El mercado laboral de Mar del Plata vive una etapa de “aparente estancamiento” y creciente “desaliento”. Así lo indica un nuevo Informe Sociolaboral del Partido de General Pueyrredon, elaborado por los investigadores Eugenio Actis Di Pasquale y Marcos Esteban Gallo, del Grupo Estudios del Trabajo de la UNMdP, que analiza los datos del primer trimestre de 2025 y los compara con la situación nacional.

El informe expone y analiza una fuerte caída del trabajo registrado, un aumento en la cantidad de cuentapropistas y también un incremento de los despidos sin causa, entre otros datos.

A nivel macroeconómico, el trabajo señala que hay “una recuperación relativa del producto luego de la contracción registrada en el primer trimestre de 2024”, pero advierte que esto se da “acompañado de una reducción del superávit fiscal y de resultados adversos en las cuentas externas”. Las tensiones cambiarias se aceleraron en el segundo trimestre y “la fuga de capitales absorbió la mayor parte del préstamo de 12.400 millones de dólares otorgado por el FMI en abril”, señala.

Empleo y desempleo

En el total de aglomerados urbanos, las tasas de actividad (48,2%), empleo (44,4%), desocupación (7,9%) y subocupación (10,0%) se mantuvieron cercanas a las de hace un año. Sin embargo, se produjo una fuerte caída del trabajo registrado.

“El primer trimestre de 2025 cerró con 453.262 trabajadores menos que en igual período de 2024, lo que representa una baja del 3,4%”, detalla el informe. La cifra actual (12.876.403 registrados) está por debajo del récord alcanzado en 2023.

El estudio describe este proceso como “destrucción de trabajo registrado” y remarca que “desde junio de 2024 se vienen destruyendo puestos todos los meses, alcanzando el máximo en diciembre, con casi 500.000 trabajadores menos que en diciembre de 2023, una caída récord incluso superior a la de mayo de 2020 en plena pandemia”.

Al analizar los datos en detalle, se observa que todas las formas asalariadas perdieron empleo: asalariados privados (-47.842), públicos (-30.242) y de casas particulares (-15.308).

También cayó con fuerza el Monotributo Social (-396.604, un desplome del 61,9%). Solo crecieron los autónomos (+1.097) y el monotributo tradicional (+35.638). “Son modalidades con menor protección que las asalariadas”, advierte el estudio.

En cuanto a sectores, el informe señala que 10 de las 14 ramas de actividad redujeron personal. Las mayores pérdidas se registraron en industria manufacturera (-21.026), construcción (-16.097) y transporte (-9.750). Los únicos rubros que sumaron empleo fueron comercio (+21.463), pesca (+768), enseñanza (+526) y agricultura (+212).

Escenario local

En el escenario laboral se presentan similitudes a nivel local y nacional. Es decir que la ciudad no es ajena a la retracción y los cambios expuestos a nivel nacional.

Pero según marca este trabajo, en Mar del Plata, las tasas de actividad (50,0%), empleo (47,0%) y desocupación (6,0%) se mantuvieron cercanas a las de un año atrás.

Sin embargo, la subocupación bajó a 8,9% y los ocupados que buscan empleo cayeron a 8,6%, el mínimo histórico para un primer trimestre.

“Este descenso de la presión en el mercado de trabajo es un indicador de desaliento en la búsqueda”, advierte el informe. Y recuerda que el fenómeno comenzó con la recesión de 2018, cuando “al no haber trabajo, muchos dejaron de buscarlo”.

La composición del empleo también cambió: la proporción de asalariados cayó del 74,7% al 72,7% y creció el cuentapropismo (del 21,9% al 23,5%). Dentro de los asalariados, aumentó el trabajo no registrado (del 35,7% al 36,3%).

La tasa de desocupación presentó un incremento tanto en el plano local como nacional. En el total país pasó del 7,7% al 7,9% valor que representa 1.136.0000 personas desocupadas (48.000 personas más que hace un año). En Mar del Plata aumentó un punto porcentual, llega al 6% e involucra a 20.000 personas.

Cinco o más empleados

El informe sociolaboral incluyó en esta oportunidad datos de la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL), llevada a cabo por la Secretaría de Trabajo, Empleo y Seguridad Social del Ministerio de Capital Humano.

La EIL releva mensualmente de manera permanente a las empresas de 5 y más personas ocupadas de todos los sectores de actividad con excepción del primario. Mar del Plata forma parte de la muestra desde septiembre de 2016.

Este relevamiento marca que desde mediados de 2024, la creación de empleo se desaceleró y en marzo de 2025 comenzó la destrucción neta (-1,2%).

La construcción fue el sector más golpeado, seguido por transporte y servicios financieros. “Al tener en cuenta que cayó el empleo en empresas de 5 o más empleados y que a nivel nacional aumentó el cuentapropismo, es probable que la ocupación local también se haya deteriorado en calidad”, apunta el estudio.

Los despidos sin causa crecieron y la informalidad podría estar aumentando, “producto de trabajadores que pierden un empleo formal y se refugian en la economía informal o de inserciones precarias”.

Ajuste fiscal y poder adquisitivo

En el apartado sobre finanzas públicas, el informe sociolaboral advierte que, comparado con 2023, todos los rubros de gasto nacional sufrieron recortes: prestaciones sociales (-13,3%), subsidios económicos (-69,9%), transferencias a provincias (-41,4%), a universidades (-32,7%) y gastos de capital (-82,5%).

Así, la contracción de subsidios derivó en “un marcado incremento en el precio de combustibles y tarifas de servicios públicos”, lo que a su vez elevó el costo de vida y redujo el poder de compra de salarios y jubilaciones. La baja en gastos de capital “afecta la infraestructura y encarece la logística, limitando el desarrollo a largo plazo”.

El estudio concluye con un pronóstico poco alentador: “Las medidas contractivas y el aumento salarial por debajo de la inflación permiten anticipar que los efectos negativos sobre producción y empleo continuarán durante 2025”.

Signos de “recuperación”

El informe señala también algunos signos de “recuperación” en la economía argentina. Por ejemplo, en el primer trimestre de 2025, el Producto Bruto Interno (PBI) experimentó un incremento interanual del 5,8%, que se suma al aumento del 2,6% registrado en el cuarto trimestre de 2024. Es la primera vez en la actual gestión que se logra una racha positiva de esta magnitud.

El repunte, sin embargo, se ve parcialmente explicado por la “fuerte contracción” que sufrió la economía en igual período de 2024, lo que deja en evidencia que en varios sectores la recuperación todavía no compensa del todo las pérdidas previas.

La industria manufacturera y la construcción crecieron 5,1% y 6,1%, respectivamente, tras haberse desplomado 13,8% y 19,8% un año antes. Los sectores productores de bienes avanzaron 4,9% en el arranque de 2025, luego de retroceder 7% en el primer trimestre de 2024. El comercio mayorista, minorista y reparaciones también rebotó, con un alza del 7,3% frente a la caída del 9,4% de un año atrás.

En el sector servicios, el crecimiento de 4,7% superó la contracción del 3,5% registrada a comienzos de 2024, impulsado sobre todo por la intermediación financiera, que saltó 27,2% interanual y más que compensó el retroceso del 13,1% de 2024.

Mercado cambiario

El trabajo de este grupo de estudio de la Universidad muestra que el balance cambiario del Banco Central revela que en el primer semestre de 2025 el comercio exterior “dejó un superávit de US$ 1.371 millones”.

El resultado esconde, sin embargo, una dinámica marcada: un déficit de US$ 2.186 millones en el primer trimestre y un fuerte superávit de US$ 3.558 millones en el segundo, impulsado por la liquidación de la cosecha, que concentra la mayor parte de las exportaciones.

En la cuenta corriente cambiaria, en cambio, el saldo fue negativo: un déficit de US$ 2.647 millones, explicado en buena parte por pagos netos de intereses por US$ 3.969 millones. De ese total, US$ 1.206 millones correspondieron a desembolsos al FMI y US$ 1.744 millones a otros intereses en moneda extranjera abonados por el sector público. En conjunto, la carga de intereses de la deuda externa pública sumó US$ 2.950 millones en la primera mitad del año.

Inflación: la baja se siente poco

Las presiones cambiarias siguen siendo uno de los principales motores de la inflación. La política de “microdevaluaciones” aplicada hasta mediados de abril, junto con la contención de los salarios nominales, fue el eje de la estrategia oficial para frenar la escalada de precios, advierte este informe.

El índice de precios al consumidor (IPC) viene desacelerándose desde el pico de diciembre de 2023 y en junio marcó una variación mensual del 1,6%. Sin embargo, algunos rubros esenciales, como alquileres, electricidad, gas, combustibles, salud y transporte público, acumularon en los últimos dos años “subas muy por encima del promedio”.

El informe remarca que el cálculo del IPC sigue utilizando ponderadores de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo) de 2004-2005, lo que desdibuja la incidencia real de estos incrementos en el gasto familiar. Con ponderaciones actualizadas a la estructura de precios vigente, la inflación real sería sensiblemente “más alta” que la publicada por el INDEC, aclara.

Fuga de capitales

A un año y medio de gestión, el informe advierte que la economía argentina sigue atrapada en una restricción externa de origen financiero, vinculada a una histórica puja distributiva.

La flexibilización de la compra de dólares para personas físicas, implementada a mediados de abril, “trasladó las tensiones cambiarias de los mercados paralelos” (CCL, MEP y blue) al tipo de cambio oficial y “reactivó el proceso de fuga de capitales mediante la formación de activos externos”, advierte.

“Por ende, y dado el nivel de endeudamiento externo actual, todo apunta a que nos estamos encaminando a una reducción del bienestar social y de la calidad de vida de la población que será muy difícil de revertir en los próximos años si no se consigue llevar a cabo una política de desarrollo económico que permita la entrada de divisas genuinas a través del comercio exterior”, completa el informe.