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El País 6 de julio de 2019

Cuatro distritos del Conurbano en los que Cambiemos apuesta fuerte para desbancar al PJ

La batalla para sumar intendencias arrancará con timbreos, reparto de folletos con propuestas y boletas y recorridas.

Segundo Cernadas, el hombre elegido por Vidal para tratar de quedarse con la intendencia de Tigre.

El frente oficialista Juntos por el Cambio busca apuntalar a varios de los denominados candidatos “sin tierra” que pugnan por arrebatarle intendencias al PJ en territorio bonaerense, pero hay cuatro distritos, Tigre, Hurlingham, Escobar e Ituzaingó, en los que apuesta fuerte, con la convicción, afirman, de que harán “una buena elección” en las PASO del 11 de agosto.

La batalla para sumar intendencias a las 69 que gobierna Cambiemos de los 135 distritos -las otras 66 están en manos del peronismo- arrancará la semana próxima con timbreos, reparto de folletos con propuestas y boletas y recorridas.

Aunque no gobiernan, los candidatos a intendente en Tigre, Segundo Cernadas; de Hurlingham, Lucas Delfino; de Escobar, Leandro Costa, y de Ituzaingo, Gastón Di Castelnuovo, ya preparan encuentros para conmemorar la fecha patria del 9 de julio, como parte de esta estrategia de visibilizar y dar impulso a sus nominaciones.

En Hurlingham, en el oeste del Conurbano, el concejal y actual subsecretario de Asuntos Municipales de la Nación, Lucas Delfino, un hombre cercano a Rogelio Frigerio, pretende despojar del poder a Juan Zabaleta, el ex ladero de Amado Boudou en el Senado, que gobierna el distrito desde 2015.

Delfino recibió el apoyo no sólo de figuras nacionales en la reunión del Gabinete ampliado de la que participó esta semana, sino de intendentes de su propio espacio que acudieron a un nutrido encuentro de dirigentes que organizó, como Ramiro Tagliaferro, de Morón; Diego Valenzuela, de Tres de Febrero, y Sebastián Abella, de Campana.

En Ituzaingó, la apuesta para desbancar de la intendencia al histórico peronista Alberto Descalzo, en el poder desde hace 24 años, es Gastón Di Castelnuovo, un concejal del distrito que se referencia en el jefe de Gabinete bonaerense, Federico Salvai.

Di Castelnuovo es uno de los convencidos de que hay que dar la discusión con los vecinos en la calle, sin eludir los reclamos sobre la situación económica, pero haciendo foco en lo que se hizo en estos cuatro años.

En Tigre, el elegido fue Segundo Cernadas, actual concejal que sueña con quedarse con el poder en la tierra de Sergio Massa, consciente de que la unidad del kirchnerismo con el massismo puede hacerles la jugada más difícil, pero no imposible.

Cernadas cree que en Tigre habrá mucho votante disconforme con ese pacto, y que la mayoría de los votantes de Massa optará por Juntos por el Cambio antes que votar a un kirchnerista.

Leandro Costa es otro de los candidatos “sin tierra” con los que Cambiemos desafiará al peronismo, en este caso, al intendente de Escobar, periodista y consultor Ariel Sujarchuk, que apoya la candidatura del Frente de Todos.

En esa ciudad, los armadores de la campaña bonaerense manejan números que indican que 6 de cada 10 de los votos de Massa irían para Juntos por el Cambio, es decir, para Costa, en una eventual elección.

Hay otros tres municipios donde saben que la pelea podría perderse y que el peronismo le arrebate a Cambiemos las intendencias que manejan. Se trata de Pilar, San Vicente y Quilmes, aunque en este último, mediciones recientes mostraron un leve repunte de Martiniano Molina.

En los distritos donde Cambiemos gobierna, como Quilmes, los favorece el hecho de que el peronismo vaya dividido y las mejoras en la economía de los últimos meses.

Otras comunas, como Moreno o Guernica, cuyos intendentes tienen 80 por ciento de imagen negativa, éstos lograrían sus reelecciones porque van colgados de la boleta de Cristina Kirchner, afirman fuentes de Juntos por el Cambio.

Muchos se quejan de que no haya habido desdoblamiento de elecciones entre Buenos Aires y Nación, y aseguran que “sería muy injusto” que María Eugenia Vidal pierda la provincia, pero a la vez se entusiasman con recibir los votos de los massistas que rechazan el acuerdo de su líder con el kirchnerismo para recuperar los votos que, dicen, perdieron en 2017.

Los operadores del oficialismo afirman que el espacio “está mejor que en 2015, pero peor que en 2017” en cuanto a intención de voto, y se entusiasman con ese voto fiel que no los abandona pase lo que pase con la economía.

“Nos sorprende ver que tenemos fanáticos que nos siguen fervientemente”, de la misma forma que ocurre con el kirchnerismo, cuenta un candidato que se prepara para la campaña.