El taller de narrativa: microrrelato
En su clase 28, los docentes Emilio Teno y Mariano Taborda analizan microrrelatos de Julio Cortázar, Ernest Hemingway, Luisa Valenzuela, entre otros escritores, para abordar este género narrativo breve que busca la máxima concentración posible del lenguaje.
Ernest Hemingway.
Por Emilio Teno y Mariano Taborda (*)
El microrrelato es el género menor de la narrativa. No solo por su contracción y brevedad, es menor por su prestigio. La novela a lo largo de la historia se posicionó como el género en donde ocurren los grandes textos. El cuento ganó reputación a partir del genio de Edgard Allan Poe y, en la literatura argentina, alcanzó su cénit en la obra de Jorge Luis Borges.
Hablar de microrrelato es pensar un género que pasa desapercibido, que no aplica a los grandes premios y reconocimientos.
El microrrelato es la porción mínima narrativa en la que se cuenta una historia. Parte de un argumento y, al igual que el cuento, de algo que está oculto. La denominación más precisa es microcuento pero vamos a mantener la más popular de microrrelato. Todo elemento que no es de vital importancia para la creación del efecto no debería estar. Es la concentración total.
Todo lo que el texto no desarrolla lo encontrará en la complicidad del lector: será este último el que repondrá los espacios vacíos. A continuación, algunos ejemplos y el análisis de su estructura y forma:
LA CARTA (Luis Mateo Diez)
Todas las mañanas llego a la oficina, me siento, enciendo la lámpara, abro el portafolios y, antes de comenzar la tarea diaria, escribo una línea en la larga carta donde, desde hace catorce años, explico minuciosamente las razones de mi suicidio.
Este microrrelato (en una única oración) tiene algo oculto: eso que se prepara con parsimonia y repetición es algo extraordinario, el suicidio. Se recompone la rutina del oficinista, el trabajo casi mecánico para que luego, en el final, aparezca el elemento de ruptura. Al igual que en el cuento, el efecto se produce por esa irrupción.
EL EMIGRANTE (Luis Felipe Lomelí)
-¿Olvida usted algo?
-Ojalá.
La brevedad máxima, solo cuatro palabras, y dos del título, para un microrrelato que queda latiendo después de la lectura fugaz. El título es el que da sentido, el que opera como irrupción. Ese que no olvidará y desea por olvidar es un emigrante.
TEMOR DE LA CÓLERA (Ah’med El Qalyubi)
En una de sus guerras, Alí derribó a un hombre y se arrodilló sobre su pecho para decapitarlo. El hombre le escupió en la cara. Alí se incorporó y lo dejó. Cuando le preguntaron por qué había hecho eso, respondió: -Me escupió en la cara y temí matarlo estando yo enojado. Sólo quiero matar a mis enemigos estando puro ante Dios.
Acá un ejemplo de cómo el microrrelato trabaja con arquetipos. Decir guerra y decir Alí alcanza siempre que el lector imagine el campo de batalla, la cercanía de los cuerpos en lucha, el sudor, la sangre. Y el nombre propio opera también como una geografía, estamos en Oriente Medio.
MENSAJE (Thomas Bailey Aldrich)
Una mujer está sentada sola en una casa. Sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros seres han muerto. Golpean a la puerta.
Si el microrrelato se para sobre la enciclopedia del lector, sin dudas los géneros populares son muy eficaces al momento de trabajar con el máximo de economía. Decir la nave, el asesino o la casa embrujada alcanza para que el lector recree en su imaginación toda su experiencia en la lectura de textos con otras naves, otros asesinos, otras casas embrujadas. El efecto en Mensaje se produce por el desajuste final: algo que está donde no debería haber nada. Dialoga con los cuentos de terror, con los cuentos de fantasmas.
SIN TÍTULO (Ernest Hemingway)
Vendo zapatos de bebé, sin usar
Hemingway fue un cultor de trabajar el cuento con lo mínimo por eso no es extraño encontrar algún microrrelato suelto. No necesitó titularlo, el despojo, la ausencia del título se corresponde con la ausencia del bebé. La frialdad del aviso o del cartel de venta contrasta con la historia terrible que no se cuenta pero que el lector logra imaginar.
Julio Cortázar.
CORTÍSIMO METRAJE (Julio Cortázar)
Automovilista en vacaciones recorre las montañas del centro de Francia, se aburre lejos de la ciudad y de la vida nocturna. Muchacha le hace el gesto usual del auto-stop, tímidamente pregunta si dirección Beaune o Tournus. En la carretera unas palabras, hermoso perfil moreno que pocas veces pleno rostro, lacónicamente a las preguntas del que ahora, mirando los muslos desnudos contra el asiento rojo. Al término de un viraje el auto sale de la carretera y se pierde en lo más espeso. De reojo sintiendo cómo cruza las manos sobre la minifalda mientras el terror crece poco a poco. Bajo los árboles una profunda gruta vegetal donde se podrá, salta del auto, la otra portezuela y brutalmente por los hombros. La muchacha lo mira como si no, se deja bajar del auto sabiendo que en la soledad del bosque. Cuando la mano por la cintura para arrastrarla entre los árboles, pistola del bolso y a la sien. Después billetera, verifica bien llena, de paso roba el auto que abandonará algunos kilómetros más lejos sin dejar la menor
impresión digital porque en ese oficio no hay que descuidarse.
El texto de Cortázar es más extenso que los otros ejemplos. Hay un desarrollo extraño, fragmentado. Dialoga con el cine, ya desde el título. Y la narración imita a los planos de la cámara: hermoso perfil moreno, así es cómo se filmaría en caso de realizarse ese cortísimo metraje. En el momento de máxima tensión, el narrador sigue lo que tomaría la cámara: la mano de él en la cintura de ella, mano de ella en el bolso, pistola en la sien.
ESTE TIPO ES UNA MINA (Luisa Valenzuela)
No sabemos si fue a causa de su corazón de oro, de su salud de hierro, de su temple de acero o de sus cabellos de plata. El hecho es que finalmente lo expropió el gobierno y lo está explotando. Como a todos nosotros.
En este último ejemplo, Valenzuela trabaja con el humor, con las frases populares para deslizar la crítica social aguda. El microrrelato, por su estructura, elocuencia y brevedad, muchas veces se parece al aforismo, al verso o incluso al chiste; pero el cuento es un cuento (dos historias, una irrupción, un efecto) con el mínimo de piezas en juego.
Luisa Valenzuela.
Lecturas:
Microrrelatos de Julio Cortázar, Ernest Hemingway, Luisa Valenzuela, Luis Felipe Lomelí, Ah’med El Qalyubi y Thomas Bailey Aldrich.
Ejercicio de escritura:
Escribir tres microrrelatos: uno de género policial, otro de terror y otro en el que el título complete el sentido.
(*) Instagram @tallerdenarrativamdp
[email protected]
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