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Deportes 13 de diciembre de 2022

El duelo entre David y Goliat para definir al rival de Argentina

Marruecos no quiere despertar de su hermoso sueño y, tras llegar a semifinales, buscará dar otro golpe. Francia, actual campeón del mundo, intentará ratificar su favoritismo.

El seleccionado de Francia, vigente campeón y en busca del tricampeonato mundial, deberá justificar su favoritismo cuando juegue ante Marruecos, la revelación del certamen y que intentará ser el primer equipo africano finalista de una Copa del Mundo, en una de las semifinales de Qatar 2022.

El encuentro se desarrollará desde las 16 de Argentina en el Estadio Al Bayt, en la ciudad de Jor, a 45 kilómetros de Doha, con el arbitraje del mexicano César Ramos, de 38 años.

Francia llegó con el rótulo de favorita, pese a que a pocos días del inicio del mundial se lesionaron N’Golo Kante, Presnel Kimpembe, Didier Pogba y, el Balón de Oro, Karim Benzema, y deberá justificar sus intenciones de retener el título algo que no se da hace 60 años cuando Brasil lo consiguió en Suecia 1958 y Chile 1962.

El equipo de Didier Deschamps es sinónimo de jerarquía y calidad comenzando por su mayor estrella Kylian Mbbapé (goleador del torneo con cinco goles junto a Lionel Messi), que cuando recibe el balón encara con velocidad y habilidad.

El equipo galo venció a Inglaterra en los cuartos de final y además del lógico conformismo por el triunfo se le sumó la tranquilidad que haber ganado con un Mbbapé bien tomado por los británicos y con pocas luces, dejando de lado la idea de un equipo muy dependiente del astro parisino.

El delantero Olivier Giroud es otra pieza fundamental en este semifinalista, al sumar cuatro goles, con un rendimiento muy superior del que tuvo en Rusia 2018, cuando no pudo marcar.

El resto del equipo “Blue” cuanta con un notable arquero como Hugo Lloris (figura ante Inglaterra), los defensores Raphael Varane y Dayot Upamecano, un mediocampo con Aurélien Tchouaméni (22 años), Ousmane Dembélé y el incansable Adien Rabiot, y la mención al gran momento que pasa Antoine Griezmann.

Marruecos es el invitado a la fiesta que nadie esperaba. Los dirigidos por Walid Regragui han llegado a una instancia desconocida para un seleccionado africano, dejando en el camino a España y Portugal.

Camerún, en Italia 1990, era el equipo africano que más lejos había llegado al caer eliminado en cuartos de final ante Inglaterra por 3-2, luego de que 13 seleccionados de ese continente participaran de los mundiales a partir de 1970.

Marruecos llega invicto a esta instancia, con tres triunfos y dos empates (ante España ganó en definición con tiros desde el punto penal), recibiendo solo un gol en contra (de Canadá, y en contra de su valla) en 480 minutos, mostrando una muralla en defensa.

Esa solidez defensiva pasa por el excelente nivel del arquero Yassine Bono (Sevilla español) y un notable trabajo defensivo con Achraf Hakimi (figura del PSG), Jawad El Yamiq (Valladolid de España) y Romain Saiss (Besiktas de Turquía).

Marruecos es un equipo que además maneja muy bien el balón con un jugador muy hábil: Hakim Ziyech, del Chelsea inglés. Sin embargo, la fortaleza del juego magrebí consiste en aguardar las acciones del adversario y salir de contra en velocidad. Sabe a qué juega y que está viviendo una coyuntura en la que todo los que logre es gloria. Y esas son otras fortalezas.



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