Domingo a puro sol y playa: pequeños placeres que resisten a la pandemia
La temperatura rozó los 23 grados. Las playas estuvieron fuertemente concurridas. A un mes de la llegada del turismo, los marplatenses mantienen sus rituales frente al mar como en los días de la antigua normalidad.
“Vamos pa’ la playa, pa’ curarte el alma…”, tararea un conductor buscando donde estacionar, con el hit de Pedro Capó y Farruko a todo volumen. Remera, lentes negros y una reposera azul con rayas en el asiento trasero. No hay lugar. Es domingo y la costa está repleta.
“Parece enero; la gente no se cuida”, comenta sorprendido a su esposa otro hombre con el torso desnudo y la frente transpirada. “¡Churros!”, grita a viva voz el hombre hasta con el tapabocas color blanco a metros de la orilla. Parece verano, pero es primavera. Empezó noviembre y los casi 23 grados de su primer domingo permitieron el relax y expusieron que las costumbres y los pequeños placeres marplatenses no desaparecen ni en medio de una pandemia.
Mar del Plata vivió este domingo una de las jornadas con mejor tiempo de los últimos meses. Cientos de personas se volcaron a las playas desde muy temprano, con el cielo despejado y un sol radiante.
Si no fuera por los barbijos y la distancia -solo parcialmente respetada-, la imagen que presentó la ciudad se asemejó a la de la antigua normalidad, como si el aislamiento se hubiera tomado un recreo para disfrutar de la costa, el calor y el aire libre.
El desfile de marplatenses con sus reposeras y sombrillas a cuestas en dirección a la playa se apreció en distintos puntos de la ciudad a lo largo de un domingo en el que el termómetro volvió a rozar la barrera de los 23 grados, luego un sábado en el que también el buen tiempo había favorecido los paseos al aire libre y las estadías playeras, y a su vez se reportó la menor cantidad de casos de Covid-19 en casi dos meses.
El fin de semana primaveral reflejó una postal prácticamente de verano, con familias, parejas y grupos de amigos en malla y ojotas desplegados sobre la arena, con bronceadores en mano, gente metida en el mar y muchos caminando sobre el paseo costero bajo el rayo del sol.
Este domingo la concurrencia a las playas fue aún mayor que en jornadas anteriores. En el marco del aislamiento, es el día en el que buena parte de los marplatenses no trabaja, un factor que, combinado con la temperatura agradable y la necesidad de salir, colmó de norte a sur la arena de los distintos balnearios.
En el mar pudo apreciarse a buena cantidad de personas practicando deportes acuáticos, mientras que sobre la arena cada uno disfrutó el día a su manera, captando los primeros rayos de sol del anticipo del verano.
“Picaditos” en la orilla, partidos de tejo, crucigramas, lectura con vista al mar, venta ambulante de helados, churros y gaseosas, rondas de mate con un dejo de arena y gusto salado en la boca, el color de las sombrillas y reposeras; ni la pandemia que puso en jaque al mundo parece haberle arrebatado estos pequeños e históricos placeres a los marplatenses.
En algunos sectores de la costa para los automovilistas fue prácticamente imposible encontrar un espacio para estacionar este domingo, lo que expuso la cantidad de gente que desde distintos barrios se acercó a aprovechar el día. Muchos, sin embargo, no bajaron de sus autos y se conformaron con apreciar el paisaje desde adentro.
La llegada del buen tiempo, cabe señalar también, trajo hace algunas semanas un evidente relajamiento de los cuidados sanitarios implementados durante el año a raíz de la pandemia. Cada vez son más los marplatenses que no utilizan barbijo ni respetan la distancia o comparten el mate en plazas, la costa o bien en las playas, a pesar de las restricciones vigentes y conocidas por todos.
Sin embargo, no en todos los casos es así. Muchos soportan -por ahora- el calor que generan los tapabocas en el rostro y se vuelcan a las playas utilizándolos, mientras de a poco empiezan a comercializarse algunos con telas más livianas de cara al verano, incluso con nuevos diseños para la estación.
En relación al distanciamiento social, si bien en muchos casos no se respeta en absoluto, en distintos puntos de la costa se apreció este fin de semana a grupos que aprovecharon el día a metros de distancia entre sí, distribuyéndose a lo ancho y largo de las playas para evitar estar pegados y disminuir el riesgo de contagio.
La pregunta que muchos se hacen, además de si el buen tiempo persistirá en los próximos días y los siguientes fines de semana de noviembre, es qué ocurrirá cuando a partir del 1º de diciembre se permita el ingreso de turistas a Mar del Plata. ¿Será aún posible mantener la distancia en las playas más concurridas? ¿Se cumplirán las precauciones sanitarias que se implementaron durante el invierno? ¿Se controlará el sector costero con mayor rigidez para evitar concentraciones?
La temporada sin dudas será inédita y aportará algunas respuestas a estos interrogantes. Mientras tanto, sin turistas, miles de vecinos ya se vuelcan a las playas cuando el buen tiempo acompaña, como este fin de semana, para romper lo que queda del encierro, interrumpir la rutina y disfrutar del sol, la arena y el mar, el combo preferido por miles de personas en Mar del Plata, pase lo que pase, cada vez que el calor se hace sentir.
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