgullezcan más que las colectivas. Y la enorme frustración de los vencidos no se equipara con la moderada satisfacción de un triunfo con poca gloria. Aunque, con los años y como ocurrió con este trabajo, sean rescatados como verdaderas curiosidades estadísticas.

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