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Cultura 18 de julio de 2023

El Taller de Narrativa: CLASE 37 FANTÁSTICO

El género fantástico es uno de los más populares entre la literatura de ficción. En esta clase, se abordan sus principales particularidades.

Por Emilio Teno y Mariano Taborda

Hay literatura con fantasmas desde hace siglos; hay textos con elementos extraños desde hace milenios; hay historias que se parecen al mundo que conocemos y de pronto un elemento extranjero tensiona la realidad por lo menos desde el siglo XIX. Hay también un grupo de textos, un grupo de autores, en la literatura sudamericana, que a partir de la década del cuarenta del siglo XX crearon, bajo el viejo título de literatura fantástica, unos textos nuevos, fresquísimos, distintos a todo lo anterior.

Hay un texto breve de Borges, “Kafka y sus precursores”, que apareció en el libro de 1952 “Otras inquisiciones”, en el que rompe la lógica sobre la influencia de un escritor: la influencia se ejerce hacia adelante, hacia los que vienen después, Borges, en este caso, piensa las influencias hacia atrás, lo kafkiano en textos anteriores a Kafka. “Yo premedité alguna vez un examen de los precursores de Kafka. A éste, al principio, lo pensé tan singular como el fénix de las alabanzas retóricas; a poco de frecuentarlo, creí reconocer su voz o sus hábitos, en textos de diversas literaturas y de diversas épocas. Registraré unos pocos aquí, en orden cronológico”. Según Borges, hay Kafka en una paradoja de Zenón, en Han Yu, en Kierkegaard, en Browning, en León Bloy, en Lord Dunsany.

Dice Borges sobre el final del ensayo: “Si no me equivoco, las heterogéneas piezas que he enumerado se parecen a Kafka; si no me equivoco, no todas se parecen entre sí. Este último hecho es el más significativo. En cada uno de esos textos está la idiosincrasia de Kafka, en grado mayor o menor, pero si Kafka no hubiera escrito, no la percibiríamos; vale decir, no existiría (…). El hecho es que cada escritor crea sus precursores. Su labor modifica nuestra concepción del pasado, como ha de modificar el futuro”.

Existen rasgos kafkianos antes de la existencia de Kafka gracias a la lectura. En esa misma línea podemos afirmar que un género también crea sus precursores. Esa idea estaba latente en Borges en 1940 cuando, junto a Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares, crearon la “Antología de la literatura fantástica”, un compendio de textos diversos, desde cuentos chinos antiguos hasta los propios textos del trío a cargo de la antología. Todos esos textos son fantásticos porque se leen a partir de 1940. Bioy, Silvina y Borges eligen a sus precursores, señalan dónde está lo fantástico en los textos anteriores a ellos, mientras escriben, bajo el título de fantástico, algo muy distinto.

En la antología hay cuentos de fantasmas, como este de John Aubrey de 1696: “Refería Thomas Traherne que, estando en cama, vio una canasta que flotaba en el aire, junto a la cortina; creo que dijo que había fruta en la canasta: era un Fantasma”.

O este del 300 A.C. del filósofo chino Chang Tzu: “Chang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu”.

En el brevísimo texto chino está contenido “La noche boca arriba” de Julio Cortázar de 1955: el hombre, aparentemente contemporáneo, luego de un accidente, que sueña con las guerras de los aztecas es en realidad un guerrero que, a punto de morir, sueña con un hombre que tuvo un accidente. Siguiendo a Borges, podemos pensar que el cuento de Chang Tzu es cortazariano, es su precursor.

La antología se publica en 1940 y ese es el año del género fantástico. En la edición de mayo de 1940, en el número 68 de la revista Sur, aparece un cuento: “Tlön, Uqbar, Orbis, Tertius”. Nada de todo lo anterior se parece a eso pero a la vez toda la antología está contenida en el texto. Están los cuentos de fantasmas en los espejos, están los cuentos de misterio en la enciclopedia apócrifa, están los cuentos de terror en el ambiente misterioso de la quinta de la calle Gaona en Ramos Mejía. Hay también otros elementos inéditos: la ficción como tema subyacente. Borges con ese cuento inauguró un género, el otro gran aporte de la literatura rioplatense desde la gauchesca en el siglo XIX. Es el primero y tal vez el mejor de los cuentos fantásticos.

En 1940 también se publicó la novela de Bioy Casares “La invención de Morel”. En el prólogo, Borges dice que la trama es perfecta. Habla también de algo inédito, o con pocos antecedentes, en lengua española y es lo que llama imaginación razonada. Es una buena manera de perfilar al fantástico de Borges, Bioy y Silvina que luego se esparció en otros lugares y otros tiempos.

Hay una imaginación que crea algo extraordinario y eso extraordinario tiene un funcionamiento, muchas veces no se explica cómo es que ocurre eso fantástico dentro de la narración y esa naturalidad con que se narra es la clave. En “El Aleph”, otra pieza maestra del género, un narrador, que también se llama Borges, describe el encuentro con ese objeto misterioso que condensa a todo el universo:
“En la parte inferior del escalón, hacia la derecha, vi una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego comprendí que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño. Cada cosa (la luna del espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo”.

La descripción es precisa, el narrador está lúcido, no sueña, evita las expresiones de los viejos cuentos de fantasmas “¡Miedo! ¡Horror! ¡Grande fue mi sorpresa!”. Además de la imaginación razonada, en Borges el fantástico sirve para discutir de poesía, del arte de la adjetivación, del amor, del universo. Otro elemento novedoso del fantástico argentino de los 40 tiene que ver con la forma. En la gran mayoría de los textos de la “Antología de la literatura fantástica” lo que importa son los argumentos, las ideas, la novedad en la inclusión de lo terrorífico, el final inesperado, el efecto. En Borges, en Bioy, en Silvina, muy distintos entre sí, la forma es fundamental; podríamos definir, junto con Borges, a ese fantástico como imaginación razonada y muy bien escrita.

Lecturas:
“La invención de Morel” de Adolfo Bioy Casares
“Antología de la literatura fantástica” de Adolfo Bioy Casares, Silvina Ocampo y Jorge Luis Borges
“El Aleph” de Jorge Luis Borges
“Kafka y sus precursores” de Jorge Luis Borges
“La noche boca arriba” de Julio Cortázar

Ejercicio de escritura:
Escribir un cuento que transcurra en el año 2023 en el que un elemento extraño altera la realidad.



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