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Deportes 19 de febrero de 2018

Ausencias

por Sebastián Arana

Cómo repercuten las ausencias en un equipo es casi siempre un albur. Lo lógico es que la falta de un jugador importante repercuta negativamente. Pero sobran los ejemplos de compañeros que se multiplican, se agrandan anímicamente y salen del paso más que dignamente. El del último clásico es uno más.

El factor espiritual, sobre todo, no puede dejar de soslayarse. El que vio a Leiva gritar como un gol una de sus primeras conversiones comprendió inmediatamente que los “milrayitas” iban a pelear hasta lo último.

Como una semana antes frente a Boca, Peñarol se las ingenió para jugar sin Gianella, que además de su conductor suele ser su jugador más desequilibrante. Y lo extrañó de verdad apenas en un pasaje del partido, en los dos minutos finales, ideales para él por su destreza con la pelota en las manos y su seguridad desde la línea de libres.

En realidad, tanto con Boca como con Quilmes, Peñarol jugó muy bien sin Gianella. Dependió menos de su uno contra uno, se apoyó más en sus hombres altos, contó con opciones de tiro más lógicas y cercanas al canasto.
Las muy buenas tareas de Diez, Alloatti y Leiva, en tanto, suplieron bien la falta de Guaita.

Quilmes, que hasta hace poco sufría mucho la ausencia de “Ricky” Sánchez, jugó completo y no pudo hacerlo prevalecer. ¿Por qué? Por sus ya crónicos problemas defensivos. Los que tuvo siempre, con el puertorriqueño y sin él.

La cuestión de los problemas defensivos de Quilmes también remite a las ausencias. Antes de comenzar la temporada el dilema era cómo reemplazar a Luca Vildoza. Bianchelli y los dirigentes pusieron el foco en sumar jugadores con características más ofensivas para suplir el gol que se fue a España. En ese sentido, no puede decirse que hayan elegido mal. La quilmeña es la quinta ofensiva de la Liga Nacional.

Pero la manta, definitivamente, se acortó. Con los enroques en el equipo, Quilmes defendió sus puntos. Pero se debilitó enormemente en defensa. A punto tal de que tranquilamente puede sostenerse que, a esta altura de la temporada, no extraña a Luca Vildoza. A quien realmente no puede olvidar es a ese formidable especialista de la defensa que es Ivory Clark, quien cerraba caminos que hoy todos los rivales parecen transitar con libertad.



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